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Cañas dio el último mordisco a la Gran Manzana

Perdió un partido de 4 horas y media y quedó eliminado del US Open en Nueva York, pero jugó magnífico y dejó crédito abierto.

Guillermo Cañas jugó muy bien ante Spadea, pero perdió.
Ahora sólo queda Mariano Puerta en el US Open.

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Por Juan Ignacio Ceballos Desde Nueva York

t.gif (862 bytes) El no lo notó, pero quizás haya sido el reconocimiento escondido que el mismo US Open le debía. Casi dos horas después de haber caído ante el estadounidense Vince Spadea (23º del mundo) por 7-5, 7-6 (7-3), 5-7, 3-6 y 6-3 en el más largo (4 horas y media) y mejor partido de esta segunda rueda, Guillermo Cañas (68º) entró en la Sala de Conferencias Nº 1 del National Tennis Center. Y, para responder a las preguntas, se sentó en la misma silla que sólo ocupan los mejores jugadores del mundo, y que ayer calentaron Monica Seles, Andre Agassi, Lindsay Davenport y el lesionado Carlos Moyá.
Cañas no será Agassi, el hombre capaz de reunir a dos mil personas en cada entrenamiento –como viene ocurriendo esta semana– o de llenar los 22.500 asientos del estadio Arthur Ashe para ofrecer un brevísimo concierto (6-3, 6-2 y 6-1) frente a un partenaire desafinado como el alemán Axel Pretzsch. En realidad, sólo comparten el arito en la oreja izquierda y la marca de raqueta. Pero ayer el pibe de Tapiales se ganó el mérito sentarse en el mismo lugar que Agassi. Perdió, es cierto. Pero en tenis y actitud, lo suyo fue de un altísimo nivel, como para merecer codearse con los mejores.
“Me siento mal por haber perdido después de semejante partido, y mal por haber desaprovechado la chance de seguir avanzando. Pero di todo hasta la última pelota”, fue lo primero que dijo Cañas para explicar una de esas derrotas que no duelen tanto, porque se vendieron carísimas, casi tanto como los precios exorbitantes en este Corona Park (¿Una hamburguesa? ¡¿Ocho dólares?! Están locos...). “Jamás había jugado un partido físicamente tan exigente, ni tampoco había mantenido un nivel tan alto durante tanto tiempo, como ocurrió hoy. Ganó Spadea porque fue mejor...”
En realidad, Cañas y Spadea construyeron ayer en el Grandstand –el tercer estadio en importancia de Flushing Meadows– un verdadero thriller tenístico, de esos que apasionan a los siempre exaltados aficionados norteamericanos. Desde el primer punto hasta el último, se mataron a pelotazos. El argentino, además, le agregó untoque de dramatismo cuando en el 4-4 del primer parcial se dobló el tobillo derecho, cayó fulminado sobre el hirviente cemento y se quedó allí durante cinco minutos, retorciéndose de dolor. “Si hubiera sido otro torneo, abandonaba. Pero acá no me podía retirar”, explicaría después Cañas, quien a pesar del problema –un posible esguince– logró dar vuelta una desventaja de dos sets a cero y 5-4 abajo (con el saque de Spadea) para llegar a una definición cerradísima, donde al perdedor le faltó “suerte para poder ganar uno de los tres break points” que tuvo en el último game.
“Estoy un poco mufado, pero esto no me va a durar mucho, porque me demostré que estoy para ganarle a cualquiera. Perdí poniéndolo todo, y eso me deja tranquilo”, fue lo último que dijo Cañas, mientras abandonaba la sala de prensa rengueando, con gel helado en su tobillo, de la mano de su novia. Su sueño de seguir adelante en el US Open ‘99 –al igual que el de Paola Suárez, quien cayó ante la española Angeles Montolio por 7-5 y 6-2– había terminado. Ahora sólo queda en carrera su amigo Mariano Puerta, quien hoy enfrentará al alemán Tommy Haas, 14º preclasificado pero con problemas físicos. Pero Cañas puede dormir tranquilo: ayer, por su tenis y su garra, él también habría merecido llenar el Arthur Ashe...

 

Resultados de la cuarta jornada

L. Davenport (USA, 2ª) a R. Dragomir (RUM) 6-0 6-2
M. Seles (USA, 4ª) a S. Farina (ITA) 6-2 6-3
J. Halard-Decugis (FRA, 9ª) a F. Li (CHI) 6-2 6-4
M. Serna (ESP) a S. Testud (FRA, 14ª) 6-3 6-3
S. Williams (USA, 7ª) a J. Kostanic (CRO) 6-4 6-2
R. Krajicek (HOL,, 12º) a L. Manta (SUI) 6-2 6-4 6-1
A. Agassi (USA, 2º) a A. Pretzsch (ALE) 6-3 6-2 6-1
M. Ríos (CHI., 10º) a G. Bastl (SUI) 4-6 6-3 6-2 6-3
M. Pierce (FRA., 5ª) a G. León García (ESP) 6-2 6-3
N. Kiefer (ALE., 14º a M. Kolhmann (ALE8. 8º) 6-3, 6-2, 6-2


 

AYER QUEDO AFUERA CARLOS MOYA
Maldición de las lesiones

Por J.I.C. Desde N.Y.

t.gif (862 bytes) En el Corona Park ya se habla de la “maldición de las lesiones”. Anoche, a las deserciones del Nº 1 del mundo, Pete Sampras, y del último bicampeón del US Open, Patrick Rafter, se sumó el abandono de Carlos Moya, octavo favorito. Un problema en la espalda obligó al español a retirarse del partido de segunda rueda que perdía ante el francés Nicolás Escudé por 61, 6-4, 0-1. En consecuencia, los cuatro semifinalistas del US Open ‘98 ya quedaron fuera de esta edición, todos a causa de lesiones.
A los problemas físicos de Sampras, Rafter y Moya, hay que sumarles la dolencia en la rodilla izquierda que impidió al australiano Mark Philippoussis, finalista del último año, siquiera desembarcar en Nueva York.
“Tengo el dolor en la espalda desde hace diez días, pero pensé que lo iba a soportar –relató Moya–. Sin embargo, a partir del cuarto game del primer set, el dolor fue empeorando. Prácticamente no podía sacar. Por eso decidí abandonar. No tengo idea cuánto tiempo necesitaré para recuperarme. Ahora viajo a Barcelona y allí me haré estudios. Espero estar listo para el torneo de Stuttgart, en octubre”.

 

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