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HENRIQUE CAPRILES, DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS DE VENEZUELA
“Si Chávez nos disuelve actuaremos”

Tras la aceptación por la Corte Suprema del estado de emergencia, el Congreso es el próximo punto sensible. Aquí habla su titular, quien explica qué hará si el Huracán Hugo intenta arrasar con él.

Las intenciones de Chávez son la pregunta de todos, pero el jefe del Congreso es moderado.

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El País de Madrid
Por Juan Jesús Aznárez Enviado especial a Caracas

t.gif (862 bytes) Henrique Capriles es el presidente de la Cámara de Diputados de Venezuela y, probablemente, el político más joven de todo el mundo en ese cargo. Si la Asamblea Constituyente, salida de las elecciones del 25 de julio y encargada de sustituir la Constitución de 1961 por una nueva, decide la disolución del Congreso, éste no permanecerá indiferente. En una entrevista con este diario en su despacho del Palacio Legislativo, el presidente del Congreso anticipa su posición ante esa hipótesis: “Actuaremos”.
Capriles tiene 27 años recién cumplidos, pertenece al partido democristiano Copei, pero trabaja en la creación de una nueva fuerza política porque el 70 por ciento de los venezolanos tiene menos de 30 años, y el viejo orden nada les dice. A partir del mañana, los constituyentes abordarán el futuro del Poder Legislativo, que cohabita con la Constituyente y fue descalificado por el gobierno de Hugo Chávez como una prolongación del corrupto bipartidismo representado por Acción Democrática (AD), socialdemócrata, y Copei.
El abogado Henrique Capriles, moderado en sus planteamientos, se preparaba para ampliar estudios en Estados Unidos cuando fue captado para la política. Manifiesta respeto por la cruzada emprendida por el controvertido jefe de gobierno contra la corrupción o la justicia social, ideales que dice compartir, pero no cree que el futuro pueda forjarse destruyendo. Pese a los furibundos discursos de Hugo Chávez, sostiene, todavía no se ha vulnerado la legalidad vigente en sus aspectos esenciales.
—La mayoría de los venezolanos parece aplaudir la revolución en curso.
–Este país, a pesar de que hoy por hoy pueda estar muy animado con el presidente de la República, cosa que sería muy positiva para que todas esas reformas se lleven a cabo, se voltea rápido.
–La presidenta de la Corte Suprema, Cecilia Sosa, percibe que el Congreso apenas ofreció resistencia a su sustitución por la Asamblea Constituyente.
–El Congreso es político y la Corte, no. Tratamos de llegar a un arreglo para que el proceso se pueda dar en armonía. A veces, la resistencia por la resistencia, la confrontación, no tienen ningún sentido.
–¿Y si la Constituyente disuelve el Congreso?
–Si disuelven el Congreso, y ya algunos anuncian que van a tomar medidas contra el Poder Legislativo, ahí actuaríamos. Ahí sí.
–¿Cuál sería la reacción?
–Una reacción institucional. Los poderes constituidos mantendrían su carácter de constituidos hasta que la nueva Constitución, que deberá ser aprobada por los venezolanos en referéndum, los disuelva.
–Se complicaría entonces la cohabitación.
–Es obligatorio que haya un respeto. Hasta el momento, la relación con la Asamblea Constituyente es de cordialidad, pero hablo personalmente. Ha habido una posición de respeto absoluto de parte de la directiva de la Asamblea. Y diálogo. Ellos no me ven a mí como un factor de obstrucción. ¿Quién mejor que yo quiere que el país cambie cuando sólo tengo 27 años? Miquilena podría ser mi abuelo.
–¿Qué puede hacer el Congreso con una oposición tan debilitada?
–Tomar una decisión contraria a las atribuciones que se está tomando la Asamblea. La Asamblea se estará atribuyendo poderes que no tiene. Todos los cambios que quiere generar sólo se materializarán cuando se apruebe le nueva Constitución, no antes. ¿Y qué pasaría si el pueblo dice no a la nueva Constitución? –Difícil que ocurra, ¿no?
–Bueno, se ha dado en otros países. Yo me pregunto: ¿qué pasaría entonces después de haberse creado este vacío de poder?
–De hecho, las instituciones casi no funcionan como tales. Por ejemplo, la Corte Suprema o el Consejo de la Judicatura.
–El caso de la Corte y del Consejo de la Judicatura es otra cosa. La Corte, hasta ahora, está cumpliendo su función y tiene que cumplirla hasta el final, hasta que haya una nueva Constitución. Y vuelvo a lo mismo.
–Pero los magistrados están prácticamente destituidos.
–Para que aquí se pueda dar la destitución de los magistrados de la Corte Suprema eso tiene que colocarse en la Constitución, si es que se materializa. Antes no puede. Por eso la Corte tendrá que actuar si se da un hecho de esta naturaleza.
–Los hechos del gobierno son menos radicales que los discursos.
–Correcto.
–¿Es positivo o negativo lo que está ocurriendo?
–Lo veo necesario en la medida en que se produzca un resultado positivo. Una de las cosas que critico de la Asamblea es que hay algunos constituyentes que realmente no tienen ninguna visión del país, ni tienen las credenciales para estar ahí redactando una Constitución para un país. Hay un problema de nivel muy grande.
–¿Entonces?
–Si no hay esa visión de país en el grupo que va a redactar una Constitución, ¿cuál va a ser el resultado de todo esto? Ese es el gran problema, ésa es la gran incertidumbre.
–¿Están representadas en los trabajos constitucionales todas las fuerzas sociales de Venezuela?
–No, no lo están. Ese es otro de los problemas. Es una Asamblea hegemónica en la que muchos de los que se lanzaron para formar parte de ella su único aval era ser simpatizante del presidente. Nada más.
–¿Es posible la recuperación de la oposición, de los partidos?
–No de los partidos tradicionales. En Venezuela no va a registrarse un resurgimiento de los partidos tradicionales porque el país clama por fuerzas nuevas; en este caso, que exista una oposición distinta. Y la oposición no es construcción.
–¿Qué opina de Chávez?
–Siento respeto por él. Hay una relación muy cordial. Creo que muchas de las cosas que dice el presidente son ciertas. Yo también estaría dispuesto a acompañarlo en algunos temas, como son la corrupción y esa justicia social que todos esperamos tener algún día en Venezuela. Pero sí creo que tiene un problema muy grande.
–¿Cuál?
–Se ha hecho acompañar muy mal. Tiene un equipo de trabajo totalmente alejado de lo que son los nuevos tiempos, y creo que si verdaderamente quiere construir un país, la construcción no empieza por la destrucción, la construcción empieza por la transformación.
–¿Qué debería hacer?
–El presidente tiene que bajar el discurso porque la gente va a empezar a restarle credibilidad a ese discurso, porque en la práctica no se está materializando. ¡Ojo!, y gracias a Dios no se está materializando.
–¿Y la situación económica?
–Mal, Chávez está siendo un mal gerente.

 

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