Por Raúl Dellatorre Tres operadoras de cable (una
ya desaparecida) y dos empresas comercializadoras del grupo Torneos y Competencias (TyC)
fueron imputadas por la Secretaría de Industria de ejercer prácticas monopólicas en la
comercialización de la transmisión de partidos de fútbol por canales de cable. La
acusación se basa en un acuerdo de fijación de precios mínimos suscripto
entre las mencionadas empresas para el abono a cobrar por las señales codificadas, con el
objeto de capturar la máxima renta posible en la comercialización del
producto e impedir el libre juego de la oferta y la demanda, según
estimó la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia, dependiente de la Secretaría
de Industria. Las empresas imputadas tienen ahora 30 días para formular su descargo y, en
caso de que la Comisión mantenga la imputación, les corresponderían sanciones
equivalentes al 120 por ciento de la ganancia ilícitamente obtenida, según
el titular de Industria, Alieto Guadagni.
Tele Red Imagen SA (TRISA) y Televisión Satelital Codificada (TSC) son los únicos
proveedores de la señal codificada de fútbol por la cual se transmite el clásico de los
domingos del Torneo de Primera. Ambas empresas (cuya propiedad comparten, en ambos casos,
el Grupo Clarín y Torneos y Competencias) gozan de los derechos cedidos por la AFA, que
comercializan a través de los operadores Multicanal y Cablevisión (hasta octubre de
1997, también por VCC, luego vendida y escindida entre las dos últimas).
Entre dichas empresas se firmó un acuerdo, el 18 de febrero de 1997, por el cual las
operadoras de cable se comprometen a ofertar a los abonados de Capital Federal y
Gran Buenos Aires, como mínimo, lo siguiente (...): por un encuentro del Clásico
de la jornada, 4 dólares; por un encuentro del Directo de la jornada, 3
dólares; por el paquete de 38 fechas del Clásico de la jornada, u$s 110 (en diez cuotas
mensuales de u$s 11 cada una); por el paquete de 38 fechas del Directo de la jornada, u$s
60 (en diez cuotas mensuales de u$s 6 cada una) y por el paquete de 38 fechas del Clásico
y el Directo, u$s 150 (en diez cuotas mensuales de u$s 15 cada una).
La Comisión Nacional estimó que este acuerdo respondería, por un lado, al
interés de las empresas proveedoras de la señal (TRISA y TSC) de capturar el máximo
posible de la renta correspondiente a la comercialización del producto del cual detentan
la exclusividad y, por otro lado, al interés de los operadores de cable de evitar la
competencia en precios en la comercialización del fútbol codificado. En función
de ello, les imputó a las empresas comercializadoras y a las operadoras haber violado la
Ley de Defensa de la Competencia, en cuanto ésta prohíbe y sanciona las prácticas que
limiten, restrinjan o distorsionen la competencia y la fijación de precios mediante
acciones concertadas.
Gabino Salas, gerente de Asuntos Legales de TRISA, consultado por Página/12, rechazó los
cargos que se le imputan a la empresa. No hubo ningún tipo de práctica fuera de
las habituales del mercado. Definitivamente, no hubo una acción concertada para fijar
precios. La cuestión es la interpretación que se puede hacer de los arreglos comerciales
entre las compañías, pero en este caso es un acuerdo que ni siquiera se materializó,
porque los operadores tuvieron libertad absoluta para determinar el costo del producto.
Por lo tanto, no puede ser punible, respondió.
Salas agregó que la ley anterior, que va a ser reemplazada por la nueva ley
antimonopolio, no preveía el instituto de la consulta previa, por la cual una empresa
puede preguntar previamente si determinada práctica que va a realizar está reñida con
la ley o no. Pero al no existir esto, uno salía al mercado y estaba sujeto a ser
sancionado. Sería descabellado pensar que estas empresas, que nunca fueron sancionadas,
van a salir a violar la ley con un acuerdo ilegal de precios.
