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Rusia se enfrenta a la posibilidad de que la lucha contra el separatismo islámico en el Cáucaso comience a librarse en las calles de sus grandes ciudades. Una bomba estalló ayer en un concurrido centro comercial cerca del Kremlin en Moscú. La explosión dejó 40 personas heridas, cinco de gravedad. La ofensiva rusa contra los guerrilleros islámicos en Daguestán había suscitado la posibilidad de una ola de atentados terroristas, y el alcalde de Moscú y candidato presidencial Yuri Luzkhov consideró que la bomba podría ser una represalia por esta operación. En Daguestán, el comando ruso anunció ayer que estaba reduciendo a los últimos bastiones de los guerrilleros islámicos. Pero si la posibilidad de la secesión de Daguestán retrocedió, un nuevo frente pareció abrirse en el norte del Cáucaso: la minoría étnica cherkesa de la república de KarachaievoCherkesia declaró ayer su autonomía de la Federación Rusa. La bomba que estalló ayer en el centro comercial de Moscú monopolizó la atención rusa. La explosión se produjo a una hora de gran afluencia al shopping y la fuerza del estallido se estimó en 300 kilogramos de TNT. La policía informó que la bomba detonó en una sala de videojuegos, y que la mayor parte de las víctimas fueron jóvenes, cuatro de ellos menores de edad. La autoría del atentado era hasta ayer un misterio. Algunos analistas rusos señalaron que las mafias rusas habitualmente utilizan explosivos en sus guerras privadas. Pero un vocero del servicio de inteligencia ruso, el FSB, no tuvo dudas en rechazar esta versión: Cuando se produce una explosión de esta magnitud en un lugar tan concurrido, no hay otra palabra para ello que terrorismo. Además de ser muy frecuentado, el centro comercial había sido inaugurado para el 850º aniversario de la fundación de Moscú. Se encuentra muy cerca de la Plaza Roja y el Kremlin: un atentado allí podría tener gran valor simbólico para un grupo terrorista. El alcalde Luzkhov llegó a implicar al fundamentalismo islámico cuando declaró que no excluía que la bomba fuera una respuesta directa a la ofensiva rusa en Daguestán contra los guerrilleros separatistas. Luzkhov admitió que no poseía pruebas. Desde el inicio de la ofensiva rusa en Daguestán, la teoría de una ola de atentados terroristas islámicos se consideró posible. Las operaciones rusas en la república caucásica de Daguestán se concentraban ayer en eliminar las últimas áreas de influencia de los rebeldes islámicos. La fuerza de invasión de la vecina república de Chechenia aparentemente admitió la derrota luego de que su líder, el coronel checheno Shamil Basayev, ordenara la semana pasada la retirada. Pero la población de las aldeas de Kara-Maji y Chaba-Majim, de tendencia fundamentalista islámica, se rehusó a dejar las armas y aceptar la autoridad federal. Una tentativa de tomar las aldeas mediante un operativo relámpago fracasó el lunes, y las tropas rusas comenzaron a adoptar tácticas más metódicas. Los bastiones rebeldes están totalmente rodeados, y vamos a bombardearlos desde el aire y con artillería para desgastarlos, antes de incitar cualquier ataque por tierra, explicó un portavoz del Ministerio del Interior. El mismo portavoz denunció que los rebeldes están siendo equipados desde la vecina República de Chechenia. Según la agencia rusa Interfax, siete soldados rusos han muerto y otros 31 resultaron heridos desde que comenzaron los enfrentamientos. Es en este contexto de tensión separatista que la minoría cherkesa en la República de Karachaievo-Cherkesia proclamó súbitamente su autonomía. Los cherkesos tomaron esta actitud a raíz de un resultado desfavorable en una reciente elección presidencial, y por su tradicional hostilidad con otro grupo étnico local, los karachíes. En el principio de la crisis parecía posible que se lograra un compromiso, pero un presidente interino nominado por Moscú fue rechazado abruptamente ayer por los cherkesos, quienes declararon su autonomía. La república por sí sola no es particularmente valiosa económicamente, y hasta ayer no resultaba evidente que la religión fuera el móvil de la declaración de autonomía. Pero la crecientedisposición de las minorías del Cáucaso de proclamarse autónomas no puede más que ser preocupante para Moscú, que podría considerar que se enfrenta a un efecto dominó en la región.
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DIVISAS El País de Madrid
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