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Después de un referéndum donde la casi totalidad del padrón electoral se hizo presente, y cuyos resultados seguramente por la independencia respecto de Indonesia serían conocidos hoy, el terror es el único poder en las calles de la ex colonia portuguesa, donde paramilitares sospechados de vínculos con el ala dura del ejército indonesio controlan la situación. Debido al incremento de la violencia, la ONU evacuó ayer a todo su personal de la localidad de Maliana, controlada por las milicias proindonesias, y dos choferes locales de la ONU fueron muertos el jueves en este distrito situado 75 kilómetros al sudoeste de Dili, multiplicando los llamados a una intervención internacional. Los empleados, unas treinta personas, fueron evacuados esta mañana del puesto de policía de Maliana, informó David Winhurst, portavoz de la Misión de las Naciones Unidas en Timor Oriental (Unamet), David Winhurst. Las personas se habían refugiado allí en momentos en que los milicianos proindonesios sembraban el terror en Maliana, incendiando las casas, narró el vocero. La amplitud de la participación popular votaron casi un 98,6 por ciento de los inscriptos sorprendió a los jefes de las milicias proindonesias, que habían afirmado que la consulta no tendría lugar, pero que, de realizarse, ello daría la señal para lanzar acciones sangrientas. Los jefes milicianos, inspirados, armados y entrenados por el ejército indonesio, cumplieron con su anuncio. Sus hombres, bajo la mirada indiferente de la policía, incendian actualmente casas y matan con rostro descubierto a los partidarios de la independencia, obligados a huir, asedian los edificios de la misión de la ONU en Dili y otras localidades del territorio, bloquean las rutas, retienen y amenazan a los observadores, diplomáticos y periodistas.
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