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"Es mejor una rebeldía equivocada que una adaptación sometida." La frase resonó en un aula de la Escuela Normal Superior Nº 1 repleta de alumnos de sexto grado, y generó miradas de estupor entre el puñado de maestras presentes. La que hablaba no pertenecía a ningún grupo juvenil anarquista. Era la psicoanalista Eva Giberti, destacada investigadora en temas vinculados con la niñez y la adolescencia. Como ex alumna del Normal Nº 1, Giberti fue invitada a contarles a los chicos cómo era la vida escolar cuando ella llevaba el guardapolvo blanco en ese mismo colegio, hoy centenario. Y sus recuerdos sorprendieron a chicos y a docentes. --¿La pasabas bien en el colegio? --quiso saber uno de los alumnos, suponiendo que la respuesta era cantada, teniendo en cuenta que su interlocutora era profesora universitaria, autora de diversos libros, como acababa de escuchar minutos antes, cuando una compañera suya había hecho una breve reseña de su trayectoria. --¿Qué querés que te diga? --lo desconcertó Giberti. --Pienso que sí --intentó adivinar el chico, cada vez más intrigado. --Pensás mal. No la pasaba bien en la escuela porque no me entendía con una disciplina que me impedía correr en los recreos, subir las escaleras centrales del edificio y pasar por ciertos corredores, y que no concebía que una nena de 7 años fuera inquieta --contestó, y recordó los castigos que recibió por no acatar las reglas escolares--: "Cuando estaba en primer grado inferior pasé muchas mañanas en penitencia, sentada en una sillita pequeña en el frente del aula, pegada al pizarrón", describió la autora de los fascículos de Escuela para padres. Los hijos del tercer milenio, Hijos del rock y Sexualidad de padres a hijos, entre otras obras. "Tenía causa para ser rebelde porque pensaba que la autoridad era excesiva. Igualmente, pienso que vale más una rebeldía equivocada que una adaptación sometida", concluyó. Tan mal la pasó Giberti en las aulas del Normal Nº 1, que desde el día que egresó a mediados de la década del '40 --luego de catorce años de estudio-- no había vuelto a pisarlo. "Creo que la rigidez de la disciplina que padecí aquí adentro tuvo que ver luego con la idea de escribir Escuela para Padres años después. Pero debo aclarar que agradezco a este colegio las ventajas de un estilo de estudio riguroso", confió la psicoanalista a Página/12, al finalizar la charla. Giberti volvió a la escuela a pedido de su nieta Mercedes Invernizzi, una de las alumnas de sexto grado. --Rescató el estilo de aprendizaje severo que acompañaba el sistema disciplinario rigurosísimo que usted padeció. Con la flexibilización de las normas de conducta en las escuelas, ¿se perdió la disciplina en el estudio? --Esta es una zona de riesgo. Se va a la escuela a esforzarse, y no a divertirse: los chicos tienen que ir a frustrarse porque no entienden o "no les sale" algo y al mismo tiempo a pasarla bien. Pero no se va a la escuela sólo a pasarla bien. --¿Es un concepto que se ha distorsionado? --Es un concepto distorsionado que tienen actualmente los chicos, muchos padres y alguna persona del magisterio, porque veo que muchas veces cuesta plantear en las aulas esta disciplina de estudio. ¿Qué quiere decir disciplina? Hay tres versiones para definirla: la primera se refiere al ordenamiento para aprender y estudiar; la segunda, está centrada en el orden y la autoridad: portarse disciplinariamente tiene que ver con no desordenar. Y la tercera, corresponde al látigo de tres puntas que se usaba en los conventos del medievo. Tengo la impresión de que con tal de no ser rígidos en el sentido del orden, se cae en la indiferencia acerca de la disciplina como organización del pensamiento. --¿Se ha perdido la disciplina en el estudio? --Me parece que sí. No tengo evidencias estadísticas, pero leo los diarios y cada vez que se hacen evaluaciones de lo que se aprendió en la primaria y la secundaria, la gente pone el grito en el cielo. Una cosa es que el alumno le diga "che" al profesor --que es quebrar la disciplina tradicional de la distancia, y no es grave-- y otra, que no sea capaz de estudiar porque no aprendió que si va a la escuela es porque hay algo que tiene que aprender.
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