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SAMANTHA FARJAT CONTO COMO PLANTARON LA DROGA PARA HACER CAER A TARANTINI
Con la felicitación de Bernasconi

“Las felicito, chicas, ya pueden irse”: ésas fueron, según relató Samantha, las palabras del juez después de que la policía detuviera a Tarantini con la droga que le habían colocado. La guerra con Schlagel.

Samantha se vistió de fiesta para enfrentar a los jueces y al público en su declaración.
Habló a lo largo de diez horas y se permitió una venganza contra el ex secretario Schlagel.

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Paralítico: “Diamante siempre decía que tenía 24 muertes y media, porque uno quedó paralítico, y que no le iba a costar nada agregar dos más”, dijo Samantha.


Por Horacio Cecchi y Eduardo Videla

t.gif (862 bytes) Trajecito de blazer y mini de terciopelo negro: Samantha Farjat apareció ayer producida para rendir examen y revertir la imagen ante los jueces que dos días antes la habían reprendido severamente por alterar el orden en la sala. Ayer fue su turno para declarar en el juicio que la tiene como una de las imputadas en el caso Coppola II. Y lo hizo durante casi diez horas de indagatoria. Muy minuciosa, describió cómo después de plantar la prueba para el allanamiento contra el Conejo Tarantini arribó el cuestionado juez federal de Dolores. “Bernasconi llegó sonriente y nos dijo: `Las felicito, chicas, ya pueden irse’.” También relató las presiones y amenazas que sufrió de parte de los ex policías de elite, y el pago de 1100 pesos que le exigieron. Sólo una vez no pudo contener su genio desbordante. Fue cuando, lo más sutilmente que pudo, se tomó venganza contra el ex secretario Roberto Schlagel que el día anterior la había considerado una prostituta, y deslizó una mención nada sutil de su vida extrajudicial.
Traje negro de terciopelo, medias grises transparentes, zapatos negros de charol de taco alto y plateado, remera top de hilo de seda gris con lacitos de satén en el escote, boa de chenille gris abrazándole el cuello, y novio empresario alrededor de la cintura. Así apareció ayer Samantha. Discutió con la custodia de la sala hasta lograr que su pareja tuviera un lugar. “Si no, no puedo declarar porque me pongo nerviosa”, se plantó. Después, se sentó frente al tribunal, pidió permiso para tener un machete al que llamó “ayudamemoria” y se largó a hablar consciente de que todas las miradas caían sobre ella.
Unas veces con lagunas, otras con detalles, explicó cómo, a partir de la detención de su ex novio, Héctor “Yayo” Cozza, el 3 de octubre del ‘96, entró en contacto con los policías Dani Diamante, Carlos Gómez y Tony Gerace. Primero, al llamar al celular de Yayo, que fue atendido por Diamante. Después, con las recomendaciones de Gómez para que se “tranquilizara” y fuera a Dolores, donde se podría encontrar con su pareja detenida. Recordó cómo, junto con su amiga Julieta La Valle, el primer día de hotel en Dolores “lo pagamos nosotras. Después, no sé, habrá sido la policía, porque yo estaba contra mi voluntad –aseguró–. Me tenían secuestrada”.
El interés del tribunal giró hacia el motivo del contacto con los policías: “Yo quería que liberaran a mi novio. Ellos nos propusieron en un bar que colaboremos porque podían detenernos y nos podían colocar droga en cualquier momento. Diamante siempre decía que tenía 24 muertes y media, porque uno quedó paralítico, y que no le iba a costar nada agregar dos más”. “Me tenían secuestrada”, dijo en otro momento, refiriéndose al trío de elite, mientras los ex policías de Bernasconi sonreían haciendo gestos de no entender nada. La intención de los policías, según Samantha y coincidiendo con la fiscalía, fue la de “plantar drogas para agarrar a Tarantini. Nosotras decidimos colaborar. Teníamos mucho miedo y no teníamos opción”.
Samantha describió el operativo de plantado de pruebas que finalizó con el allanamiento del departamento de Natalia De Negri, donde se encontraba Tarantini, y que constituye un elemento clave en la acusación fiscal. “Nos encontramos en el bar de Soler y Coronel Díaz. Estaban Gerace, Gómez, Oscar Pinco, un periodista que vivía en el despacho de Bernasconi, alguien que le decían ‘el Chino’ y Claudio Vega –un policía del equipo–. Gómez le dio a Julieta una bolsita de cocaína y a mí tres papelitos. Los pusimos detrás de un mueble y en un sofá de dos cuerpos, en lo de Natalia. Cuando llegaba Tarantini, les avisamos y ellos hicieron el allanamiento. A Tarantini lo tiraron al piso y Diamante lo golpeó mucho. Después le puso un tubito con cocaína dentro del pantalón, mientras él gritaba que no le pusieran nada”, aseguró, mientras Conejo se retiraba de la sala con los ojos llorosos.
Varias veces, Samantha mencionó a Bernasconi, pero dos o tres le apuntó directamente: “Durante el allanamiento, salimos con Julieta al pasillo.Llegó Bernasconi. Estaba sonriente y nos dijo: `Las felicito, chicas, pueden irse’”. La segunda, correspondió a uno de sus pasos por el juzgado. “Nos dijo que faltaba agarrar a Coppola, que vendía droga al exterior. Después, Schlagel redactó el acta donde denuncié a Coppola, aunque yo le dije que no me constaba. Igual firmé lo que él quiso poner y que yo nunca dije. No tenía opción.” Otra: “Gerace manejaba el auto de Bernasconi, que venía borracho”.
Los jueces también se interesaron por otra presunta prueba fraguada: el caso de Alejandro Federico, que debía ser contactado por las chicas, pero que nunca fue hallado, y por el pago de 1100 pesos “para comprar pastillas para los operativos y no sé para qué más. Yo hacía lo que me decían. Si había que pagar, pagaba. Si había que hacer cualquier cosa, la hacía”. Durante la audiencia, al leerse las escuchas telefónicas al celular de Yayo, en poder de Diamante, en reiteradas ocasiones se sobreentiende que no sólo con dinero pagó Samantha. El resto: una extensa descripción de presiones policiales que, según se interpretara, podrían evidenciarse en formas sutiles y no necesariamente amenazantes: “Mi amorcito”, “Sami”, “sos lo único que me importa” o “te quiero proteger”, fueron términos utilizados con frecuencia por Diamante.
En la mayor parte de las ocasiones, Samantha no fue recíproca, y cuando lo fue, dejó lugar a que se pensara que, de todos modos, qué otra posibilidad le cabía. Una evidencia: poco antes de que a Yayo le dictaran la preventiva y cuando su libertad, prometida por los policías como canje del operativo no se cumplía, se registró un diálogo. “¿Y lo de Yayo?”, preguntó Samantha. “¿Qué Yayo?”, contestó Diamante. “¿Cómo qué Yayo?”, insistió indignada. Y él: “Llamáme cuando la cabeza se te enfríe”.

