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DURO CHOQUE ENTRE EL JUEZ QUE INVESTIGA EL ACCIDENTE Y LA FUERZA AEREA
“Es mi obligación proteger la evidencia”

La Fuerza Aérea dispuso que personal de LAPA se ocupara de la remoción de los restos del avión. El juez fue tajante: “No pueden intervenir”. El choque fue subiendo junto a la presión para que reabriera Aeroparque. Para el magistrado, se está poniendo el interés comercial por encima de la investigación.

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El lugar del accidente: los restos del avión serán trasladados hoy, conseguido el hangar.


Por Adriana Meyer
t.gif (862 bytes)  “Están privilegiando el interés comercial por sobre el interés de preservar la evidencia de una tragedia que produjo 70 muertes”, dijo el juez federal Gustavo Literas ante este diario, al referirse a lo que calificó como “una presión” para que autorice la reapertura del Aeroparque. La Fuerza Aérea había dispuesto que personal de LAPA se encargara de la remoción de los restos del avión. “En la tarea de remoción y traslado no podrá intervenir personal de la firma LAPA ni de otra empresa designada a tal efecto por los responsables de LAPA”, fue la respuesta por escrito del juzgado. Para acelerar el procedimiento Literas terminó intimando a los jefes del Comando de Regiones Aéreas y de la Junta de Investigaciones a que aporten los elementos necesarios en un plazo de 12 horas, bajo apercibimiento de procesarlos por incumplimiento de los deberes de funcionario público y obstrucción de la Justicia. El acta que refleja esto fue el colofón de una larga y tensa reunión. Cuando un grupo de periodistas consultó a Literas en los pasillos de Comodoro Py sobre la medida de la Junta de Representantes de Compañías Aéreas de suspender los vuelos de cabotaje (ver aparte), el juez exclamó: “Me resulta sorprendente porque tengo un poco de memoria y recuerdo que para repavimentar Aeroparque las empresas aéreas estuvieron preparadas para soportar veinte o treinta días de cierre. Espero que frente a un siniestro también estén preparados para que a 72 horas se puedan retirar las evidencias”. Y agregó: “Mi obligación jurisdiccional es proteger esas evidencias y exigir la colaboración necesaria. Estamos hablando de un traslado a cien metros del lugar. Considero que tiene que haber medios operativos para realizarlo”.Un funcionario judicial comprometido con el esclarecimiento de la tragedia aseguró a Página/12 que “la Fuerza Aérea nos envió un comunicado contradictorio porque dicen que el Aeroparque está en las mismas condiciones previas al accidente, aunque sin el ILS (radar de aproximación)”. Y reflexionó con lógica elemental que “si no tiene eso entonces no está en condiciones idénticas”. Los investigadores que trabajan en tribunales le propusieron a la Fuerza Aérea que estudie la posibilidad de utilizar los na03fo02.jpg (7857 bytes)aeropuertos de San Fernando, Morón y Palomar.La pulseada con la Fuerza Aérea comenzó con la nota que envió el juzgado al presidente de la Junta de Investigación de Accidentes de Aviación Civil, brigadier retirado Horacio Viola, en la que le exigieron que comunicara todos los detalles del operativo de traslado de la evidencia: u si culminaron las pericias dispuestas sobre la pista, sus inmediaciones, el lugar del siniestro y la vía pública; u cuál es la denominación del hangar donde depositarán los restos del avión, a qué organismo oficial o empresa privada pertenece, si el mismo es cerrado y las medidas de seguridad con las que cuenta;u qué división, departamento o unidad estará a cargo del traslado, quién es su agente responsable, marcas y números de identificación de los vehículos que serán utilizados.En el último párrafo Literas fue terminante: “No habrá de adoptarse medida alguna en relación a la reanudación de las actividades en el Aeroparque Metropolitano hasta tanto no sea elevado a este juzgado en informe solicitado”. Con el correr de las horas, la presión comenzó a hacerse sentir, sobre todo de las empresas de líneas aéreas (ver aparte). Y los funcionarios volvieron a quejarse de que los aviadores tenían una posición contradictoria porque –según ellos– “nos presionan para la reapertura pero no dan los elementos mínimos que pedimos”. El magistrado del caso se reunió con el jefe de la brigada antiterrorista de la Policía Federal, comisario Jorge Palacios. Estaban presentes los fiscales y el secretario Pablo Bertuzzi. Tuvo que salir hacia su oficina para atender el teléfono varias veces. Una de esas conversaciones la mantuvo con el ministro del Interior, Carlos Corach, que también quería saber cuándo se reabría el Aeroparque porque “necesitaban mover el avión presidencial Tango O1”. A las seis de la tarde entró a la reunión un señor mayor, de baja estatura, vestido de gris con un maletín en su mano. “Este es el que está trabando todo”, marcó con precisión un funcionario del juzgado 12. Era el brigadier Viola. Cuando Literas le exigió la colaboración –que ya le había pedido por escrito– para el retiro del material, el militar sacó un anotador y empezó a escribir. Fue en ese momento que lo echaron del despacho. “Viola no me dio ninguna explicación que me satisfaga, simplemente no me ofrece los medios o los promete pero no concreta nada. Esta es la realidad”, dijo Literas, mientras se relajaba unos minutos tomando un mate.Literas exigía un terreno donde la Junta pueda evaluar correctamente los restos del siniestro, containers y tres camiones. Su mayor preocupación es evitar que los mismos se contaminen. “Todavía nos faltan pruebas sobre pequeños restos humanos que los perros siguen detectando y hay que levantar la pared del malecón que derribó el avión, por lo tanto esto es de una importancia vital para el futuro de la causa”, dijo.Viola llamó al comandante de Regiones Aéreas, Enrique Dutra. Y después fueron llegando más funcionarios. Se sumaron el secretario de Transporte, Armando Canosa, y un delegado de Rodolfo Barra, del Organo Regulador del Sistema Nacional de Aeropuertos (ORSNA). Cuando ya había anochecido, Dutra salió al pasillo y habló por teléfono celular con su superior: “Buenas noches, señor ministro. Mire, acá quieren saber las chapas de los autos que vamos a usar mañana (en la remoción) y algunos datos más. Con eso estarían conformes”, informó seguramente a Jorge Domínguez. Nada dijo sobre la intimación que habían recibido por parte del juez.

