OPINION
Un Oriente muy extremo
Por Claudio Uriarte |
De
aquí al 1º de octubre, va a presenciarse un crescendo de amenazas verbales y gestos
militares de China a Taiwan, que no es imposible que deriven en la ocupación
probablemente temporaria y simbólica de alguna de las islas taiwanesas más
próximas al continente. Eso es así porque el 1º de octubre se cumplen los 50 años de
la China de Mao, y porque Lee Teng-hui, presidente de la provincia renegada
taiwanesa en que encontraron refugio los anticomunistas del Kuomintang, no está dispuesto
a bajarse de su explosiva declaración del 9 de julio en que instó a manejar las
relaciones entre China y Taiwan como de Estado a Estado. Las maniobras chinas
ya empezaron, con el alza del estado de aprestamiento de sus fuerzas militares en las
regiones costeras, el aumento de los vuelos cada vez más cerca de Taiwan y la
diseminación de rumores alarmistas por medio de la prensa hongkonesa más ligada a
Pekín, así como de medios regionales procontinentales como el South China Seas Morning
Post.
Es improbable que todo esto desemboque en la invasión directa a Taiwan, porque China
carece de las fuerzas de desembarque necesarias y porque su ejército cuya última
acción de guerra, la invasión a Vietnam en 1979, terminó en un escandaloso
desbande no está a la altura de las capacidades de defensa de la isla. Pero
improbable no significa imposible, porque las declaraciones de Lee, que han estado
combinadas con medidas estaduales igualmente irritantes para Pekín como
créditos blandos al excéntrico gobierno de Papúa Nueva Guinea y contactos cada vez más
próximos con los de Centroamérica, aparecieron en medio de un contexto internacional
preocupante para la dirigencia china, que vio a la OTAN imponer por la fuerza los derechos
de una minoría en Kosovo y teme que eso establezca un principio riesgoso a la hora de
tratar con sus propias minorías. El escenario regional también le preocupa: Japón y
Corea del Sur realizaron maniobras navales conjuntas y junto con Taiwan van a
dotarse de escudos norteamericanos de defensa antimisil.
Por cierto, las movidas de Tokio y Seúl responden menos a China que al chantaje
misilístico del régimen stalinista de Corea del Norte, que se ha dotado de un nuevo
misil, el Taepedong, capaz de alcanzar Alaska y Hawai, y que ya disparó misiles de
mediano alcance sobre los cielos de Japón. Pero desde China, que tiene una tradición de
considerarse en el centro del mundo, las cosas se leen de modo autorreferencial. Setiembre
será un mes peligroso. |
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