 

Las escuchas del rating

Diamante, Gerace y Gómez aparecieron en la habitación del hotel donde se alojaban Samantha y Julieta, según declaró ayer la primera de ellas. “Gómez vino con una botella de champagne. No queríamos que se quedaran, pero Gerace se quedó a dormir con ella y yo salí a dar vueltas con Diamante.” A partir de entonces, en el celular de “Yayo”, pero que estaba en poder de Diamante, se escucharon las más insólitas situaciones.
“¿Estás con tu mujer?”, le preguntó Gómez al llamar al celular una mañana, y refiriéndose a Samantha. “¿Sabés cómo funciona un hidromasaje?”, le preguntó Diamante a su colega. “Metéte en el agua y que ella la sople”, recomendó Gómez. Después de un intercambio de opiniones laborales, se oye la voz de Diamante que insiste “Che, Carlitos, o me baño o me ahogo”.
“¿Hacemos el amor hoy?”, preguntó Diamante, otro día. “Pero yo pregunto, ¿hacemos todo completo?”, insistió. “Venite a las 12 y media, una (de la madrugada)”, le dice ella. “¿A esa hora?” Y ella: “¿No aguantás hasta esa hora?”. Y otro día: “¿Sabés una cosa, te reamo”, le confesó Diamante. “Ese osito que me diste no me gustó y casi lo ahorco.”
También Diamante pareció revelar un triángulo amoroso cuando en otra ocasión la transcripción de los diálogos telefónicos no describe palabras sino que simplemente menciona: “Diamante conversa con Samantha con un tono romántico. Después Samantha le pasa el celular a Julieta La Valle. Diamante y Julieta mantienen una conversación en un tono similar”.


