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“Teresa R”, o los claroscuros de la relación familiar según Zola

 


Por Cecilia Hopkins
t.gif (862 bytes)  Como salido de una revista de decoración de los años 50, el mobiliario de líneas geométricas que aparece en escena anticipa un clima de orden y disciplina. En esa sala, una madre obsesiva y absorbente, su hijo y su esposa comparten la cena y una serena sobremesa todas las noches. Pero el ambiente se va a ir poblando de amenazas y oscuros resentimientos. Escrita por el actor y director Luciano Suardi a partir de una lectura libre de Teresa Raquin, novela que Emile Zola publicó en 1867, Teresa R combina una dramaturgia y una forma de interpretación que se aparta de las normas habituales. Los procedimientos empeñados por los actores y la dirección no buscan esconder los hilos que despliegan la historia. Y aunque todas las elecciones formales tienden a la estilización, por momentos se crea un efecto de verosimilitud cercana al realismo.
[FrontPage Image Map Component]La obra presenta una escena que se repite con variantes. Los aspectos que se mantienen entre una y otra secuencia dan cuenta de las relaciones que se establecen entre los personajes, mientras que en las variantes se advierten las alternativas de la historia. Los actores que conduce Luciano Suardi tienen en común el hecho de mantener bajo llave las pasiones que se densifican en la mirada de sus personajes, sin que por esta razón las actuaciones caigan en la monotonía. A la madre de la casa, interpretada por Marta Lubos, es a quien se le están permitidos más registros: ella es la que impone el tono general de cada escena, quien establece su desarrollo y guía su acontecer paso a paso. Su discurso ordenador establece una superficie de base sobre la que se acoplan las voces de los personajes restantes, que por lo general suman textos de corta duración.
Teresa R se constituye en un trabajo de experimentación sobre las formas de narración para la escena. Se destacan del conjunto las desviaciones que surgen de las situaciones cotidianas, desvíos que reflejan aspectos de la interioridad de la protagonista (Fabiana Falcón). En esos momentos, (y aquí la iluminación cobra una importancia particular) el personaje de Teresa experimenta ensoñaciones súbitas, relacionadas con el deseo de cambiar la realidad agobiante de su medio familiar. Es así como se la ve consumando el adulterio sobre la mesa de la sala y nadando desnuda sobre el río que ha formado con el caldo de la sopera derramada, en tren de evocar la infancia.

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