Por Juan José Panno
Racing,
alias Club Atlético Parda o Sportivo Mita y Mita o Defensores del Draw, consiguió un
nuevo empate, el quinto consecutivo en el campeonato y de este modo se mantiene tan
invicto como zapatero, a 8 puntos de los punteros y a 4 del último. Ayer igualó
precisamente con uno de los líderes, San Lorenzo, pero en la fecha anterior había hecho
tablas con el único cola, Ferro. Además, Racing parece perseguido por el mismo marcador
con el que cerró 4 de los 5 partidos: 1 a 1. Ese fue, justamente, el resultado final del
clásico contra San Lorenzo tras el cual sus hinchas no sabían bien si alegrarse o
entristecerse, opciones para las cuales podían sumar diversas razones: no está mal
sacarle un punto a un grande; no es bueno que a tu cuadro le empaten faltando 10 minutos;
no es para despreciar el punto que se logra después de jugar 25 minutos con diez; da
bronca pensar en los goles perdidos en el primer tiempo con el que se pudo liquidar el
pleito. Los hinchas del equipo de Boedo, que coparon una de las tribunas cabeceras en el
estadio de Avellaneda, también dudaban si festejar el punto rescatado a sólo 10 minutos
del final o lamentarse porque les cortaron la racha de triunfos y perdieron la soledad en
la punta, que ahora deben compartir con River.Los sufridos seguidores de Racing están
acostumbrados a padecer las más variadas calamidades, que incluyen como se sabe, el
riesgo de desaparición, por lo que la empatitis de estos tiempos, apenas si
puede ser considerada un mal menor, aun teniendo en claro que cada igualdad le reduce un
promedio en el que no puede confiar demasiado. Racing tampoco puede sentirse seguro en los
movimientos tácticos del equipo. La sensación que dejan los gestos ampulosos de los
defensores, las discusiones en pleno partido, las miradas de desconcierto cuando se
trata de descubrir dónde tiene que ubicarse cada uno, permiten suponer que el equipo de
Costas más que movimientos tácticos hace movimientos sísmicos: es un tembladeral. En
los primeros 20 minutos del partido de ayer resultó curioso, casi grotesco verlos a
Falaschi y Ubeda discutiendo entre ellos y repartiendo órdenes y contraórdenes a los
demás mientras Zanetti no parecía entender nada y Banegas dudaba entre quedarse, salir,
pararse como lateral o correrse al medio y por las dudas cada vez que le llegaba la pelota
la reventaba a cualquier lado, por ejemplo a la medialuna de su propia área. Lo más
increíble de todo es que en esa primera parte del encuentro, San Lorenzo no descubrió
ninguno de los huecos que se le abrían y no generó ni media situación clara de gol,
pese a manejar casi con exclusividad la pelota. Como contrapartida, Racing, con el casi
único recurso de tirar la pelota al medio como escala para que Sixto Peralta o Monserrat
busquen a los de arriba, tuvo no menos de cuatro situaciones netas de gol en el primer
tiempo. En una de ellas Chatruc, con un cabezazo de casi quince metros puso el 1 a 0.
Delgado desperdició un cómodo mano a mano con Campagnuolo y el arquero tapó no menos de
tres claras pelotas de gol, por lo que el 0-1 al final del período inicial debía
entenderse como un buen negocio para los visitantes.Los cambios que se dieron en el juego
desde el primer cuarto de hora y hasta el final del segundo tiempo se explican
fácilmente:a) Romagnoli reemplazó a Borrelli y como había ocurrido la semana anterior
ante Talleres, Franco asumió el papel de manija y levantó su producción y la del
equipo. b) Estévez fue expulsado por un foul estúpido con el que sumó la segunda
amarilla y de yapa, Costas sacó a Sixto Peralta, que podía aguantar la pelota en el
medio, y lo puso a Liendo. c) Ruggeri sacó a Tuzzio y mandó a la cancha a Raúl Estévez
cuando estaban 11 contra 10.Con Racing metido en las pagos de Cáceres, la presión del
rival se hizo insostenible: hubo un tiro de Romeo en el palo, varios revolcones del
arquero y cuando quedaban diez minutos para que Racing concretara lo que ya a esa altura
podía considerarse una hazaña, Franco empujó la pelotadesde la boca del arco, de punta
y de derecha, tras una jugada de flipper y clavó el empate que antes que nada ponía
justicia. A partir de ahí los hinchas, los jugadores y los técnicos de cada uno hicieron
las cuentas que pudieron y saltaron alternativamente del lógico entusiasmo a la natural
frustración.
Un reparto equitativo
En el primer
tiempo, sin jugar bien y pese a dar muchas ventajas en una línea de fondo confundida,
Racing encontró espacios para el contraataque y además del gol tuvo varias situaciones
claras para convertir. En el segundo se metió muy atrás después de la expulsión de
Estévez.
San Lorenzo,
que se repitió en el pelotazo en el período inicial, mejoró con las entradas de
Romagnoli y Estévez en el segundo hasta alcanzar el empate.
El partido,
cuyo nivel técnico fue más bien pobre, tuvo algunos momentos de emoción un poco por el
juego y otro poco por el entusiasmo que caía desde las tribunas.
Los dos se
quejaron de Angel Sánchez, que no dirigió mal.
El empate fue
el resultado más ajustado a la realidad del juego. |
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