Por Cecilia Bembibre Lo importante es ser fan.
Después, si el objeto de adoración es una serie con varias décadas en pantalla, un
cantante de moda, un grupo de rock de los ‘70 o los títulos clásicos del manga es
apenas un detalle. Durante este fin de semana devotos de todo tipo surcarán los pasillos
del Centro Cultural San Martín rumbo a una cantidad de eventos que tienen como principal
–y acaso único– denominador común el de estar dirigidos a los fans. De lo que
fuese.
Hay ciertos circuitos que no esperaron esta Primera Feria de Clubes de Fans: Enrique
Iglesias es adorado cada sábado al pie del Obelisco, los fanáticos del anime japonés
hacen cola semanalmente en el Rojas y los seguidores de “Los Vengadores” coparon
el cine Atlas Recoleta una madrugada de agosto. Este fin de semana el mapa de los fans de
cada género abrirá sus fronteras, permitiendo el acceso a los no iniciados, según la
idea globalizadora con que la Dirección de Juventud del Gobierno de la Ciudad de Buenos
Aires y el canal de cable Uniseries organizan el evento: “Generar un espacio de
interlocución e intercambio entre los fanáticos de distintos géneros”.
Entre el mediodía y las 22 del sábado y domingo, la Feria incluye exposiciones de fotos,
proyecciones de series, cortos, documentales y musicales. Los fetichistas podrán
acercarse a codiciar raros ejemplares de merchandising imaginados a partir de sus objetos
de deseo, y los fashion victims sucumbir ante el vestuario de su estrella favorita
engalanando la pasada del desfile de modas. Hay además programadas conferencias acerca de
la historieta argentina, el comic japonés y la literatura de terror. Para quienes quieran
aprovechar al ídolo como musa se proponen talleres literarios todo el fin de semana, que
tendrán como principal desafío dejar contento a la vez al aspirante a Lovecraft y a un
futuro letrista de Ricky Martin.
Las vedettes del programa son, hasta ahora, las proyecciones. El sábado convocará a las
15 y 17 a los fans de “Viaje a las estrellas”, con una emisión continuada de un
capítulo de la serie original (“Retroceso en el tiempo/The naked time”, de
1969) y uno de la nueva versión (“La cruda realidad/The naked now”, de 1987). A
las 19 se reunirá uno de los públicos más fuertes: el de “Los Vengadores”,
que hicieron su precalentamiento el mes pasado en una función continuada de episodios de
la serie. La propuesta de este evento incluye tres capítulos en los que el agente John
Steed está acompañado por las tres chicas que pasaron por la serie: Cathy Gale (la
primera, nunca vista en la Argentina), Emma Peel y Tara King. Esta función se repetirá
el domingo a las 19 y a las 22.
Gerry Anderson, nombre clave de la ciencia ficción televisiva, será otro de los
homenajeados: se anuncia una proyección de sus “marionetas”. El propósito
original de Anderson cuando fundó su productora en los ‘50, en Inglaterra, era el de
encarar ambiciosos proyectos televisivos. Pero las cuentas le salieron pésimo y se
encontró con un presupuesto mínimo y un muñeco como protagonista. Considerando todo
esto, el desenlace no fue tan triste: fundó un género –la supermarionation–,
una muestra del cual se verá el domingo a las 15 y a las 17. El programa comienza con
“Supercar”, continúa con “Joe 90” y cierra con “Capitán
Escarlata” y “Servicio secreto”.
UN FILM RARO EN VENECIA
La cabeza de Malkovich
Después
de tantas referencias a lo sexual, John Malkovich, Cameron Díaz, John Cusack y Catherine
Keener pusieron en el Festival de Venecia una nota de humor. Ellos son los protagonistas
de Being John Malkovich, una comedia dirigida por el debutante Spike Jonze, habitual
director de videoclips para grupos como Beastie Boys. El filme, programado en una de las
secciones paralelas, “Sueños y visiones”, tiene el mérito de un buen guión,
bien construido por el debutante Charlie Kaufman. “Un guión que descubrí sólo
porque mi vuelo a Los Angeles tenía tal atraso que llamé a mí oficina y pedí que me
mandaran algo para leer: me enviaron un guión que, con semejante título, me pareció una
broma”, dijo Malkovich tras la proyección. La broma no está sólo en el título,
sino en los 112 minutos que dura el film, que cuenta la historia de un artista de
marionetas (Cusak) que por su rapidez con las manos consigue un empleo en los archivos de
una empresa en la que todos deben caminar doblados por la mitad debido a la baja altura de
las oficinas. Esa posición facilita el descubrimiento de una puerta clausurada con un
mueble, que lleva a un túnel. Es una galería que instala al curioso que se interna en
ella en una “cabeza albergadora”, en este caso la de John Malkovich, que resulta
poseído por sus visitantes. En el enredo, Cameron Díaz, tras pasar por la galería, se
descubre como un hombre capaz de enloquecer de amor por Katherine Keener, la seductora
empleada del Archivo que tiene una aventura con Malkovich. Pese a semejante argumento, el
film fue bien recibido en la Mostra.
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