Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


EL COSTO DE VIDA CAYO 0,4% EN AGOSTO Y 1,9 EN EL ULTIMO AÑO
Cóctel de deflación con recesión

La caída de la demanda arrastró hacia abajo los precios de los bienes de consumo masivo. Sólo suben los servicios privatizados.

La baja en el consumo explica en gran medida la ola deflacionista, que ya lleva doce meses.
La combinación de deflación con recesión no tiene antecedentes en los últimos 50 años.

na17fo01.jpg (15842 bytes)

Por Raúl Dellatorre

t.gif (862 bytes) La evolución de los precios internos volvieron a dar muestras en agosto de los efectos de la recesión sobre las ventas. El índice general de precios al consumidor (que mide el costo de vida) descendió 0,4 por ciento en el mes, acumulando 1,9 por ciento en los últimos doce meses, el retroceso más notable desde que la economía argentina recuperó la estabilidad monetaria. Los sectores más castigados son los que están más expuestos a la competencia de la oferta externa –afectados por las devaluaciones en Brasil y el sudeste asiático–, como calzado y ropa de vestir. Los servicios públicos siguen exhibiendo el privilegio de gozar de mercados cautivos y oferta monopólica: el rubro Electricidad, Agua y Gas es el único que siguió aumentando sus precios en este frío agosto.
Los artículos de consumo masivo, como alimentos, bebidas e indumentaria, registraron el mes pasado una baja generalizada, que varían entre unas pocas décimas y el 2,3 por ciento. Prendas de vestir, calzado, aceites, infusiones y gaseosas se anotaron entre las que más debieron bajar sus precios para resistir la caída de la demanda. En estos rubros, la tendencia de precios en el mercado es impuesta por las ofertas de los hipermercados y las grandes tiendas de indumentaria, que obliga a los negocios más chicos a adecuar sus precios para seguir en carrera. Con demanda deprimida como la actual, el reparto de los pocos clientes termina ahorcando la viabilidad económica de las pequeñas unidades.
Las planillas del Indec revelan la notable diferencia entre la evolución de precios de los bienes masivos, sometidos a la competencia externa, y los servicios, tanto los públicos concesionados como los privados. La condición de “no transables” (sin oferta externa competitiva) de estos últimos les estaría posibilitando mantener prácticamente invariable sus precios. Incluso, en aquellos con condición monopólica en el mercado y con tarifas ajustables por fórmulas acordadas en la privatización, se registran algunos aumentos. La excepción es el turismo, que registró en agosto una baja del 3,8 por ciento atribuible, fundamentalmente, a razones estacionales (fin de las vacaciones de invierno), aunque también puede haber pesado las ofertas más baratas de países limítrofes y del Caribe, accesibles para sectores de ingresos medios y altos.
La deflación también afectó al sector de la construcción, en el que la mano de obra (-0,8 por ciento) y los gastos generales (-0,9) se abarataron más que los materiales (-0,1) en agosto. El índice de precios mayoristas, en cambio, aumentó un 0,2 por ciento, pero fuertemente incidido por la recuperación en el valor de los productos pesqueros (8,1 por ciento) y el petróleo (3,2 por ciento), ya que en el sector de productos industriales se registró una leve baja del 0,1 por ciento. Otra vez, entre estos últimos se refleja el efecto de la competencia de países que devaluaron su moneda sobre la producción local en el marco de una economía en recesión. Los equipos de radio y televisión, las máquinas y aparatos eléctricos, productos metálicos y cueros y calzados son los que más sufrieron el descenso de precios. Los aparatos de radio y televisión, en particular, acumulan una caída de precios del 12,5 por ciento en los últimos doce meses.
Una situación de recesión con deflación como la actual prácticamente no tiene antecedentes en los últimos cincuenta años. El índice mayorista ya cumplió dos años de tendencia descendente, empujados por los precios de los productos importados que, ante una paridad fija (uno a uno) y devaluaciones en los países de origen, se abaratan en moneda local. En tanto, los precios al consumidor llevan doce meses con tendencia a la baja, coincidiendo en su inicio, exactamente, con el principio del proceso recesivo.

 

Chile liberó el dólar

El Banco Central de Chile resolvió anoche abandonar el sistema de bandas cambiarias y declaró la flotación libre del valor del dólar. La liberación del mercado cambiario busca dar impulso al sector exportador, que en Chile tiene un peso sobre la economía muy superior a lo que ocurre en otros países latinoamericanos. La autoridad monetaria informó que, en el futuro, sólo intervendrá en el mercado en casos excepcionales. De acuerdo con lo que resulte de esta audaz decisión del gobierno trasandino, podría cambiar el panorama para el resto de las políticas económicas del Cono Sur, incluida la Argentina.
El gobierno chileno confía en que la liberación cambiaria no signifique un salto excesivo en el valor del dólar, y que no necesite en lo inmediato de intervenciones estabilizadoras del Banco Central. El instituto emisor señaló que las condiciones están dadas en este momento para el dólar libre, considerando superados los factores que desencadenaron “las grandes incertidumbres de los últimos 24 meses”. Esta nueva situación, explicó, le ha permitido a la autoridad monetaria asumir “posturas netamente expansivas para facilitar una recuperación a un ritmo adecuado de la actividad económica”. El comunicado oficial también aludió a la ausencia de presiones financieras externas y a “la mayor disciplina” en materia de inflación, que le permite anticipar un aumento de precios del 3,5 por ciento para el año 2000 y un índice fluctuante entre el 2 y el 4 por ciento en los años siguientes.