 

La única excepción
Ayer en los tribunales federales no hubo lugar para las especulaciones sobre las hipótesis del accidente. Más de dos horas insumieron los trámites para autorizar el aterrizaje de una avioneta proveniente de Mendoza, que traía a una niña que necesitaba un trasplante. Fue la única excepción que concedió Literas. El juzgado siguió atendiendo la entrega de los cuerpos a los familiares y comenzará a partir del lunes a realizar entrevistas con los sobrevivientes, quienes serán sometidos a pericias psicológicas para determinar si están en condiciones de declarar. Pero ellos decidirán cuándo quieren hacerlo. Los fiscales Carlos Rívolo y Claudio Navas Rial tomaron declaración a una azafata de LAPA que trabajó en esa empresa cuatro meses y aseguró que todo el personal de a bordo dijo alguna vez “en estas condiciones de seguridad no volamos más”. Sin embargo, la mujer no pudo aportar el nombre de ningún ex compañero de trabajo que ratifique sus dichos.

La triste suerte de Roberto Bonardi
No voló pero igual falleció

t.gif (862 bytes) Roberto Daniel Bonardi estaba en Buenos Aires desde hacía algunos días y tenía previsto volver el martes a la ciudad de Córdoba, donde vivía con su esposa. Ella lo esperaba a la noche, y suponía que él iba a tomar el vuelo 3142 de LAPA. Pero Roberto no integraba el pasaje del Boeing 737 que ardió en llamas. Sin embargo, el destino le jugó en contra y Roberto falleció en los alrededores del Aeroparque: fue uno de los tres transeúntes que murieron como consecuencia de la catástrofe. Los restos de Bonardi fueron trasladados ayer a la ciudad de Córdoba, donde fue enterrado en el cementerio de La Floresta. “Pensábamos que venía en el vuelo del accidente”, contó, entre sollozos, Cristina Bonardi, una de sus hermanas. Roberto tenía 41 años. Había viajado a la Capital Federal unos días antes por cuestiones de trabajo. Casado hace un año, era propietario de una fábrica de equipos de GNC. Según confiaron fuentes cercanas a la investigación, hasta ahora se presume que fueron al menos tres los transeúntes que perdieron la vida mientras estaban en las cercanías de Punta Carrasco, donde se extrelló el Boeing luego de traspasar los límites del Aeroparque Jorge Newbery, frente a la Costanera Norte. Otra de esas víctimas sería un contador de la firma tabacalera Massalín Particulares, que conducía un automóvil Chrysler Neón, del cual sólo pudo encontrarse la tapa del baúl y un paragolpe. Y la tercera, una abogada que habría estado en el mismo vehículo.Ayer las identificaciones ascendieron a 49 cuerpos, de los cuales 46 fueron entregados a sus familiares y muchos de ellos trasladados a la provincia de Córdoba. De los 64 cadáveres encontrados, quedan 15 por ser reconocidos. Además, hay siete bolsas con restos humanos. La última ingresó a la Morgue el jueves, último día en que se hallaron restos humanos en el escenario de la catástrofe. La Cruz Roja confirmó que los fallecidos hasta ahora suman 71. El reconocimiento de muchos de los cadáveres “fue posible por las placas dentarias”, detalló el prosecretario de la administración de la Morgue Judicial, Norberto Pelino. El funcionario consideró que los otros cuerpos podrían llegar a identificarse solamente con el resultado de los análisis de ADN. Los análisis se podrán hacer gratuitamente en el Servicio de Huellas Digitales Genéticas (SHDG), de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA, que ayer ofreció ese servicio al Cuerpo Médico Forense. Para que no tuvieran que viajar a Buenos Aires, a familiares de cinco pasajeros se les extrajo sangre en la ciudad de Córdoba, y las muestras fueron enviadas anoche a la Capital Federal. Según señalaron los investigadores, persisten las dudas en torno del número total de personas que viajaban en el vuelo 3142, debido a que de un primer análisis de la documentación confiscada aparecen “datos que no coinciden” con la lista oficial de pasajeros elaborada por la compañía aérea. Entre los pasajeros fallecidos hay personas que no figuraban en el listado.


