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    COLOMBIA BAJO LA LUPA DEL ESTRATEGA NORTEAMERICANO EDWARD LUTTWAK
“Las luchas antidroga son una locura”

El estratega norteamericano Edward Luttwak no cree en la guerra antidrogas, defiende la legalización y desprecia tanto a las FARC como al ejército colombiano, en esta entrevista exclusiva.

“Las FARC deberían hacerle juicio a los generales colombianos, por incompetentes.”

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Por Gabriel Alejandro Uriarte

t.gif (862 bytes) “Yo creo en el análisis estratégico. Uno abre la visión del problema, uno mira por debajo, por atrás del problema. Y es usual que sea ahí donde encuentras la solución, esperándote. Usando el método estratégico, la lógica de la estrategia, necesitas menos trabajo e inteligencia para entender el problema. Con Colombia, uno entiende que el problema no son las guerrillas, sino el ejército. Esto tiene implicaciones muy poderosas sobre el sistema y la comunidad política de Colombia.” Edward N. Luttwak, estratega norteamericano y jefe del Centro de Estudios Estratégicos de Washington, no defraudó su palabra cuando habló junto con Página/12 sobre la crisis colombiana. En el transcurso de una caminata por el microcentro de Buenos Aires, en búsqueda infructuosa de las obras del clásico romano Procopio, hablando sobre lo que necesita la Argentina para superar la crisis (austeridad fiscal y bajar los costos de los servicios), y deplorando la falta de iodina en las farmacias argentinas, Luttwak encontró tiempo para presentar su diagnóstico sobre la crisis colombiana. –¿Como ve la situación actual en Colombia?–Los problemas de Colombia son mucho menos dramáticos que los problemas de la Argentina. Son mucho menos importantes. En Colombia hay mucha violencia, había mucha violencia, y habrá mucha violencia. El problema central en Colombia no es el guerrillero. Donde hay espacios de sierra y de selva, y donde, en cooperación con Estados Unidos, el Estado colombiano fomenta la creación de una industria muy rica e ilegal al no permitirles a las empresas legales hacerse cargo de la cocaína, el resultado es bandolerismo urbano y guerrilla rural. Nada más natural en el mundo. Pero lo que es anormal es que los jefes colombianos no tengan la energía y el dinamismo y la creatividad propios de un nivel colombiano, sino que operen a un nivel subcolombiano. –¿Cómo?–Te doy un ejemplo, que vale para todos, porque es una cosa básica y fundamental. Un gran experto militar, como Von Clausewitz, dice “se debe hacer esto”. Se puede comenzar comprando el libro de Clausewitz, leerlo, y ganar la guerra contra la guerrilla. Pero para comprender a Clausewitz se debe comprender el alemán, y en general este alemán es el dialecto Mittelhochdeutsch (alto alemán medio), de estilo filosófico hegeliano. ¿Es posible exigir que el colombiano medio pueda hacer algo así? –Supongo que no. –Bueno, entonces estamos de acuerdo en que es demasiado pedirle a un militar colombiano que pueda leer a Clausewitz. Pero no tienen que hacer esto, simplemente tienen que acordarse de qué sucedió en Guatemala hace unos cuantos años. Si no quieren leer las 630 páginas de Clausewitz en el original, sólo le tienen que preguntar a alguien de allí. –¿Qué sucedió en Guatemala?–Había una guerrilla, y había un típico ejército latinoamericano. Lo que quiere decir: reclutamiento de campesinos. El campesino es reclutado, llega al cuartel, y hace dos semanas de “vestición” y ceremonias. Le dan el fusil, le enseñan más o menos cómo utilizarlo, mecánicamente, y no le dan ningún adiestramiento táctico. Y entonces lo meten en la guerra. Cuando se enfrenta el guerrillero, quien sí conoce su trabajo, gana el guerrillero. Lo que hizo Guatemala fue crear centros de adiestramiento de reclutas, donde los campesinos pasaban un adiestramiento de 12 o 14 semanas antes de ingresar, como soldados, al ejército. Allí aprendían a usar sus armas con confianza y competencia. Y estaba listo. Pero en Colombia los soldados son derrotados, son capturados, porque no son adiestrados. –¿Cuál es el motivo de esta falta de adiestramiento?–Es porque las Fuerzas Armadas colombianas usan su dinero para conseguir aviones jet de alta velocidad mach 2, no para adiestrar a sus tropas. Y la consecuencia es que son derrotados cada día, cada semana, y sus soldados son capturados.–Pero con resultados tan desfavorables, y durante un tiempo tan prolongado, ¿por qué continúan haciéndolo? –La explicación más favorable para ellos es que no lo hacen por motivos de interés propio. Es decir, su profesión depende de continuar la guerra, continuar con los gastos militares. Esta es la explicación más favorable para ellos, porque la explicación alternativa sería que son de una ignorancia verdaderamente pavorosa. No es la ignorancia de no poder leer las 635 páginas de Clausewitz en Mittelhochdeutsch, sino la ignorancia de no saber lo que sucedió en Guatemala hace unos pocos años. Debo aclarar diez veces que no hablamos de las masacres de indígenas, hablamos de la práctica del ejército guatemalteco de adiestrar a sus soldados. –¿Podrían el dinero y el adiestramiento norteamericano resolver este problema? Ya entrenan y financien a un batallón de elite, y se habla de que