Por Cecilia Sosa Es la única en toda
Latinoamérica y se dicta sólo en la UBA. Sus estudiantes tienen trabajo asegurado aún
antes de egresar. Se trata de la carrera de Técnico para Bioterios, que capacita
profesionales para manejar animales de laboratorio. Todo el mérito corresponde a Berta
Kaplún, una bióloga, farmacéutica y bioquímica de 81 años que fundó y dirige la
tecnicatura desde 1988. Los animales de laboratorio son la base de toda
investigación. Si están estresados arrojan datos incorrectos y la ciencia corre peligro.
En la carrera se enseña a cuidarlos, mantenerlos sanos y en equilibrio, asegura
Kaplún, que pasa gran parte del día entre las 68 jaulas de roedores que cría en la
Facultad de Ciencias Veterinarias. La carrera dura tres años y es compartida por esa
facultad y la de Farmacia y Bioquímica. Además, está por dictarse también en la
Universidad de la República, de Uruguay (ver recuadro).
La atención de los animales es como una terapia intensiva, no hay fines de semana
ni feriados, dice Kaplún, antes de subrayar que su gran pasión es la
enseñanza. La tecnicatura tiene treinta graduados y otros sesenta en camino. Para
incorporarse, hay que cursar un Ciclo Básico Común de sólo cuatro materias: Química y
Biología, además de Sociedad y Estado e Introducción al Conocimiento Científico,
comunes a toda la UBA.
¿Cómo surgió la carrera?
En Latinoamérica, un bioterio era cualquier sala donde se juntaran animales. Las
posibilidades de hacer ciencia estaban en peligro, porque el animal en cautiverio es la
base de toda investigación. Si el animal está estresado arroja datos que no sirven. Este
riesgo me hizo pensar cómo formar un técnico eficiente, tomando como supuesto las graves
carencias tecnológicas de los países en desarrollo. Y el resultado fue esta carrera, que
suple las deficiencias técnicas con seres humanos. Por eso, su programa y metodología
son únicos en el mundo.
¿Qué cuidados hay que tener para trabajar con animales de laboratorio?
El trabajo en laboratorio es insalubre, hay contacto permanente con virus y
radiaciones. Por eso, la prioridad es establecer una barrera sanitaria para garantizar la
salud del técnico y del animal. Los procedimientos de higiene son rigurosísimos. Es
obligatorio el uso de uniformes que no dejen nada de piel expuesta. Para manipular a los
animales cumplimos con cuatro r: reducción del número de animales, reemplazo
o búsqueda de alternativas para la investigación, refinamiento en el trato con el animal
y, el principal, la responsabilidad.
¿Con qué tipo animales trabajan?
Durante el 80 por ciento de la carrera se trabaja con roedores. En el último
cuatrimestre el modelo animal varía de acuerdo con la especialidad elegida: se usan
perros para estudiar circulación, gatos si se estudia barrera encefálica o monos si el
interés es la virología. Pero siempre se empieza por roedores, porque tienen una vida
media que permite seguirlos en cada una de las etapas de evolución. Además, el costo es
menor.
¿Qué posibilidades de inserción laboral tienen los egresados?
Antes de recibirse, los estudiantes ya tienen trabajo. Todo laboratorio público o
privado requiere un especialista para atender el bioterio. Y la eficiencia de nuestros
egresados la conocen bien los hospitales, clínicas y cátedras universitarias que los
emplean. Ellos reportan innumerables beneficios a los investigadores.
¿Qué destrezas debe adquirir el estudiante?
El técnico es el eslabón fundamental entre el investigador y el auxiliar. Debe
estar preparado para responder cuando el veterinario le pide, por ejemplo, 60 ratas de 60
días para estudiar una bacteria. Debe darle desde las soluciones químicas hasta el
instrumental necesario. En América latina no existe formación parecida.
¿Cómo está organizada la carrera?
Son 15 materias. La columna vertebral es Técnicas en Bioterio, que está en
formación. No existen ni químicos ni biólogos ni veterinarios queconozcan esta
especialidad. La aprendí en la Universidad de Columbia (EE.UU.) y la dicto junto al
equipo que formé, en la Facultad de Veterinaria. Las otras 14 materias se cursan en
Veterinaria y en Farmacia. Todos los profesores colaboran dando clase ad honorem desde
hace más de diez años.
Afuera no se consigue
Una de las grandes ambiciones de Berta Kaplún es lograr la difusión de la carrera. Por
eso, recorre el país y Latinoamérica llevando las técnicas que inauguró en la UBA.
Además de contribuir a la ciencia, esta carrera aporta soluciones a las carencias
de trabajo, asegura. Hace diez días concluyó en la Facultad de Ciencias Exactas,
un curso dedicado a investigadores especializados en animales de laboratorio. Hubo
más de 60 inscriptos el doble del límite fijado y la mayoría
extranjeros, dice, orgullosa, Kaplún. Entre ellos, Elsa León Cabaña y Marcelo
Fernández Lomónaco, veterinarios de la Universidad de la República de Montevideo.
Queremos abrir la carrera en nuestra universidad. En Uruguay no existe nada parecido
y hay muchísimos profesionales interesados, asegura Lomónaco. Cabaña apunta:
Muchas de las carreras trabajan con bioterios. Pero no hay ningún curso
especializado. Y enfatizan: Lo haríamos bajo la tutoría de Berta. En
Brasil, también ensayan las técnicas de Kaplún. Informes: división alumnos de la
Facultad de Ciencias Veterinarias, Tel. 4524-8413. |
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