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OPINION
Otra política es posible

Por Claudio Lozano (*)

Hace pocos días Página/12 publicó las conclusiones de un estudio de FIEL que, corrigiendo datos del INdEC, evidenciaba que la injusticia distributiva es superior a la que presenta la Encuesta Permanente de Hogares del organismo oficial. Según FIEL, el 10 por ciento más rico de la población apropia el 48,3 por ciento del ingreso. Si esto es así, 3,7 millones de argentinos se adueñan de aproximadamente 135.240 millones de dólares. Si a esta cifra se le aplica la tasa máxima del Impuesto a las Ganancias, surge que la recaudación esperable sería de 47.334 millones de dólares (por cierto superior a los 9000 millones actuales). La cifra expuesta representa, prácticamente, la totalidad del financiamiento del Estado nacional. Es decir, que se podrían sostener los actuales niveles de recaudación tributaria desgravando al conjunto y presionando con Ganancias sobre ese privilegiado sector de la población. Corresponde agregar que, si ésta fuese la presión tributaria que se le impusiera a esa minoría, su situación no se vería demasiado afectada. Obsérvese que descontando la recaudación esperada de Ganancias del total que apropian según el estudio de FIEL, los ingresos que seguirían percibiendo alcanzan a los 87.906 millones de dólares. Cifra esta que, dividida por la cantidad de familias tipo de ese decil poblacional, resultaría un ingreso total de 7919 dólares (nada mal, por cierto).
Corresponde agregar que, si esos recursos fuesen distribuidos por el Estado para mejorar el nivel de vida del 90 por ciento de la población restante, ésta incrementaría sus ingresos en un 32 por ciento. Si, en cambio, se concentrara la asignación sobre el 10 por ciento más pobre (que apropia apenas el 1,5 por ciento del ingreso), esto implicaría multiplicarles por mil su situación en materia de ingresos.
Los números presentados no pretenden exactitud. Simplemente buscan situar el cuadro de injusticia y emergencia que hoy se atraviesa, ya que su solo señalamiento muestra la posibilidad para una propuesta política y económica diferente: redistribuir progresivamente los ingresos. Con sólo recaudar entre el 25 y el 50 por ciento de la cifra expuesta en este ejemplo, se tendrían recursos suficientes para cancelar déficit, atender la emergencia ocupacional, educativa, sanitaria y previsional, levantar el consumo popular, reactivar el mercado interno y con un razonable replanteo de la política de apertura iniciar la marcha en pos de una nueva opción productiva capaz de generar empleo, incorporar progreso técnico y garantizar el equilibrio regional del país.
(*) Director del Instituto de Estudios y Formación de la CTA

 

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