El país se quedó sin vuelos de cabotaje por decisión empresaria

En una medida inédita, las líneas aéreas resolvieron interrumpir todos los vuelos internos desde las 6 de hoy. El Gobierno amenazó con sanciones.

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Por Carlos Rodríguez
t.gif (862 bytes) En una medida de fuerza empresarial inédita en la historia de la aviación comercial en el país, las líneas de cabotaje resolvieron interrumpir sus servicios desde las 6 de hoy y por tiempo indeterminado “como consecuencia de la decisión judicial que impide las operaciones” de vuelo en el aeropuerto metropolitano Jorge Newbery. Al hacer el anuncio, el presidente de la Junta de Representantes de Compañías de Aviación (Jurca), Fernando Dozo, se apresuró a aclarar que la resolución “no intenta ser una presión sobre el juez” y que obedece “al colapso del Aeropuerto de Ezeiza”, hacia donde se ha derivado todo el tráfico aéreo, lo que ayer provocó un verdadero caos. Mientras Dozo hacía esa afirmación oficial ante la prensa, en un pasillo de la sede de Jurca otro directivo de la entidad, en diálogo telefónico con un tercero, admitió: “Esto es una medida de presión, pero no tenemos ninguna alternativa”. En respuesta, el Gobierno amenazó con sanciones. Primero serían multas y podrían llegar a la cancelación de la licencia para operar. Dozo, que además de presidente de Jurca es gerente de Política Aérea de Aerolíneas Argentinas, justificó la decisión afirmando que los problemas de las compañías se deben “tanto al cierre del aeroparque como a la retención de 47 aviones” en esa estación aérea. En el caso de Aerolíneas y Austral, los aviones que permanecen en inactividad forzosa son ocho, una cifra insignificante para esas empresas. En cambio, el problema es grave para Dinar, que tiene cuatro aviones fuera de servicio, pero eso significa la mayor parte de su flota. En nombre de Jurca, Dozo argumentó que las autoridades de la Fuerza Aérea “han comunicado hoy al juez que el aeroparque está en condiciones de funcionar”, a pesar del daño que sufrió el sistema de radar denominado ILS, que posibilita las operaciones aun en condiciones climáticas adversas. Dozo había evitado cuestionar directamente las medidas del juez Literas, pero sobre el final de la conferencia de prensa, cuando quedaban pocos periodistas, resolvió sincerarse: “La resolución que tomó es como cerrar toda la avenida Cantilo para investigar el choque en el que murieron una mujer y su hija”, sostuvo aludiendo al accidente de tránsito ocurrido el lunes pasado. El titular de Jurca reconoció que la suspensión de los vuelos afectará “a unas 20.000 o 30.000 personas” que tenían previsto viajar en los próximos días. Además de Aerolíneas y Austral, quedan interrumpidos los vuelos de Dinar, Cata, Laer, LAPA y Southern Winds. Dozo puso en la primera línea, como las más afectadas por la situación, a las empresas pequeñas, pero extraoficialmente se sabe que fue determinante el perjuicio que sufren Aerolíneas y Austral. “De los 88 vuelos diarios que esas empresas venían realizando habitualmente, desde el aeroparque metropolitano, la Fuerza Aérea habilitó sólo 32, en el Aeropuerto Nacional de Ezeiza”, explicaron a Página/12 otras fuentes de las dos compañías. Dozo afirmó que “el colapso de Ezeiza” determina que “muchos de los vuelos de cabotaje programados salgan vacíos porque la gente no se entera a tiempo de los horarios o que llegue gente para subir a un vuelo cancelado, lo que redunda en quejas contra las empresas”. En efecto, ayer Ezeiza volvió a ser un caos. Dozo reconoció que se está ante una situación de “extrema gravedad” y que es “la primera vez en la historia” que se adopta una medida de fuerza empresaria. Para el presidente de Jurca, es necesario que el juez disponga “de manera inmediata el restablecimiento de la actividad en aeroparque” por las “pérdidas cuantiosas” que están sufriendo las empresas y que no precisó en cifras; por el perjuicio que soporta “la industria turística” y hasta por “el impacto negativo para la imagen internacional del país que significa el cierre de un aeropuerto tan importante”. La Asociación del Personal Aeronáutico pidió al juez Literas “la inmediata apertura” del aeroparque metropolitano “en la medida que esto no se interponga en el marco de la investigación” por el accidente del avión de LAPA. Los trabajadores del sector aseguraron que “políticos yempresarios que obedecen, vaya a saber a qué intereses, hoy hacen lobby para el cierre definitivo del aeroparque”, aunque advirtieron que “Ezeiza no es más seguro”. El diputado nacional Gustavo Gutiérrez, del Partido Demócrata de Mendoza, requirió a Literas que “libere los aviones” retenidos en la estación aérea. Ayer, en los mostradores de Ezeiza, sobre todo en el sector de Aerolíneas, se formaron colas de más de trescientos metros de largo, que salían del hall para continuar en los pasillos externos. Para cumplir con los requerimientos de los pasajeros, Aerolíneas y Austral apelaron a la utilización de aviones Jumbo que habitualmente se utilizan sólo para los vuelos internacionales. Ayer al mediodía salieron dos Boeing 747, uno con destino a Mendoza y otro hacia Córdoba.


