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Por Inés Tenewicki C. Niciento no es sólo la versión masculina de Cenicienta. Es una versión moderna del milenario cuento infantil, aggiornada en tono de clown y clave de parodia, contextualizada en una Argentina que ostenta todos los conflictos e ilusiones de este fin de siglo crítico y tormentoso. Con dirección, puesta en escena y guión de Héctor Presa, esta obra protagonizada por tres payasos relata una heroica saga: la de Carlos Niciento, un clown que está desempleado, y busca trabajo como repartidor de sonrisas. Pero en ninguno de los comercios donde se ofrece consigue un puesto como ése. Ni siquiera un trabajo convencional, como el de cadete de una panadería. Deprimido y angustiado, encuentra finalmente un lugar como empleado doméstico en una casa de familia, donde viven una mujer y su hija. Aquí también, Carlos Niciento (a quien sus amigos llaman Carlos, pero sus patronas, C. Niciento) intenta imponer risas y sonrisas, pero es maltratado y obligado a desempeñar las tareas más duras sin gratificación.En este punto, el guión de Presa se limita a seguir los vericuetos del cuento, con baile, carroza y candidato incluidos. La madre y la hija van al baile, pero no consiguen divertirse hasta que hace su aparición un personaje farandulesco .-parecido a Charly García que logra arrancar carcajadas a la hija e ilusiona a la madre con la posibilidad de un casamiento ventajoso. Por supuesto que el tal candidato no es otro que el mucamo oculto, que llegó al baile gracias a ciertos mágicos oficios que permitieron convertir algunos simples objetos de la escenografía en carroza. Interviene en esta transformación la magia de Presa, fundador del Teatro La Galera, quien usa frecuentemente sencillos elementos de uso cotidiano que se metamorfosean en distintas cosas.Aquí, por ejemplo, unos canastos de colores y un biombo dado vuelta sirven para poner en escena la conversión de Ceniciento en Charly. Cuando se descubre la verdad la situación ha evolucionado, gracias al poder del humor: Niciento busca a la niña que se ha vuelto alegre y, por supuesto, son felices y comen perdices. Acompañado por una música atractiva, bien organizada por Angel Mahler, el trío de payasos intenta instalarse en una propuesta lúdica, característica de este grupo de teatro independiente que ya cumplió 21 años. Aunque la actuación tiene momentos débiles, C. Niciento tiene buen ritmo y llega a hacer reír a los chicos y a los padres. Con la recurrencia del clown, el juego, el humor y la explotación de objetos cotidianos, Presa condujo el Teatro de la Galera a través de una historia llena de estrenos y también de reconocimientos. Desde la ya lejana Callejeando, una de las primeras obras, que obtuvo el primer premio en el Concurso Nacional de Espectáculos para niños de la Feria del Libro en 1980 (allí hizo sus pininos, por ejemplo, la actriz Andrea Tenuta) La Galera produjo unos cincuenta espectáculos infantiles. Prolífica, hoy presenta al mismo tiempo C. Niciento, El Principito y Blancanieves y los 8 enanitos, en tanto que pasaron por sus escenarios espectáculos como Los vestidos nuevos del emperador, que obtuvo el primer premio en categoría Pantomima del Festival Hans Cristian Andersen; o Yo así no juego más, nominada en 1999 para elpremio Estrella de Mar como mejor espectáculo infantil. Otro de los lauros cosechados fue, en 1988, el reconocimiento del Celcit Ollantay, por ser considerado el mejor elenco de teatro infantil de Latinoamérica.Es verdad que no somos famosos; que otros son vistos por mayor cantidad de espectadores, que hay producciones más costosas, que hay quienes son sponsoreados y alcanzan notoriedad fácilmente. Pero igualmente verdadero es que La Galera es un grupo de teatro comprometido con la realidad de nuestro país, atento a las necesidades de nuestros hijos y dispuesto a seguir brindando obras en donde descubrir nuestros afectos, nuestra sensibilidad, nuestra capacidad de asombro y solidaridad, explica Presa.Es verdad: la pequeña, cálida sala de La Galera no rebosa de público. Pero nunca está vacía. Según su director, hay un grupo de padres y maestros que son fieles seguidores de sus espectáculos. Y cree que se debe a que encuentran en nuestras obras un producto serio, responsable, con mensajes claros y con un profundo respeto por los chicos. Los padres saben que venir a La Galera es la posibilidad de pasar un agradable rato en familia y llevarse algo para charlar. Y esto renueva el compromiso con nosotros mismos, por la necesidad de seguir ofreciendo cosas que conmuevan a nuestros espectadores, cada año más contaminados por la sociedad que los ve crecer.
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