La comisión, además, cita en su dictamen una cláusula incluida en las notas-convenio
donde se establece que cada empresa operadora de cable secompromete a no bonificar
y/o adoptar criterios de comercialización que implique, directa o indirectamente, una
reducción del abono básico (...), excepto que se trate de cuestiones que involucren un
legítimo derecho a la defensa de la competencia, hecho que deberá ser adecuadamente
informado a TRISA. Según interpretó la comisión, dicha cláusula podría
constituir también prueba del acuerdo conjunto de precios, consagrando a Tele
Red Imagen SA como guardián o supervisor de los precios cobrados, funcionando como un
control y monitoreo entre las empresas involucradas para evitar la competencia entre los
operadores de cable.
En conferencia de prensa, el secretario de Industria, Alieto Guadagni, había advertido
que de comprobarse las eventuales irregularidades se aplicarían sanciones que van de
uno a seis años de prisión, inhabilitación para ejercer el comercio de hasta tres
años y multas.
Contratos hasta el 2014 El contrato que liga a la Asociación del Fútbol Argentino con dos empresas
comercializadoras de las que participa Torneos y Competencias se extiende hasta el año
2014. No pocas veces, dicho acuerdo fue cuestionado por considerarse que la empresa que
comanda Carlos Avila se queda con la parte del león del negocio, mientras los
clubes de fútbol se quedan con muy poco. Diez meses atrás, en octubre de 1998, el ex
diputado democristiano Alberto Aramouni había reclamado la extinción del contrato y la
creación de una superintendencia de contralor que regulara todas las actividades
económicas ligadas al fútbol. La propuesta no prosperó, pero sí la denuncia por
prácticas monopólicas en la explotación televisiva. Tras el dictamen de la Comisión de
Defensa de la Competencia, se inicia ahora un largo proceso de pruebas y contrapruebas,
que prolongarán la causa hasta más allá del fin del mandato del actual gobierno. La
brasa caliente pasará a manos de las futuras autoridades. |
LA INCREIBLE HISTORIA DEL DUEÑO DE LA
PELOTA
No es gordo ni lo mandan al arco
Por Claudio Zlotnik
A Carlos
El Negro Avila lo persigue una paradoja. Es el dueño de la pelota
pero, según él mismo reconoce, de fútbol no sabe nada. Con desenfado y al borde de la
afonía gritó ¡Dale Campeón!, no precisamente dentro de una cancha sino en
el escenario del hotel Sheraton, minutos después de que Fútbol de Primera,
el hijo televisivo que lo llevó a las cumbres del dinero y la fama, recibiera el Martín
Fierro de Oro.
Pasaron cuarenta años, pero Carlos Avila suele relatar la historia de sus inicios
laborales como si esos hechos hubiesen ocurrido ayer. Avila se enorgullece de su
trayectoria. Le encanta contarla. Nunca dejé de soñar. Esa fue la clave,
suele afirmar cuando le preguntan por su notable encumbramiento.
Avila presenta su historia de vida como una epopeya. Como una travesía lineal, sin
retrocesos, siempre camino a la gloria. Fue así desde que cumplió cuatro años, cuando
junto a su madre dejaron la Asunción del Paraguay natal escapando de la pobreza.
Recién fue en el 58 que Avila comenzó a abrirse puertas. Ese año empezó a
trabajar como cadete en la agencia de publicidad Publitec. Terminó manejándola. Ya con
el traje de empresario forjó contratos multimillonarios con la Municipalidad de Buenos
Aires para administrar los carteles publicitarios de la vía pública. Como dueño de
Torneos y Competencias firmó un convenio con la AFA que le aseguró la televisación
exclusiva del fútbol hasta el año 2014. Desde ese pedestal anudó negocio tras negocio:
canales de televisión regionales, productor de programas en la televisión abierta, la
revista El Gráfico, un bar temático en Haedo y hasta la explotación del merchandasing
de varios clubes de fútbol.
En los últimos años, Avila tuvo directa participación en varios negocios top de la
Argentina, como la venta de CableVisión de Eduardo Eurnekián a los estadounidenses de
TCI. De eso, también se jacta el empresario.
A los 57 años, El Negro como lo llaman los amigos cree que
todavía le queda mucho camino por recorrer. Me gustaría ser presidente de
River, suele repetir entre los más cercanos. En Núñez, los actuales directivos ya
lo ven como a una sombra.
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