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Se llama Eduardo Antonio Escudero, tiene 48 años y fue chofer de la empresa Almirante Brown. Ahora es el principal sospechoso del atentado contra el micro de esa compañía en el que murieron carbonizadas 13 personas. Escudero fue detenido el martes por la noche en Rosario, tras ser reconocido en una foto por una mujer como el hombre que colocó el bolso en el baño del ómnibus. Trabajó en la empresa entre noviembre del 98 y abril del 99: lo despidieron luego de un accidente que protagonizó en la zona sur de Rosario. Según las hipótesis que se barajan en la investigación, sin embargo, sería apenas el autor material de una operación ideada por otros. De lo que no caben dudas ya es de cómo se originó el fuego: Página/12 tuvo acceso al resultado de las pericias realizadas por Gendarmería Nacional. Allí se establece claramente que en el bolso colocado en el baño del micro había dos contenedores plásticos con sustancias que garantizaban una rápida expansión del fuego (ver aparte). A pesar del hermetismo oficial, trascendió que en la noche de ayer la principal testigo de la causa, la salteña Fany López, se encontraba en el edificio de los Tribunales para hacer el reconocimiento personal del imputado, que ya había sido identificado en una fotografía por la mujer como quien puso el bolso en el baño del micro, provocando el incendio en sólo siete minutos. El testimonio de López coincidió con el encargado de la limpieza, Nelson Díaz. Ambos vieron el bolso, del que salía humo. Antes de que alguien pudiera apagarlo, el incendio se había comido el ómnibus y la vida de trece personas. La calma de la familia Escudero se vio alterada la noche del martes cuando una brigada de las Tropas de Operaciones Especiales llegó hasta la vivienda Fonavi que habitan en Biedma 5751, tercer piso departamento B, en la zona sur rosarina. Lo que hicieron con mi marido es una bestialidad, porque entonces tendrían que haber detenido a todos los ex choferes de la empresa, dijo Ana, la mujer del detenido, a Página/12, y aseguró que anoche (por el martes) vinieron a mi casa, hicieron una requisa, me revolvieron todo y se llevaron a mi marido. De igual modo la mujer reveló que no pudo hablar con su esposo desde que lo detuvieron, así que no sé qué está pasando. Las TOE llegaron para buscar solventes, gasoil, bidones de querosén o estopa, pero todo fue negativo asegura la mujer, quien dice tener un certificado que prueba el resultado del allanamiento. Nerviosa, la mujer de Escudero explicó que a mi esposo lo despidieron en abril (de la empresa Almirante Brown), por un accidente que tuvo en avenida Circunvalación, cerca del barrio Las Flores, y aseguró que desde ese entonces sobrevivía haciendo algunas changas, manejando los colectivos de distintas empresas de turismo de la zona. Según la mujer, recién a los tres días del choque le enviaron un médico de la empresa para saber cómo estaba y entonces le pidieron que renunciara porque no querían pagarle indemnización. Sin embargo, ante la negativa del trabajador, la empresa terminó llegando a un arreglo con Escudero, que según su esposa no lo conformó demasiado. Fuentes de la empresa confirmaron a este diario que habían despedido a un chofer tras el accidente, pero estimaron poco probable que un antiguo empleado pudiera haber cometido el atentado. Quedamos en buenos términos con nuestros empleados, dijeron (ver aparte). En fuentes de la investigación, sin embargo, no se apuntaba tanto a una revancha personal como a una vinculación con la guerra entre empresas para dominar el corredor norte. Según esta hipótesis, el atentado sería una advertencia a la empresa Almirante Brown, que en pocos años creció notoriamente y logró competir con algunos peso pesados del transporte de pasajeros. Ayer la vigilia periodística fue intensa tanto en el edificio de los Tribunales rosarinos como en la Jefatura de Policía, donde se esperó infructuosamente que apareciera el jefe provincial comisario Jorge Bordón,a quien se mencionaba como único autorizado para brindar información oficial del caso. Arreciaban las versiones de allanamientos en distintos puntos del país, pero no pudieron ser confirmadas. Finalmente, a las 22.10 la jueza de instrucción Alejandra Rodenas se retiró del edificio de Tribunales sin formular declaraciones. Mientras por una puerta lateral se escabulló el jefe de las TOE, comisario Víctor Sarnaglia, que al ingresar una hora antes se disculpó ante la prensa argumentando que si hablo me cortan la cabeza.
SE PROFUNDIZA LA HIPOTESIS DE LA GUERRA DE
EMPRESAS Por Alejandra Dandan Los
resultados de las pericias que constataron la línea del atentado, profundizaron en
paralelo una de las principales hipótesis sobre el móvil: la guerra entre empresas de
transporte cuyo destino es la zona norte del país. Página/12 pudo averiguar que el
atentado ocurrió mientras la empresa alista una flota de ómnibus para habilitar una
nueva traza: Santa Cruz de la Sierra. Almirante Brown ganó una licitación que la
habilitó hace 90 días a ingresar directamente con sus ómnibus a territorio boliviano.
Hasta ahora, y desde hace un año, sólo Flecha Bus hacía ese recorrido que a partir de
la próxima semana dejará de contar con servicios diarios por la poca afluencia de
pasajeros.
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