hagan lo mismo con dos más. –No, no. En Colombia hay que cubrir una extensión enorme de territorio. Entonces no puedes mover una fuerza de elite a través de todo el país. Repito, la guerrilla es normal, el narcotráfico es normal. En Colombia, es la fuerza militar, los jefes militares, la cultura militar, la institución militar los que son anormales. Y esto es porque no saben cómo hacer funcionar una fuerza militar al nivel de Guatemala. No hablo de un nivel de Alemania, Israel, o Estados Unidos, hablo de que opere a un nivel guatemalteco. Y encima le permiten a su fuerza militar hacer otras cosas, como comprar el jet mach 2. Es como una mamá que le compra a su hijo una hermosísima camisa, de lujo, importada específicamente desde Milán... y no le da de comer. A esta mamá se la pone en un manicomio. Esto es una estupidez que llega al nivel de la lobotomía. En Guatemala, con cinco o seis asesores extranjeros liquidaron a la guerrilla. –¿Pero no son las FARC más poderosas que la guerrilla guatemalteca?–Las FARC no son nada. Las FARC son formidables frente al ejército colombiano, que está compuesto por inocentes. Campesinos inocentes enviados a su muerte. Confrontadas con infantería entrenada, las FARC correrían como conejos. Contra estos mismos campesinos, propiamente adiestrados, correrían como conejos. Yo he visto a las FARC. No saben cómo llevar sus armas, no saben cómo marchar, no saben cómo disparar. Pero tengo que defender a las FARC. La razón por la que son tan malas es que las Fuerzas Armadas Colombianas se han deformado a un nivel tan bajo que no le dan una oportunidad a las FARC para prepararse. Simplemente no es justo. No es raro que las FARC están infinitamente por debajo del nivel de Sendero Luminoso.–¿Sendero Luminoso era mucho mejor que las FARC?–Oh, sí. Sendero era formidable, estoico, admirable. Las FARC son increíblemente malas. Si hubiera justicia en este mundo, las FARC tendrían que hacerles juicio a los generales colombianos, porque son tan incompetentes que no le dieron la oportunidad de desarrollarse. Hay falta de competitividad. Como la banca argentina. –¿Pero podrían las FARC derrotar al Estado colombiano e instalarse en el poder?–Sí. En un lugar donde la comunidad nacional decide colectivamente comprar, importar, un jet mach 2, con misiles aire-aire, y no entrenar a su infantería, todo puede suceder. Los argentinos se quejan de que su Ejército no estaba preparado durante las Malvinas. Era cierto que estaban mal preparados, pero comparados con el ejército colombiano eran prusianos. Eran sublimes. Porque no puede suceder, como sucede en Colombia, que una compañía de infantería verdadera sea derrotada por una guerrilla, cuando éstos no tienen una superioridad astronómica. Un hombre no puede comer piedras. Si lo hace, o no es un hombre o no son piedras. –¿Washington tiene una estrategia definida hacia Colombia?–No, hay opiniones distintas. El personal de las oficinas antidroga está muy desalentado. Tienes que entender que su jefe, el general McCaffrey, es un hombre muy inteligente. Pero esto es un problema, porqueestá ejecutando una política que es una locura y es imposible. Como McCaffrey es inteligente, se da cuenta de que es el comandante de una guerra que se está perdiendo. Y está muy desmoralizado, muy desmoralizado, porque ahora se da cuenta de que todo su trabajo en Perú y Bolivia sólo tuvo el efecto de desviar el narcotráfico a Colombia, inyectando recursos a las FARC. Todo el dinero, todos los aviones norteamericanos, todos sirvieron para hacer fuertes a las FARC. Por su parte, el Pentágono está totalmente en contra de una intervención militar. No quieren ni oír hablar de ello. El Congreso también está en contra de una intervención directa en Colombia.habló de una “vietnamización” del conflicto...–En el caso de que Estados Unidos intervenga en Colombia, no será otro Vietnam. –¿Por qué no?–Porque las FARC simplemente no son el Vietcong. El ejército colombiano tiene el peor cuerpo de oficiales del mundo, y con su increíble, inconcebible falta de profesionalismo, le ha negado a las FARC la oportunidad de convertirse en una guerrilla como la gente. . El Vietcong se entrentó a los franceses, y luego a los norteamericanos. Y ahí aprendías algo. Pero confrontados con el ejército colombiano, las pobres FARC... Por lo tanto, no va a haber Vietnam. Por otro lado, está el hecho de que hay consecuencias muy negativas de usar la fuerza en Latinoamérica: imperialismo, imposición, y algunos soldados muertos, por enfermedades o accidentes. Además, si Estados Unidos gana, el único resultado será que el narcotráfico regrese a Bolivia y Perú. –¿No obstante todo el trabajo de McCaffrey en estos países?–No tiene nada que ver. Si el narcotráfico es erradicado de Colombia, simplemente volverá a Bolivia. Y entonces yo personalmente asesinaré al responsable de esta política, porque está destruyendo el precario equilibrio de Bolivia a raíz de su locura. Si tú invades un país para suprimir un fenómeno que es hecho inevitable por factores externos, entonces estás loco. El Imperio Romano, la Francia del siglo XVIII, todos tenían elementos de locura. Bueno, la política antinarcóticos norteamericana es una locura.

 

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