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OPINION

Empresarios de Menem

Por Alfredo Bravo*

Empresariosde MenemTras la tragedia de Aeroparque, el presidente Carlos Menem calificó al titular de LAPA, Gustavo Deutsch, como un gran empresario. Horas después, Deutsch lanzó cifras que sirven para desentrañar el significado que para Menem tiene el término empresario.Al explicar la limitación de LAPA para modernizarse, Deutsch culpó al mal llamado impuesto docente. Explicó que la previsión era facturar en 1999 unos 240 millones de pesos que les haría ganar entre 4 y 6 millones de pesos. Una ganancia que, aseguró, se esfumaría si pagaran ese impuesto.Si el impuesto absorbiera los 6 millones previstos como máxima ganancia, las naves de LAPA valdrían 400 millones de pesos. ¿Invertiría un gran empresario 400 millones en aviones por una renta del 1,5 por ciento anual, cuando un sencillo plazo fijo cuadriplicaría tal porcentual? Seguramente, no. ¿Por qué Deutsch eligió un negocio aparentemente poco rentable? La respuesta es: Menem lo hizo posible.Tras la desregulación de las rutas, proliferaron las líneas aéreas, dada la posibilidad de hacer buenos negocios con inversiones –y por tanto riesgos económicos– cercanos a cero. Para convertirse en un operador aéreo bastaba con alquilar en el exterior uno o dos aviones, elegir una ruta intuida como rentable y echarse a volar para tantear los resultados.Quienes tuvieron experiencias exitosas lograron buenas ganancias hasta que llegó un controvertido Fondo Nacional de Incentivo Docente. La ley dice que, si los titulares de los bienes gravados residen en el exterior (en este caso, los dueños de las aeronaves alquiladas), se considerará responsables del pago a quienes sean (sus) tenedores aquí. Así, Deustch y sus colegas deberían abonar un gravamen sobre un patrimonio ajeno que neutralizaría las ganancias del otrora brillante negocio.En medio del dolor colectivo, el gran empresario Deutsch vinculó la tragedia con el tema fiscal y así intentó transferir a los educadores la responsabilidad por el hecho. Más allá de su mezquindad, Deutsch dejó al desnudo que para acceder a la distinción menemista de gran empresario se debe reunir un elemental olfato comercial para detectar los nichos de mercados abiertos por la desregulación y la capacidad de evitar inversiones de riesgo, de dedicarse a emprendimientos que resulten financiados por sus usuarios y de boicotear la presión fiscal.Los empresarios con este perfil tienen un valor social negativo. Cuando la cultura menemista sea desguazada, sus grandes empresarios deberán someterse a una profunda reeducación o resignarse a desaparecer. Lo contrario sería perpetuar esta tendencia a degradar el rol empresarial.* Diputado nacional, Partido Socialista Democrático Frepaso-Alianza.

 

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