Por Eduardo Fabregat El tipo aparece a menudo en
Volver, en títulos como Siempre te amaré u Operación Rosa Rosa. Películas tan livianas
como aquellas en las que se autoinmoló Elvis Presley, vehículos de argumento leve para
que la estrella cante sus canciones. No puede decirse que sea una cara bonita no en
el estilo de un Leo DiCaprio, al menos, pero es indudable que un leve temblor de
esos labios gruesos puede hacer delirar, aún, a millares de mujeres. Eso, sin embargo,
pertenece a la etapa establishment de Sandro de América, el Gitano, el hombre que en la
intimidad es Roberto Sánchez. Antes, Sandro obtuvo el título de Primer Rocker Argentino,
a través de sus primeras canciones junto a Los De Fuego, Hay mucha agitación
y Las noches largas, de comienzos del 64. Después, sobre todo a partir
de los rituales establecidos con sus seguidoras desde el escenario, a Sandro se lo tildó
de grasa en más de un ambiente. Lo cual no impide que sus retornos al Gran Rex
signifiquen cada vez un nuevo record.
El medio rockero, en tanto, siempre mantuvo una relación algo distante. En los 60 y
tempranos 70, el verdadero enemigo era el actual candidato a la
vicepresidencia, Ramón Palito Ortega, supuesto rival artístico de Sandro. En
el medio, estaba el romántico intelectual, Leonardo Favio, quien al tiempo se las
arreglaba para hacer un cine que poco tenía que ver con su música. El revisionismo
histórico que arreció en el trigésimo cumpleaños del rock argentino se permitió darle
a Sandro un lugar que no tenía que ver con el desdén o la indiferencia. Y hoy, con
Tributo a Sandro - Un disco de rock, la ecuación se vuelve homenaje: diez grupos y
solistas argentinos, y tres latinoamericanos, tomando las canciones y adaptándolas a su
ideario artístico.
Lo quiera o no, para la generación rockera Sandro es algo así como un referente. No por
el propio interés, sino porque más de uno de los participantes en el disco seguramente
debe haber crecido con una madre o una hermana mayor que gastaba a conciencia los vinilos
del Gitano. Al respecto, hay un dato fundamental: seis de los simples 45 RPM firmados por
él superaron el millón de copias vendidas. Y entonces no extraña que en este Tributo
aparezcan los seis, elegidos por los músicos de acuerdo a sus intenciones, pero
seguramente porque los llevan al menos en el caso argentino bajo la piel:
Porque yo te amo (Los Fabulosos Cadillacs), Una muchacha y una
guitarra (Bersuit Vergarabat), Penas (Aterciopelados, de Colombia),
Mi amigo el puma (por los mexicanos Molotov), Así (de la chilena
Javiera Parra) y Penumbras, por Bel Mondo.
Esta clase de homenajes son de por sí desparejos, marcados por los aciertos o desaciertos
de los participantes. Sin embargo, el Tributo a Sandro consigue un nivel homogéneo, en el
que apenas podría objetarse el tono excesivamente deformante de Bel Mondo y la versión
de Molotov, cuyas frases (Pero tu amigo el puma es un pinche mamón;
Este es mi amigo el Pomo) hacen pensar más en una parodia por encargo que en
un homenaje, como sucedió en su Rap, soda y bohemia para el tributo a Queen.
Después de todo, se hace difícil pensar que los deslenguados mexicanos puedan tener
algún vínculo real con los temas que suenan en Volver.
Los argentinos, en tanto, se dan sus gustos. Resulta francamente disfrutable escuchar a
Ricardo Mollo cantando los versos de Tengo, sobre todo porque lo hace con
evidente placer. En cuanto a lo musical en sí, basta imaginarse a la Aplanadora del Oeste
endureciendo aquel hit de los 70. Los Cadillacs se entregan a una versión lounge y
dulzona, en la que Gabriel Fernández Capello pone el acento en aquella veta sufriente de
Sandro. Attaque 77, un grupo ya experto en traducir al punk rock canciones de todos los
ámbitos, baja en dos minutos su Dame fuego con solvencia. Con buen olfato,
León Gieco el único realmente contemporáneo de Sánchez- elige Si yo fuera
un carpintero, eliminando el riesgo de sonar demasiado forzado en un material algo
ajeno. Erica García y Los Visitantesle ponen guitarra y adrenalina rockera a Quiero
llenarme de ti y Trigal, respectivamente, mientras que Virus (en otra
elección atinada) le pone swing al añejo Atmósfera pesada. Los Caballeros
de La Quema, por su parte, producen un curioso cruce entre Rosa, Rosa y...
¡Mejor no hablar de ciertas cosas!
No estaría nada mal sentarse con el mismísimo Gitano convertido desde hace tiempo
en un personaje más allá de todo para proceder a una audición de aquello que los
rockeros piensan musicalmente de él. Al cabo, un homenaje del rock a Sandro no resulta
contradictorio. Más allá de las concesiones al establishment, Roberto Sánchez supo
darse el gusto de noches largas, guitarras, mujeres hermosas y autos veloces. A veces vale
recordar que el sueño del rock comenzó precisamente con eso en mente.
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