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El dueño de una financiera de la city porteña sufrió ayer lesiones severas en tres dedos y heridas menores en diversas partes del cuerpo al estallarle en las manos una carta-bomba. El explosivo estaba adentro de un sobre, que había llegado la tarde anterior a la portería del edificio donde funciona la firma. El hombre, de 65 años, fue operado de urgencia en el Sanatorio de la Providencia para reconstruirle los dedos afectados y se encuentra fuera de peligro. Anoche, efectivos de la Brigada de Explosivos y Criminalística de la Policía Federal realizaron pericias en la oficina del prestamista y secuestraron el sobre del atentado. Según destacó el subcomisario Roberto Verdini, de la comisaría 3ª, sería el primer hecho de esta naturaleza que ocurre en la ciudad de Buenos Aires. No recuerdo un caso igual, indicó. Una de las hipótesis de los investigadores es que el móvil de la carta-bomba sea un ajuste de cuentas. Faustino López Tejeiro, portero del edificio ubicado en Viamonte 867, relató ayer que en la tarde del martes recibió tres sobres dirigidos a Juan Banda, titular de la firma Fuente Inversora S.R.L., que ocupa las oficinas 406 y 409, en el cuarto piso. Dos de ellos eran blancos y uno marrón, de papel madera, que sería el que contenía el explosivo. Ninguno de los tres le llamó la atención. Los blancos parecían cartas documentos que venían de vuelta y el otro, no era demasiado grande ni pesaba más que la correspondencia que llega habitualmente para esa firma, describió. Alrededor de las 9 de ayer, López Tejeiro entregó los tres sobres. Una hora y media después, el prestamista ingresaba al sanatorio, en Tucumán 1863, con lesiones severas en tres dedos de la mano derecha y esquirlas en la cara, el tronco y los miembros inferiores, según el informe del director médico de la clínica, Daniel Sporn. Abrió un sobre y le explotó, precisó a Página/12 el subcomisario Verdini. En ese momento, Banda se encontraba acompañado por su esposa, quien también trabaja en la financiera. Lo llamativo del caso es que ningún otro ocupante del edificio escuchó ninguna explosión. Por la tarde, peritos de la Brigada de Explosivos de la Policía Federal registraron la oficina y secuestraron un sobre de tamaño oficio de papel madera con restos de explosivos, según informó el comisario Néstor Fernández, titular de la comisaría 3ª a cargo de la investigación. El sobre dijo no tenía remitente ni contenía ninguna carta en su interior y llegó por correo privado. Fernández evitó precisar si la dirección del destinatario estaba escrita en letra cursiva o a máquina. Banda llegó por sus propios medios al sanatorio, donde fue sometido a una operación de microcirugía para reconstruir los dedos lesionados por el explosivo. Las heridas en el resto de su cuerpo no eran de gravedad. El prestamista quedó internado. En cuanto su estado de salud se lo permita, le tomaremos declaración, informó el subcomisario Verdini. El caso quedó en manos de la jueza de instrucción Nº 44, Alicia Mercedes Iermini. Fuente Inversora S.R.L. ocupa las oficinas 406 y 409 desde hace aproximadamente dos años, informó el encargado del edificio. La firma no figura en la cartelera colgada en la planta baja con el nombre de los ocupantes de las otras oficinas. No manejamos ninguna hipótesis, tenemos que ahondar más en la investigación. El lugar era visitado por una cantidad de clientes importante, se limitó a señalar Fernández. Sin embargo, según pudo saber este diario de fuentes cercanas a la pesquisa, una de las líneas de investigación es un ajuste de cuentas como móvil del atentado.
DOS VIUDAS COBRAN LA MISMA PENSION La
noticia la sorprendió, dijo. Su pensión por viudez se redujo, de repente, y después de
once años, casi a la mitad. Entonces, primero se quejó ante la Administración de la
Seguridad Social (ANSeS) y luego inició los trámites ante la Justicia cordobesa y
denunció a la ANSeS por lo que creía era una mala maniobra de la entidad previsional.
Pero su sorpresa fue mayor cuando conoció el fallo judicial: la ANSeS no había cometido
ilícito alguno. Su marido con el que había estado casada 42 años era
bígamo y la otra mitad de la magra pensión la estaba cobrando la primera mujer, de la
cual nunca se había divorciado.
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