|
A contramano del diagnóstico oficial, a medida que pasan los meses la recesión se intensifica. La construcción registró en julio la caída de actividad más severa de todo 1999. Fue un 16,1 por ciento inferior a la del mismo mes de 1998, y 8,7 puntos más baja que en junio último, tomando el dato sin la afectación de la variación estacional. Las expectativas de los empresarios del sector son mayoritariamente pesimistas. El 42,3 por ciento considera que en agosto la performance seguirá en declive, frente a apenas el 9 por ciento que espera el inicio de la recuperación. El 48,7 por ciento restante estima que la actividad seguirá estancada. La construcción, junto a ramas industriales como la automotriz y la alimentaria, son actividades que arrastran a otros sectores vinculados, por lo que si la locomotora se detiene, el impacto sobre el resto de la economía se multiplica. En ese sentido, en julio sufrieron abruptas caídas las ventas de insumos para la construcción. Las de asfalto fueron las más afectadas, con un descenso del 38,8 por ciento respecto al séptimo mes del 98. Después se ubicaron los colocaciones de ladrillos huecos (-29,9%), pinturas para la construcción (-15,6), pisos y revestimientos cerámicos (12,5), hierro para hormigón (-12,4) y cemento Portland (-8,7). El informe presentado ayer por el Indec señala que el fuerte declive de la construcción en julio obedeció, entre otras causas, al menor dinamismo en el inicio de nuevas obras. El dato es preocupante por una razón adicional. En mayo y junio pasados, la performance del sector había logrado escapar a la baja generalizada de otras actividades económicas. En esos meses, se produjeron incluso crecimientos del 3 y 1,6 por ciento, respectivamente. Pero en julio la construcción tuvo un bajón del 16,1 por ciento. Y de acuerdo a la opinión de la mayoría de los empresarios del sector, el escenario seguirá igual en agosto. En lo que va del año, la caída es del 6,1 por ciento respecto a los primeros siete meses del 98. El clima político y la crisis económica influyen directamente sobre la construcción. Por un lado, se postergan decisiones de obras hasta después de las elecciones. Ligado a ello, el acceso al crédito para el público masivo se ha restringido, a la vez que las elevadas tasas de interés desalientan los proyectos de inversión y compras de viviendas. Los permisos de edificación para obras privadas entre enero y julio bajaron un 18 por ciento en relación a igual período del año anterior. Esto refleja el clima de prudencia reinante entre los inversores privados, señala el informe del Indec. El personal ocupado en la construcción también viene disminuyendo. En el segundo trimestre, se desempeñaron en la actividad 268 mil personas, un 0,7 por ciento menos que las 270 mil del primer trimestre. Si bien en este punto la crisis no alcanzó la dimensión que tuvo durante el Tequila, cuando la ocupación cayó de 223 mil a 187 mil personas en el término de nueve meses, las perspectivas son desalentadoras. En la encuesta oficial realizada entre los empresarios del sector surge que el 43,6 por ciento considera que despedirán trabajadores en los próximos meses. El 44,9 por ciento admite que no contratará más operarios, y apenas el 11,5 por ciento anticipa mayor ocupación.
|