|
A 51 días de las elecciones, el Fondo Monetario salió a condicionar al próximo gobierno. Existe consenso sobre la necesidad de implementar pronto un programa fuerte y creíble, aseguró ayer el flamante director de Asuntos Externos del organismo, Thomas Dawson. Al mismo tiempo, el funcionario reafirmó que el FMI está listo para apoyar con una ayuda financiera si es que el próximo inquilino de la Casa Rosada así lo reclama. En línea con lo manifestado por el vocero del Fondo, una directora de la agencia calificadora de riesgo estadounidense Standard & Poors (S&P) Lacey Gallagher opinó que ese organismo junto al Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo deberían prestarle a la Argentina no menos de 15.000 millones de dólares. Es lo que espera el mercado como soporte financiero para el nuevo gobierno, apuntó la especialista en América latina. Gallagher fue todavía más allá, y advirtió que si el nuevo gobierno no lleva a la práctica reformas económicas, una baja en la calificación (del país) será más probable. En resumen, el centro del reclamo pasa por la necesidad de instrumentar una reforma impositiva, un rediseño de las leyes laborales y una nueva ley de coparticipación fiscal con las provincias. Tanto el FMI como Wall Street ya están pensando en el día después de las elecciones. En Economía, también. Pablo Guidotti, el segundo del Palacio de Hacienda, dejó en claro que este gobierno ya hizo todo los deberes frente a los organismos de crédito. Ante este panorama, está previsto que una misión del Fondo visite Buenos Aires días durante noviembre, no bien se sepa el ganador de la contienda electoral. Según el acuerdo rubricado entre Roque y Michel Camdessus, este año el déficit fiscal no podrá superar los 5100 millones de dólares, casi el doble de lo que se había pronosticado a fines del año pasado. Además, se encuentra disponible una línea de crédito abierta por 2800 millones para ser utilizada ante una emergencia, inscripta en un pacto que vence a fin de año. Pero el escenario que encontrará el futuro gobierno será más complicado por varios factores: recesión, mayores necesidades de financiamiento, mercados de capitales internacionales cerrados y sin más privatizaciones a la vista. Es en este marco que los candidatos se esmeraron por enviar señales tranquilizadoras a Wall Street. También, bajo estas mismas perspectivas es que el Fondo sale con vehemencia a brindar respaldo financiero a las próximas autoridades. El FMI está listo para apoyar un paquete, ya sea a través de una extensión de los préstamos existentes o mediante el uso de una nueva línea de crédito contingente, explicó Dawson. La credibilidad en la Argentina se deterioraría si se dificulta la instrumentación de nuevas reformas. La estabilidad y la prosperidad del país dependen de la habilidad de los peronistas y la Alianza para trabajar juntos, añadió por su parte la analista de S&P. Mientras transcurre la última parte de la campaña electoral, tanto Eduardo Duhalde como Fernando de la Rúa ya saben una de las cosas que harán no bien finalicen los festejos, en la madrugada del 25 de octubre. A uno o a otro, Michel Camdessus lo está esperando para pasar en limpio, ya sin las estridencias de la campaña, los primeros pasos del nuevo gobierno. Bajo la atenta mirada de los inversores de la city y de Wall Street.
POLEMICA POR EL TOPE DE TASAS Los
banqueros y las administradoras de tarjetas de crédito se declararon ayer en estado
de alerta ante la ratificación legislativa de la ley que impone topes a los
aranceles y a las tasas de interés de las tarjetas de crédito. En la city la calificaron
como el mayor perjuicio al sistema financiero de la era de la convertibilidad.
En contrapartida, los comerciantes festejaron la decisión del Congreso como un triunfo
propio. Años de lucha contra el poder de quienes abusaban y discriminaban la
posibilidad de competir de los pequeños comerciantes han quedado plasmados en esta
ley, señaló la Coordinadora de Actividades Mercantiles Empresarias (CAME).
|