Por Martín Granovsky El rabino ocultista Daniel
Biton prometió a Ramón Palito Ortega que sería Presidente. El propio Ortega
estaba convencido de que ése sería su destino desde su ingreso a la política, en 1991,
cuando Carlos Menem lo tentó con el poder y él le ganó a Antonio Bussi la gobernación
de Tucumán. Pero el presagio de Biton alentó aún más el sentido de predestinación que
anima al cantor, autor, director, productor, ex gobernador y senador Ortega.
Página/12 pudo saber que Biton confió ese augurio ante Ortega la última vez que el
candidato a vicepresidente por el Partido Justicialista recurrió a sus servicios, en
Buenos Aires.
Palito consultó varias veces a Biton en los últimos años, pero ninguna tuvo
un efecto tan profundo como la visita de los últimos días a Jerusalén, sobre la que
informó en exclusiva este diario en su edición del viernes.
La revelación causó alboroto en el comando electoral duhaldista y en miembros de la
comunidad judía que suelen acudir a las prácticas esotéricas de Biton, quien se basa en
la lectura de los textos de la cábala judía, el Libro del esplendor y el Libro de la
Creación.
Los asesores de Duhalde ignoraban los motivos del viaje de Ortega. El candidato a vice se
limitó a informar a principios de semana que viajaría a Israel por razones estrictamente
personales, pero bloqueó cualquier curiosidad adicional. Ni siquiera informó los
detalles al candidato a Presidente, que se enteró de las razones exactas recién cuando
abrió el diario y vio la tapa que mostraba la imagen de Ortega a un lado del título
Yo tengo fe.
El enigma de la partida estaba subrayado por un puñado de motivos:
u Duhalde ya había viajado a Israel en noviembre del año pasado y no tenía planificado
ninguna salida más al exterior en busca de votos. Aunque parezca curioso, por lo menos
dos asesores diplomáticos de Duhalde, uno de ellos el diputado justicialista Fernando
Maurette, le recomendaron aquella gira para disipar los recelos de la comunidad judía de
la Argentina, a la que algunos políticos suponen portadora de un voto único y
homogéneo.
u El gobernador no encargó a Ortega ninguna misión especial.
u Ortega abandonó durante una semana la campaña electoral justo cuando la fórmula está
en su peor momento, medida en intención de voto, desde los tiempos de gloria en que
Duhalde desafió a Menem convocando a un plebiscito contra la re-re y conquistó a
Palito.
Si no fuera por estos tres datos, los miembros del comando duhaldista perdonarían a
Ortega su ausencia con dulzura indulgente. Después de todo, no es el primer político
argentino que busca socorro en el contacto directo con fuerzas ya no divinas sino
sobrenaturales.
Mi marido asistió a mucha gente que estuvo y está en la política -dijo el viernes
Marina Tusón, la esposa argentina del rabino Biton, un marroquí de unos 35 años que
revista en la ultraortodoxia y atiende consultas a cambio de suculentas donaciones para su
escuela rabínica de Jerusalén.
La publicación de Página/12 fue la comidilla del Gobierno, donde es conocido entre los
íntimos del Presidente que Menem consultó a Biton por lo menos dos veces, cuando murió
su hijo y antes de ser reelecto en el 95. Fue tema de conversación también en la
comunidad de negocios, atenta a las adivinaciones de Biton. Lo consultan como mínimo dos
vecinos de la torre que habitan los Ortega, uno de ellos el ex dueño de Alto Palermo y
Alto Avellaneda Sergio Grosskopf. Y entre los clientes habituales figurarían el antiguo
dueño de VCC, Samuel Liberman, y el ejecutivo número uno de Pérez Companc, Oscar
Vicente.
Miembros de la comunidad judía tomaron la noticia con simple curiosidad o con
preocupación.
El viernes por la noche, antes de los rezos del shabat, el día del descanso sagrado de
los judíos religiosos, los curiosos atosigaron depreguntas a sus rabinos. Querían saber
si los textos de la cábala (que significa tradición en hebreo) valen cuando
explican, por ejemplo, que la creación es un proceso que involucra los 10 números
divinos de Dios el Creador y las 22 letras del alfabeto hebreo, en total los 32 caminos de
la sabiduría. Buscaban una palabra autorizada para averiguar si el destino puede
adivinarse según las letras que forman el nombre de cada uno y sus equivalentes
numéricos. Preguntaban si era cierto que, como dicen sus admiradores, Biton curó una
hepatitis B poniendo cuatro palomas sobre el vientre de un enfermo.
Los preocupados, en cambio, se aproximaban a una mirada política de la cuestión.
¿Cómo nos verán ahora? se preguntaba en voz alta un profesional de
excelente reputación comunitaria.
Biton es judío pero no es el único judío. Acudir a la magia es una elección
personal pero no tiene por qué merecer una condena ética. Y además Ortega, Vicente,
Menem y tantos otros no son judíos. ¿Por qué habría que observar el episodio con una
óptica solo judía?
Quizás tenga razón se tranquilizó por un instante el interlocutor de
Página/12. Pero, ¿sabe? Nuestra comunidad no pasa por su mejor momento.
Años atrás, otro rabino ocultista conmovió a la franja de clase media alta de los
judíos porteños. Se trataba del anciano Kadouri, otro marroquí como Biton, soporte
espiritual del líder de la derecha israelí Bibi Netanyahu. Visitó Buenos Aires,
adivinó futuros, confortó enfermos, auguró negocios, buscó donaciones. Tantas, que
cuando obtuvo su primer millón de dólares, el entonces presidente de la DAIA, Rubén
Beraja, le preguntó si no era el momento de volver a Jerusalén.
A Jorge Luis Borges le encantarían estas historias. Borges se internó en el mundo del
esoterismo judío leyendo a Gershom Scholem, el autor de El simbolismo de la cábala.
Se supone que si un rabino aprende o llega a descubrir el secreto nombre de Dios y
lo pronuncia sobre una figura humana hecha de arcilla, ésta se anima y se llama
golem, explicó Borges simplificando a su vez a Scholem. Y escribió al final de su
poema El golem: El rabí lo miraba con ternura/ y con algún horror.
¿Cómo (se dijo)/ pude engendrar este penoso hijo/ y la inacción dejé, que es la
cordura?/ ¿Por qué di en agregar a la infinita/ serie un símbolo más? ¿Por qué a la
vana/ madeja que en lo eterno se devana/ di otra causa, otro efecto y otra cuita?.
Ramón Palito Ortega vuelve mañana de Jerusalén para reintegrarse a la
campaña electoral.
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