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MIENTRAS SE TIROTEABA UN LADRON ATROPELLO A CUATRO PEATONES Y CHOCO DOS AUTOS
Viernes negro en el barrio Once

En su huida, un asaltante que venía por Corrientes tomó Pueyrredón en contramano. Hubo 6 heridos y el ladrón terminó muerto.

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t.gif (862 bytes)  La esquina de Corrientes y Pueyrredón, en el barrio del Once --zona concurrida si las hay un viernes a la tarde-- se convirtió ayer en un infierno. Después de robar, en seguidilla, a dos taxistas, un ladrón fue por el tercero, pero terminó perseguido por la policía. Y los balazos empezaron a cruzarse en medio del gentío y el espeso tránsito de la hora. Al intentar huir por Pueyrredón, de contramano, el taxi embistió a cuatro personas que esperaban la luz verde para cruzar la avenida y finalmente chocó a otros dos autos. El delincuente, que fue herido durante el tiroteo, murió antes de llegar al hospital. Los peatones de la mala suerte se encuentran fuera de peligro, pero internados. Lo mismo que una mujer embarazada que viajaba en el último de los taxis robados y el conductor de uno de los autos chocados durante la trágica carrera del escape. La zona permaneció con el tránsito cortado durante más de cuatro horas.

"La gente saltaba por el aire luego de ser atropellada", contó todavía espantado uno de los taxistas involucrado en la serie de choques provocada por el desesperado delincuente. Ese chofer terminó con lesiones en las piernas y tuvo que ser trasladado por una ambulancia del Same al hospital Ramos Mejía, adonde también fue llevado el delincuente, de unos 35 años, aunque murió en el camino. Antes de subirse a la ambulancia, el taxista comentó que "una mujer fue arrojada con violencia hacia el aire y cayó pesadamente al suelo, ensangrentada, muy cerca de mi auto".

La etapa final y más dramática del raid delictivo del hombre comenzó a las 17.30, cuando se subió sin pedir permiso al asiento delantero de un taxi marca Renault 12, en la esquina de Carlos Gardel y Jean Jaures, a metros del Abasto. Antes ya había asaltado, del mismo modo y sin mayores problemas, a otros dos taxistas que circulaban por la zona. El tercero descubrió muy pronto que lo que el inesperado pasajero traía entre manos era un revólver y no la plata para pagar el viaje. Sin preámbulos, el hombre amenazó al chofer con el arma y lo obligó a seguir su marcha.

La maniobra fue advertida por policías de la comisaría séptima, que dieron la voz de alto. En lugar de acatar la orden policial, el ladrón exigió al taxista que acelerara, mientras cubría la huida a los tiros contra los agentes. La dotación policial estaba al mando del subcomisario Carlos Cabral. Para darle mayor tensión al operativo, en el mismo taxi ocupado por el asaltante iba una mujer embarazada.

Una cuadra antes de la esquina de Corrientes y Pueyrredón, el taxista --que no cabía en sí del pánico-- se tiró del auto, en medio de la balacera. Y el delincuente no tuvo más remedio que hacerse cargo del volante para no terminar atrapado. El vehículo avanzaba en zig-zag, conducido con mano poco firme, ya que el asaltante estaba herido en un brazo y en el cuerpo. A pesar de sus notorias dificultades, aumentó aún más la velocidad y dobló por la avenida Pueyrredón, hacia Lavalle, es decir a contramano.

Fue en ese momento cuando embistió a cuatro peatones que esperaban el cambio de semáforo para cruzar. La huida pareció concluir cuando el automóvil en el que fugaba se incrustó contra un taxi, también Renault 12, y contra una camioneta que circulaban --como todos los demás vehículos-- en sentido contrario. Si algún mérito tenía el ladrón era la perseverancia: herido de bala no se amedrentó, bajó del auto, intentó robar otro coche y como no pudo concretar el nuevo atraco, corrió casi 100 metros hasta que fue atrapado por los policías de la comisaría séptima.

El taxi Renault 12 robado en última instancia quedó con su parte delantera izquierda y el parabrisas totalmente destruidos por la sucesión de impactos. En el interior los policías encontraron el arma utilizada por el delincuente, una pistola 9 milímetros. "El hombre había robado antes a otros dos taxis, un Renault 19 y un Peugeot 504, de los que sustrajo alrededor de 30 pesos a cada conductor", dijo el subcomisario Cabral, quien confirmó que en el hecho resultaron heridas seis personas. Cuatro transeúntes, la embarazada que iba en el taxi y el conductor del otro taxi Renault 12 chocado por el ladrón en su loca fuga. La mayoría de los heridos sufrió politraumatismos que no revestían gravedad. Todos fueron derivados al Ramos Mejía y sus identidades no se dieron a conocer.

"Nadie entendía nada. Yo estaba parado esperando la luz del semáforo para cruzar Corrientes y de pronto me vi chocado de frente por otro taxi Peugeot 504 que había sido impulsado desde atrás por el Renault 12 manejado por ese loco", comentó un hombre en la esquina de Corrientes y Pueyrredón, cuando ya habían pasado varias horas de la increíble persecución. La investigación de la causa, cuya carátula será kilométrica porque comprende tres robos, varias lesiones y una muerte, quedó en manos de la jueza de instrucción Alicia Iermini.

 

Los ladrones más cultos

t.gif (862 bytes) Los ladrones que robaron en la madrugada del jueves en Ediciones de la Flor resultaron ser muy selectivos. Entraron por el techo, a través de una claraboya, robaron alrededor de 700 libros de las ediciones especiales de Mafalda, Boogie el aceitoso y 20 años con Inodoro Pereyra. Y no sólo eso: las computadoras más modernas, dinero en efectivo y algunos compactos. Sólo los de rock.

Un vecino de la editorial, ubicada en Gorriti y Bulnes, dijo haber escuchado la alarma a las 4.15, pero sólo por unos minutos. Los ladrones habían subido al techo, forzado las rejas de la claraboya y en cuestión de segundos desactivaron la alarma, cortando cables y censores. Después, con mucha paciencia recorrieron el lugar para poder elegir qué se llevarían.

Así fue como encendieron todas las computadoras, para poder saber cuáles eran las más nuevas, y decidieron llevarse tres impresoras, junto con tres CPU. Estas fueron sacadas por la puerta que da a la calle Gorriti, que violentaron para abrir. "Lo más lamentable de esta pérdida --dijo Daniel Divinski a Página/12-- es que en los archivos de uno de los CPU estaba el próximo libro de Alfredo Casero, que se editaría en estos días".

También forzaron la puerta con salida a la calle Bulnes, por donde se llevaron cajas de 25 kilos cada una, que contenían entre 600 y 700 libros. Luego vieron que había compactos de música clásica. Pero no era lo suyo: optaron por los de rock. También se llevaron 600 pesos en efectivo y algunos cheques.


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