 

INFORME DE ROQUE MACCARONE A LOS CANDIDATOS
El Nación muestra sus heridas

Por David Cufré

t.gif (862 bytes) El presidente del Banco Nación, Roque Maccarone, envió en los últimos días a Fernando de la Rúa, Eduardo Duhalde, a los economistas que los acompañan y a un grupo de legisladores un voluminoso informe describiendo el estado de situación de la entidad. Una carta de puño y letra de Maccarone, que acompaña el documento, advierte que si el próximo gobierno no modifica algunas cuestiones que afectan el funcionamiento del Nación, su “perspectiva exitosa no está asegurada”. Aunque Maccarone se cuida de no utilizar frases estridentes, el objetivo de su misiva a los candidatos es poner en claro que la entidad que preside tendrá problemas si persiste el modelo bancario diseñado por Pedro Pou, titular del Banco Central, y si el Estado –o los amigos del poder– siguen mamando de sus arcas.
Página/12 accedió al informe elaborado por técnicos del Nación y a la carta de Maccarone. En ambos se especifica que la intención es hacer un balance de los últimos cuatro años de gestión de la entidad, y un aporte al gobierno que vendrá. En este último caso, una de las recomendaciones es transformar al banco en una sociedad anónima. La preocupación de Maccarone es lograr la independencia del poder político, cuyas presiones conoce de primera mano. “En estos años, el BNA realizó aportes al Tesoro Nacional por 380 millones de pesos”, puntualiza el informe, a los que se suman 60 millones de este año. Se trata de fondos que la entidad gira al Estado ante emergencias financieras y jamás recupera.
El otro punto que afecta los resultados del Nación, al que el documento no hace referencia explícita, son los préstamos que concede a amigos del Gobierno, ante presiones del más alto poder político. Para cortar con todo ello, Maccarone sugiere la transformación en sociedad anónima. Pero remarca que debe seguir siendo una entidad pública, y operando como banca de fomento a las pymes, al sector rural y a las producciones regionales.
“En definitiva, hay que dotarlo de una individualidad jurídica que le permita adecuarse a las exigencias del mercado y competir en igualdad de condiciones con el resto de la banca”, destaca el documento. La posibilidad de que se incorpore capital privado en una proporción minoritaria la deja a consideración de los candidatos presidenciales y el Congreso.
El otro eje del trabajo es la descripción de las tensiones cruzadas a las que se ve sometido el Nación. En este caso, debido a que se le exige –sostiene el informe– asistir financieramente a clientes de mayor riesgo, y al mismo tiempo adecuarse a exigentes regulaciones del Banco Central. “La normativa del Central afectó la labor de la entidad, en particular porque desalentó el crédito (de la banca privada) a los sectores de riesgo, objeto natural de la existencia del BNA. Esto se reflejó en una mayor proporción de préstamos en situación irregular respecto del promedio del sistema, y en un esfuerzo patrimonial adicional al Banco”, indica.
El documento hace hincapié en que la política instrumentada por Pou favoreció la concentración y la extranjerización de la banca, y que los nuevos actores dejaron de lado la asistencia crediticia a la producción, para afirmarse en los negocios más rentables. “Los préstamos al sector agropecuario se redujeron cerca de 17 por ciento entre 1995 y 1998. En el mismo período, la participación de la industria manufacturera se contrajo 8,6 por ciento. De esta manera, la reestructuración general del sistema y las regulaciones bancarias tendieron a debilitar la asistencia financiera a las actividades productivas”, denuncia.
“La evidencia empírica indica que del Tequila a la fecha, las grandes entidades no lograron sustituir la función que desempeñaban en períodos anteriores las pequeñas instituciones y la banca regional, que ocupaban nichos particulares en la atención del crédito a los sectores productivos de mayor riesgo”, señala. Asimismo, apunta que para fortalecer al sistema, el Central elevó las exigencias de liquidez y capitales mínimos, lo que dificulta la tarea de los bancos pequeños, medianos y regionales. En conclusión, el Nación fue quedando aislado en la asistencia a sectores de mayor riesgo, pero igualmente debe cumplir con las normativas. Por eso, Maccarone recomienda un cambio en la estrategia del Central. “Esto deberá resolverse a través de algún tipo de distensión global (para todo el sistema) o particular (al Nación) en las regulaciones, o a través de otro tipo de políticas públicas”, finaliza.

 

PRINCIPAL