|
Vuelve el caso Letelier. El juez chileno Juan Guzmán Tapia aprobó el pedido de extradición del ex capitán Armando Fernández Larios, implicado en el asesinato en 1976 del ex canciller chileno Orlando Letelier y ahora también en la llamada Caravana de la Muerte, ocurrida en el norte chileno tres años antes. Por su parte, el Departamento de Justicia norteamericano pidió ayer a la Cancillería chilena que le remitiera documentos adicionales sobre el caso Letelier. Al lado de esta batalla judicial, el gobierno de Chile sigue librando su propia guerra diplomática: ayer, el canciller Juan Gabriel Valdés anunció que se levantaron las reservas que el régimen de Pinochet había puesto en 1988 a ciertas partes de la Convención Internacional contra la Tortura. Con esta medida, dice el gobierno chileno, su par español debe someterse a un arbitraje internacional sobre la capacidad de juzgar al ex dictador, detenido en Londres y a la espera de un proceso de extradición a España.El movimiento judicial en Chile por los crímenes de la dictadura parece ser más fuerte que nunca. Anteayer, dos ex agentes de la Central Nacional de Investigaciones (policía secreta del régimen, sucesora de la DINA) habían sido arrestados por su supuesta participación en el asesinato, en febrero de 1982, del líder sindical Tucapel Jiménez. En cuanto al ex capitán Fernández Larios, la solicitud aprobada por el juez Guzmán debe ser ratificada por la Corte Suprema y enviada luego a Estados Unidos por la Cancillería chilena. Fernández Larios reside actualmente en Miami y está bajo un programa de protección de testigos por sus declaraciones en el caso Letelier. El juez Guzmán considera que Fernández Larios está implicado en la Caravana de la Muerte, donde desaparecieron 19 personas, según el magistrado. Si se presentan nuevos antecedentes que no entren dentro del caso Letelier, Estados Unidos podría levantar la protección y mandarlo a Chile, declaró el abogado Hugo Gutiérrez. El ex capitán, que admitió su responsabilidad en la muerte de Letelier, atribuyó su participación en la Caravana de la Muerte cuyo líder, el ex general Sergio Arellano Stark, está detenido por orden del juez Guzmán a órdenes superiores. Ningún teniente puede tener tantas atribuciones para imponerse a las decisiones de sus superiores, declaró Fernández Larios en una breve entrevista que publicó ayer el diario chileno El Mercurio. Las movidas en los tribunales no sólo se producen en Chile, sino también en Estados Unidos y en España. Ante el pedido del Departamento de Justicia norteamericano, el fiscal de la Corte Suprema chilena, Enrique Paillás, recomendó ayer cumplir con las diligencias que permitan entregar información a Estados Unidos sobre el caso Letelier. El gobierno de Chile considera que el crimen de Orlando Letelier y de Ronnie Moffit fue cometido en territorio de Estados Unidos y es un crimen que compete a los tribunales de ese país, declaró sugestivamente Valdés, cuyo gobierno ataca al de España ya que considera que los crímenes de la dictadura chilena sólo pueden ser juzgados en Chile. Pero en Madrid los trámites judiciales continúan. Los abogados de la acusación popular contra Augusto Pinochet en España se opusieron hoy a la personación de los letrados del ex dictador chileno en la causa abierta contra él por el juez Baltasar Garzón en tanto no sea entregado a la Justicia española. Mientras tanto, el gobierno chileno sigue insistiendo con la salida política del arbitraje internacional. El Consejo de Estado español había desestimado la alternativa arbitral, contemplada desde 1984 en la Convención Internacional contra la Tortura, porque Chile no ratificó en forma plena ese instrumento jurídico y lo aprobó con algunas reservas, sobre todo en lo que hace a su artículo 30. El artículo 30 plantea la posibilidad de que dos países puedan optar por una fórmula de arbitraje en caso de discrepancias sobre la aplicación del tratado. Pues bien, hoy hemos levantado las reservas, anunció el canciller Valdés. En el caso de que no veamos respuesta satisfactoria a nuestros planteamientos, vamos aadoptar otras decisiones en el futuro próximo, dijo el canciller chileno. Esa decisión es ir al Tribunal de Justicia Internacional de La Haya.El otro frente para lograr el regreso de Pinochet a Chile es el de los motivos humanitarios, algo que el gobierno chileno también alega. Los operativos de presión para convencer a la opinión pública internacional de que el estado de salud del ex dictador es cada vez peor se multiplican. Anteayer, en Santiago, se lanzó el rumor de que Pinochet había muerto. Scotland Yard había informado que en realidad fue sometido a algunos análisis. Estoy muy preocupado, porque no creo que sean exámenes de rutina, señaló el general (R) Rafael Villarroel, último subcomandante en Jefe del Ejército de la dictadura. Es bueno que se entienda que mi general está mal, explicó ayer Villarroel.
|