MENEM SALIO A RECLAMAR EL CIERRE DE AEROPARQUE
“El lugar es de alta peligrosidad”

t.gif (862 bytes) Esta vez evitó los emisarios. En medio del impacto por la tragedia, el Presidente salió él mismo a reclamar que el Aeroparque Jorge Newbery “no opere más o que se opere racionalmente hasta su traslado definitivo hacia un aeropuerto más seguro que, por ahora, es el de Ezeiza”. De paso, dejó así la puerta abierta para un nuevo debate en torno de su proyecto de la aeroísla. También recordó que “siempre con una máquina de impedir funcionando en contra”, bregó “en la medida de mis posibilidades” por el traslado hacia la aeroísla o definitivamente hacia Ezeiza. Pese a que el jefe supremo dejó pocas dudas respecto de sus intenciones, el ministro del Interior, Carlos Corach, en sus diálogos matinales con la prensa, consideró que “no es oportuno” debatir en este momento el tema del traslado de la estación aérea porteña.Menem dijo que la tragedia del martes pasado “me ha conmovido mucho, fue un golpe muy duro, muy fuerte, habida cuenta de lo que me tocó vivir con mi hijo”, en alusión a Carlos Jr., que murió al caer el helicóptero que piloteaba, cuatro años atrás.Ayer, cuando se cumplían tres días de la tragedia aérea, el presidente Menem cuestionó el lugar en que está emplazado el Aeroparque por considerarlo “de alta peligrosidad” y volvió a la carga con su postura a favor del traslado de la estación aérea metropolitana. El Aeroparque permanece cerrado desde la noche del martes último, según lo dispuesto por el juez Gustavo Literas, que investiga el accidente de LAPA.“Yo no digo que el Aeroparque no es operable, lo que digo es que está emplazado en un lugar de alta peligrosidad y por eso he sostenido el traslado a la aeroísla o a aeropuertos cerca de la ciudad como Don Torcuato, San Fernando o Morón”, insistió.Por su parte, el secretario general de la Presidencia, Alberto Kohan, ratificó ayer que la decisión de trasladar el Aeroparque a Ezeiza se tomará “lo antes posible”, aunque aclaró que la medida primero debe discutirse entre el organismo regulador (Orsna), la comisión bicameral y la empresa contratista Aeropuertos 2000. Que ya adelantó que la decisión no puede empezar a implementarse antes del 2002.

 

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