La noche que cambió todo

Un influyente comisario de la Maldita Policía y un abogado de la SIDE formaron parte de la trama que llevó a Samantha Farjat y Julieta La Valle hasta el juzgado federal de Roberto Marquevich, en la madrugada del 28 de octubre de 1996, y permitió la declaración que dio vuelta la historia del caso Coppola. El comisario es Mario Naldi, jefe de la División Narcotráfico de la Zona Norte. “Nos estaba esperando en la esquina del juzgado, a las 12.30 de la noche”, relató la imputada. El abogado es Guillermo Alberdi, amigo de Héctor “Yayo” Cozza y portador del casete donde Samantha y Julieta La Valle contaban las presiones y amenazas por parte del grupo de elite del juez Hernán Bernasconi.
“Grabamos ese casete porque, si nos llegaba a pasar algo, ahí estaba toda la verdad”, argumentó Samantha. Para mayor seguridad, le confió la cinta a Alberdi. El mayor interesado en ese material, por ese entonces, era Mariano Cúneo Libarona, abogado de Guillermo Coppola: allí se decía sin medias tintas que la causa contra “Guillote” había sido armada por Bernasconi. ¿Cómo le llegó ese material al abogado? La propia Samantha se cruzó con Cúneo en el programa “Hora Clave” y le comentó: “Tengo grabado un casete, ponete en contacto con el doctor Alberdi”. Fue el 24 de octubre. Tres días después, las chicas aprovecharon uno de los pocos momentos en que los policías las dejaban solas: llamaron a Alberdi, que las fue a buscar a Dolores. Esa misma noche se entrevistaron con Cúneo en la confitería Tabac, de Coronel Díaz y Libertador. Allí estaba “Coco” Ballesteros, lobbista y colaborador del abogado. Después de unos llamados telefónicos, todos partieron hacia San Isidro.
Naldi los esperaba en las esquina y en el juzgado esperaban dos secretarios. Marquevich llegó a las 5 de la mañana. Ante ellos, Samantha y Julieta denunciaron que recibían presiones de los policías de Bernasconi para declarar contra Coppola y Tarantini. Esa denuncia terminó con Schlagel, Diamante, Gerace y Gómez tras las rejas.
Meses después –relató Samantha– Diamante la convocó desde la cárcel. “Su abogado me propuso cambiar mi declaración”, dijo. Pero las cartas ya estaban echadas: la joven denunció la nueva presión ante el juez Adolfo Bagnasco.


La guerra, de Mauro Viale al tribunal

Además del enfrentamiento de estrategias de los diferentes acusados, desde el primer día de juicio se evidenció una guerra no siempre sorda y que tiene su historia vieja. Guerra extrajudicial, que no compromete definitivamente el futuro fallo del tribunal, pero que sí empapa el ambiente de la sala y todo lo que la rodea de un espeso caldo de odios y venganzas. No sólo Samantha y Julieta no se llevan con Diamante, Gerace y Gómez, ni mucho menos con Schlagel, y viceversa, sino que unas y otros se encargaron de demostrarlo.
“Yo nunca hubiera permitido que en mi casa entrara una prostituta”, declaró el martes el ex secretario. Julieta no soportó el insulto. En la sala se escuchó cuando su vocecita expresó “¡Enano de mierda!”. El presidente del tribunal, Guillermo Gordo, la reprendió y ella, en voz baja dijo: “Es un enano hijo de puta”. Gordo la echó de la sala. Después siguió la fase espejito del baño, con dedicatoria a Schlagel en lápiz labial. Pero Samantha no había intervenido. Hasta ayer, en que descargó su venganza: “El doctor Schlagel mantenía una relación con un rubiecito del juzgado”, sugirió ella. “Un día, este chico se incrustó con su auto en una vidriera de Dolores y Schlagel lo salvó, le evitó todos los problemas. Bueno, yo por mi novio hubiera hecho lo mismo.”
Cuando Gordo le preguntó quién estaba en la casa de Bernasconi, además del juez, cuando fue llevada por Gerace, Samantha pensó y respondió: “¿Quién estaba?... el perro y emmmhhh... el secretario”. Pero no todo terminó ahí. Al cierre de la audiencia, tocaba el turno de las preguntas del fiscal y los abogados. Samantha respondió prolijamente a las del fiscal, a las de su abogado, y a las del defensor de Emilio Azzaro. Pero cuando llegó el turno de los letrados de los tres policías de Bernasconi se negó a responder. “Ellos no declararon y no le dieron la posibilidad a mi abogado”, dijo. También hubo para Schlagel: “El me faltó el respeto, y no respondió ni mu”.

 

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