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“HISTORIAS VIVIDAS CON TITERES”
El muñeco de Chaplin

La Compañía Titiritezca integra en un solo espectáculo dos piezas cortas, con muñecos que hacen los papeles de Carlitos y El Pibe.

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“Historias...” resulta ideal para niños de tres años en adelante.


Por Inés Tenewicki
t.gif (862 bytes)  Antes de aparecer los títeres, un titiritero oficia de presentador y promete a la platea una función placentera y sin estridencias: el hombre, vestido con un jardinero color natural, cuenta, en medio de un clima de ritual, con una modulación de voz quizá demasiado calculada, con un ritmo deliberadamente pausado, que detrás del retablo negro se preparan dos obras breves, Carlitos Pescador y La media flor, dos historias vividas por unos cuantos muñecos de guante y de varilla. Entonces las luces se apagan y todo el resto lo hacen ellos, los títeres. Como una réplica del presentador de carne y hueso, el primer títere por orden de aparición es, también, un presentador, que adelanta algunos de los hechos que sucederán a Carlitos Pescador y a El Pibe, ambos personajes que reproducen en versión titiritesca a Carlos Chaplin y al chico sentado a su lado (o, como dice el títere, “el pibe que Chaplin encontró en la puerta de su casa”).
Así comienza la historia que tiene lugar en un pueblito de pescadores. Un tiburón busca víctimas entre los que tiran la caña y esperan el pique, tentándolos con una moneda. El que muerde el anzuelo es El Pibe, que termina en la panza del tiburón. Su papá Carlitos, desesperado, lo busca en lugares imposibles, incluso dentro de las mismas entrañas del peligroso animal, y cuando lo encuentra .-ya acostumbrado a vivir en un estómago– lo saca y juntos se dan cuenta de que el tiburón está solo en el mundo y necesita encontrar a su mamá. Montando el tiburón, se van los tres en busca de la familia ausente y en el pueblo de pescadores nadie vuelve a tener miedo. “Así es que el río Tinton se quedó sin tiburón”, concluye el títere relator.
Con moraleja incluida pero sin moralina, la historia, basada en un cuento de Otto Freitas, es simple y apunta sin vueltas al nivel de comprensión de chicos desde tres años. Es para destacar el tratamiento teatral de la narración que hace hincapié en lo dramático, a partir de ciertos elementos, como el equilibrado contrapunto entre las explicaciones habladas y las puras actuaciones de los títeres, bien logradas. También la escenografía y la realización de los títeres, a cargo de Verónica González, contribuyen a jerarquizar este espectáculo; se trata de una estética con definición y color, sugerente, que tiene momentos con fuertes imágenes poéticas. La elección de la música, asimismo, es afortunada. “La polka de la cerveza”, de Henry Mancini, o “Marcha fúnebre de un títere” de Gounod, son algunos de los temas seleccionados. Por último, se reconoce en Pedro Pomares y Verónica González una manipulación acertada y un buen manejo de las técnicas tanto de guante como de varilla y de boca.
En La media flor, aunque más breve, la historia también tiene una resolución feliz. En este caso, hay un mensaje más explícito, que tiene que ver con el lema universal de que “la unión hace la fuerza”. Dos payasos, en un principio rivales y competidores, se disputan una semilla, se quedan con la mitad cada uno y la cuidan hasta que brota, de cada mitad, una media flor. El cuadro, que logra una buena interacción con elpúblico, termina con la unión de las dos mitades y el florecimiento de la amistad. En tanto, el tema de John Lennon “Imagine”, cierra simbólicamente la pieza, música ideal para estas historias vividas .-como afirma La Compañía Titiritezca– por “esos personajes inimitables, capaces de convencer a un vecino malhumorado con la magia de un mago”.
La Compañía Titiritezca nació en 1989, participó en 1993 del 1 Festival Internacional de Títeres de Bs As. y, en 1996, de la 1ª Fiesta Internacional del Títere. En la última temporada invernal se presentaron en el Teatro Palermo con Historias vividas por títeres y con una adaptación propia de “La niña que iluminó la noche”, de Ray Bradbury.

 

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