Por P. Ch. El centenario de su nacimiento
encuentra a Borges en el máximo de prestigio e influencia al que un escritor del siglo XX
haya podido aspirar, dice la voz del periodista Patricio Lóizaga al comenzar el
documental Tributo a Borges que realizó con auspicio de la Secretaría de
Cultura de Nación. Junto a esa influencia proliferan también los homenajes. Y al pie de
tantos honores florecen las polémicas. En este caso por la denuncia de Lóizaga sobre
modificaciones al video realizado sobre idea y guión de su autoría y dirigido por Vanesa
Ragone. La versión que yo concebí no es la que la Secretaría de Cultura emitirá
el viernes 27 por ATC, a las 22, explica Lóizaga. Ni la que se verá en la
Universidad Nacional de Tres de Febrero, donde Lóizaga es profesor de Cultura
Contemporánea, el mismo día a las 19. Por su parte, Cultura de la Nación aseguró
anoche a este diario que en su accionar no hubo censura de ningún tipo. Como
productor del video, sostiene el organismo, es propietario del producto final y de los
derechos de la obra. Los cambios, dicen, son formales y fueron consensuados con los
realizadores. Lóizaga desmintió eso, en la entrevista con Página/12.
Realizado como un homenaje a su líder intelectual, según detalla el
periodista, el video concentra la palabra de varios intelectuales argentinos sobre Borges:
Beatriz Sarlo, Sylvia Molloy, Horacio Salas, Fermín Fevre, Israel Lotersztain, Sara
Facio, y la imprescindible en estos casos María Kodama, arriesgan allí un
acercamiento al mito. De la versión original fue cambiado el comienzo y el final. El
cierre, en la tumba de Borges en Ginebra, habría dado comienzo a la polémica.
¿Cómo surgió la idea de hacer este telefilm?
Encuentro en el lúcido escepticismo de Borges una orientación para comprender
contradicciones y paradojas de esta sociedad. Sobre él hay muchos equívocos. Entre ellos
el tema político: Borges fue antifascista, antinazi, antistalinista y antipopulista. Hoy
esta posición resulta obvia para muchos. Pero no en los años `30 frente al fascismo y al
nazismo. Ni los `60 y `70 respecto del stalinismo y del populismo. Así que me vi impelido
a realizar este homenaje. Primero hice una muestra de fotos en Buenos Aires, Madrid y
Nueva York. Luego se me ocurrió hacer el documental, sobre aspectos polémicos como el
político.
¿Solicitó entonces el auspicio de Secretaría de Cultura de la Nación?
Tengo la posibilidad de encontrar financiamiento en empresas privadas para esto,
pero cuando le comenté la idea a la secretaria de Cultura, Beatriz Gutiérrez Walker,
ella se entusiasmó y me convocó para que lo realizáramos dentro de las producciones
audiovisuales de la secretaría. Grabamos en Buenos Aires, Madrid, Nueva York y en
Ginebra, donde terminé el video original con una visita al cementerio donde está
enterrado Borges. En febrero lo presentamos en Nueva York y empezaron los inconvenientes:
antes de viajar me dijeron que la secretaría sugirió cambios. Me sorprendió porque
habíamos trabajado con mucha libertad. Pero Gutiérrez Walker no respondió a mis
llamados.
¿Qué tipo de cambios le sugirieron?
Que se dijera que era el homenaje del gobierno argentino a Borges, cuando es el
homenaje de un intelectual, hablando con otros intelectuales. No un video gubernamental.
La secretaría sólo lo financia. Y, entre otras, cosas que no podía terminar en Ginebra.
Cuando logré hablar con la secretaria, ella lo ratificó: Tiene que terminar en
Buenos Aires, Borges es argentino. No nos pusimos de acuerdo, y el día que se
inauguraba la Feria del Libro me enteré de que se va a proyectar una nueva versión.
¿Por qué cree que se indicaban esos cambios?
Quizá por un rebrote nacionalista. A mucha gente le irrita que Borges haya elegido
morir en Ginebra, y la secretaria no quiere que esto quede como pack final. Pero es la
realidad, y si quieren otra cosa que hagan otro video.
¿Cuáles son los cambios que realizaron?
Alteraron el principio y el final. Para el final tomaron un fragmento de una
película de Ricardo Wullicher, Borges para millones, que es excelente, pero fragmentada y
sacada de contexto no funciona. Aparece Borges diciendo un poema y equivocándose. Luego
un amanecer en Buenos Aires. Fin. Suprimieron aclaraciones como el hecho de que es un
homenaje de un intelectual que no pretende representar a nadie. Yo lo que digo lo digo por
mí, no represento a la sociedad ni a la comunidad cultural, ni al gobierno argentino. La
naturaleza del film hace necesario aclarar esto.
¿Cuál fue su reacción al conocer los cambios en el documental?
Al principio tuve dudas en manifestar todo esto, que puede ser visto como un acto de
censura, porque en este país la censura estuvo ligada a desapariciones y torturas, hechos
gravísimos, y no quiero ponerme en víctima por respeto a la gente que sufrió gravemente
la censura. Pero si acepto que una funcionaria del Estado intervenga en los contenidos de
una creación por el hecho de financiarla con dinero público, permito establecer un
precedente también grave. No quiero personalizar contra ella, pero tienen que entender en
Cultura que, si hicieron otra versión, tienen que aclarar que sólo la idea original es
de Patricio Lóizaga, ya que si modifican los contenidos no me los pueden endosar a mí.
Reeditan sin que yo intervenga en el corte, y ésa no es mi idea original. En esto hay que
poner un freno.
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