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Nuevo eje contrala intervención

Hugo Chávez y Fernando Henrique Cardoso coincidieron ayer en el Amazonas contra la “kosovarización” de Colombia.

Frontera (I): Los 3700 kilómetros de frontera con Colombia que suman Venezuela y Brasil los vuelve actores determinantes en la resolución del conflicto.

Fernando Cardoso y Hugo Chávez, casi un solo corazón.El brasileño dijo “sí”, pero a condición de bajar el tono.

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Página/12 en Brasil
Por Darío PignottiDesde San Pablo

t.gif (862 bytes) El abrazo amazónico que trabaron ayer Fernando Henrique Cardoso y Hugo Chávez rubricó la cuarta reunión de ambos mandatarios en 9 meses. Fueron unas intensas cuatro horas y media, apenas protocolares, gesto expresivo de la densidad estratégica que ha ganado la relación bilateral brasileñovenezonala. “Ha sido un encuentro político” subrayó el vocero de Itamaraty (Cancillería brasileña). La de ayer fue una operación de diplomacia contra reloj concebida por el eje Caracas-Brasilia pensando en Colombia y en contra de cualquier intervención, según se ocupó de decir el venezolano al salir de la reunión. “Para Venezuela es fundamental construir un polo de entendimiento sudamericano para que podamos evitar la kosovarización de Colombia”, dijo el embajador venezolano en Brasil Milos Alcalay cuando Página/12 lo consultó sobre las razones que trajeron a Chávez hasta Manaus.–¿Evitar la kosovarización es enfrentar a EE.UU.?–No estamos contra nadie, estamos contra el desembarque de cualquier nación en Colombia, sea Rusia, Japón o EE.UU.–Es más probable un desembarco norteamericano que ruso...–No estamos contra nadie, sólo buscamos una solución para este problema que tanto nos afecta y para ello debemos contar con un país fundamental para la región como es Brasil.Los 3700 kilómetros de frontera con Colombia que suman Venezuela y Brasil hace de ambos actores determinantes en la resolución del conflicto. La tercera frontera en cuestión es la peruano-colombiana, de 1600 kilómetros, pero Alberto Fujimori, se sabe, es más afecto a las artes marciales que a la diplomacia. Frente a Colombia, Chávez y Fujimori están en las antípodas. El venezolano desplegó una estrategia múltiple: negó espacio aéreo a las naves norteamericanas, aceptó negociar con las FARC colombianas y se imaginó liderando una salida diplomática regional. El encuentro de ayer fue otra iniciativa chavista.Cardoso atenuó al ex coronel, dijo “sí” a la cumbre a condición de evitar pronunciamientos estruendosos. En Brasilia prefieren la cautela: “Somos demasiado grandes para dar pasos errados”, dijo el canciller Luiz Felipe Lampreia quien declaró haber rechazado un pedido de audiencia de los rebeldes colombianos.Sin embargo lo valiente no quita lo cortés. Oficiosamente el gobierno Cardoso preservaría niveles de contacto con la guerrilla: el año pasado, quien era secretario general del partido gobernante, Artur Virgilio (Partido de la Socialdemocracia Brasileña, PSDB), recibió a las FARC. Poco después el diputado Virgilio admitía el encuentro y lo fundamentaba en la “importancia diplomática de Brasil en América latina, nosotros podemos ayudar a que Colombia ponga fin a su conflicto”.Por cierto, la actitud del cardosista Virgilio nada tiene en común con las expresiones del menemista Carlos Corach (“guerrilla asesina financiada por el narcotráfico”). La foto mostrando a los presidentes en el Hotel Tropical de Manaus ilustra la preocupación estratégica de Cardoso y Chávez sobre la Amazonia (ver recuadro). El general Luiz Gonzaga Schroeder resumió la tesis brasileña: “Debilitado al estado-nación, la globalización impulsará intervenciones extranjeras aduciendo proteger el medio ambiente”.Si se consolidara, la entente Chávez-Cardoso puede tensar el equilibrio de fuerzas regional: mientras ellos rechazan la instalación de unidades militares norteamericanas, Menem y Fujimori se muestran permeables a la idea. Más: el sueno argentino de ser OTAN reavivó el recelo militar y el desconcierto diplomático en Brasilia. Así, mientras Brasil se acerca a Venezuela, se aleja, en términos estratégicos, de Argentina. Aunque ninguno de estos movimientos es definitivo, pues un deterioro institucional venezolano complicaría las cosas, advierten en Brasilia.El tablero sigue abierto, pero la movida de ayer condiciona las jugadas venideras, especialmente el inminente desembarque estadounidense de Charles Wilhelm, general del Comando Sur. La guerra colombiana ya es un proceso que arrastró a las cancillerías de la región; en Brasil, con todo, siguen cada paso argentino. El lunes, en un hotel de la calle Campinas, San Pablo, un alto funcionario de Itamaraty le preguntaba a este cronista: “¿Usted sabe qué quiere Menem? A veces no conseguimos entender qué pretende”.

 

La clave del Amazonas

Simón Bolívar en la Amazonia. El único protocolo previsto fue una ofrenda de Chávez al monumento del prócer en el kilómetro 0 de la carretera BR 174, un tajo selvático de 1800 kilómetros, que unirá Manaus y el Caribe. Por allí transitan cientos de camiones con exportaciones hacia Venezuela y Miami. En poco tiempo los venezolanos proveerán de energía eléctrica al norte brasileño, gracias a una conexión que ya está lista. Ambos emprendimientos se explican en el peso estratégico de la Amazonia: cinco millones de kilómetros cuadrados (75 por ciento de los cuales pertenecen a Brasil) y una población irrisoria de 17 millones de habitantes. En los 70 la fórmula concebida por la dictadura brasileña frente al gigante fue “desarrollo y seguridad”. Con algunas variaciones, esa doctrina fue la adoptada por el Estado democrático. Cardoso y Chávez rechazan la “soberanía relativa” postulada por EE.UU. para la mayor reserva planetaria de oxígeno y biodiversidad. El ex profesor y el ex coronel saben que ninguno podrá “disuadir” a EE.UU. por separado.

 

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