Por Juan Ignacio Ceballos Desde Nueva York El no lo notó, pero quizás
haya sido el reconocimiento escondido que el mismo US Open le debía. Casi dos horas
después de haber caído ante el estadounidense Vince Spadea (23º del mundo) por 7-5, 7-6
(7-3), 5-7, 3-6 y 6-3 en el más largo (4 horas y media) y mejor partido de esta segunda
rueda, Guillermo Cañas (68º) entró en la Sala de Conferencias Nº 1 del National Tennis
Center. Y, para responder a las preguntas, se sentó en la misma silla que sólo ocupan
los mejores jugadores del mundo, y que ayer calentaron Monica Seles, Andre Agassi, Lindsay
Davenport y el lesionado Carlos Moyá.
Cañas no será Agassi, el hombre capaz de reunir a dos mil personas en cada entrenamiento
como viene ocurriendo esta semana o de llenar los 22.500 asientos del estadio
Arthur Ashe para ofrecer un brevísimo concierto (6-3, 6-2 y 6-1) frente a un partenaire
desafinado como el alemán Axel Pretzsch. En realidad, sólo comparten el arito en la
oreja izquierda y la marca de raqueta. Pero ayer el pibe de Tapiales se ganó el mérito
sentarse en el mismo lugar que Agassi. Perdió, es cierto. Pero en tenis y actitud, lo
suyo fue de un altísimo nivel, como para merecer codearse con los mejores.
Me siento mal por haber perdido después de semejante partido, y mal por haber
desaprovechado la chance de seguir avanzando. Pero di todo hasta la última pelota,
fue lo primero que dijo Cañas para explicar una de esas derrotas que no duelen tanto,
porque se vendieron carísimas, casi tanto como los precios exorbitantes en este Corona
Park (¿Una hamburguesa? ¡¿Ocho dólares?! Están locos...). Jamás había jugado
un partido físicamente tan exigente, ni tampoco había mantenido un nivel tan alto
durante tanto tiempo, como ocurrió hoy. Ganó Spadea porque fue mejor...
En realidad, Cañas y Spadea construyeron ayer en el Grandstand el tercer estadio en
importancia de Flushing Meadows un verdadero thriller tenístico, de esos que
apasionan a los siempre exaltados aficionados norteamericanos. Desde el primer punto hasta
el último, se mataron a pelotazos. El argentino, además, le agregó untoque de
dramatismo cuando en el 4-4 del primer parcial se dobló el tobillo derecho, cayó
fulminado sobre el hirviente cemento y se quedó allí durante cinco minutos,
retorciéndose de dolor. Si hubiera sido otro torneo, abandonaba. Pero acá no me
podía retirar, explicaría después Cañas, quien a pesar del problema un
posible esguince logró dar vuelta una desventaja de dos sets a cero y 5-4 abajo
(con el saque de Spadea) para llegar a una definición cerradísima, donde al perdedor le
faltó suerte para poder ganar uno de los tres break points que tuvo en el
último game.
Estoy un poco mufado, pero esto no me va a durar mucho, porque me demostré que
estoy para ganarle a cualquiera. Perdí poniéndolo todo, y eso me deja tranquilo,
fue lo último que dijo Cañas, mientras abandonaba la sala de prensa rengueando, con gel
helado en su tobillo, de la mano de su novia. Su sueño de seguir adelante en el US Open
99 al igual que el de Paola Suárez, quien cayó ante la española Angeles
Montolio por 7-5 y 6-2 había terminado. Ahora sólo queda en carrera su amigo
Mariano Puerta, quien hoy enfrentará al alemán Tommy Haas, 14º preclasificado pero con
problemas físicos. Pero Cañas puede dormir tranquilo: ayer, por su tenis y su garra, él
también habría merecido llenar el Arthur Ashe...
Resultados de la cuarta jornada L. Davenport (USA, 2ª) a R. Dragomir (RUM) 6-0 6-2
M. Seles (USA, 4ª) a S. Farina (ITA) 6-2 6-3
J. Halard-Decugis (FRA, 9ª) a F. Li (CHI) 6-2 6-4
M. Serna (ESP) a S. Testud (FRA, 14ª) 6-3 6-3
S. Williams (USA, 7ª) a J. Kostanic (CRO) 6-4 6-2
R. Krajicek (HOL,, 12º) a L. Manta (SUI) 6-2 6-4 6-1
A. Agassi (USA, 2º) a A. Pretzsch (ALE) 6-3 6-2 6-1
M. Ríos (CHI., 10º) a G. Bastl (SUI) 4-6 6-3 6-2 6-3
M. Pierce (FRA., 5ª) a G. León García (ESP) 6-2 6-3
N. Kiefer (ALE., 14º a M. Kolhmann (ALE8. 8º) 6-3, 6-2, 6-2 |
AYER QUEDO AFUERA CARLOS MOYA
Maldición de las lesiones
Por J.I.C. Desde N.Y.
En el
Corona Park ya se habla de la maldición de las lesiones. Anoche, a las
deserciones del Nº 1 del mundo, Pete Sampras, y del último bicampeón del US Open,
Patrick Rafter, se sumó el abandono de Carlos Moya, octavo favorito. Un problema en la
espalda obligó al español a retirarse del partido de segunda rueda que perdía ante el
francés Nicolás Escudé por 61, 6-4, 0-1. En consecuencia, los cuatro semifinalistas del
US Open 98 ya quedaron fuera de esta edición, todos a causa de lesiones.
A los problemas físicos de Sampras, Rafter y Moya, hay que sumarles la dolencia en la
rodilla izquierda que impidió al australiano Mark Philippoussis, finalista del último
año, siquiera desembarcar en Nueva York.
Tengo el dolor en la espalda desde hace diez días, pero pensé que lo iba a
soportar relató Moya. Sin embargo, a partir del cuarto game del primer set,
el dolor fue empeorando. Prácticamente no podía sacar. Por eso decidí abandonar. No
tengo idea cuánto tiempo necesitaré para recuperarme. Ahora viajo a Barcelona y allí me
haré estudios. Espero estar listo para el torneo de Stuttgart, en octubre.
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