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Por Carlos Stroker Si los dos están enchufados, es muy difícil detenerlos. Si los dos tienen espacios para poder moverse con tranquilidad, puede ser cuestión de minutos para mostrar su poderío futbolístico. Y si encima, a esa sociedad que forman Pablo Aimar y Javier Saviola, se le suma el oportunismo del colombiano Juan Pablo Angel, entonces se hablará de un River contundente, efectivo, ingenioso, letal. Con ellos y sus compañeros, el equipo de Ramón Díaz se trepó ayer y de manera momentánea a la punta de la tabla de posiciones del Apertura 1999. La comparte con San Lorenzo y deberá defenderla el próximo domingo ante Independiente. Si juega como lo hizo ayer y si el técnico logra mejorar las constantes fallas que se registran en el fondo millonario, se podrá hablar de un equipo muy sólido, un equipo que recién en ese momento podrá hablar de ser candidato a quedarse con el título del Apertura.River llegó al Monumental tras su caída en San Pablo, el jueves pasado, ante el Palmeiras por un contundente 3-0. Se sabe que para la Copa Mercosur, Ramón Díaz utiliza a futbolistas que no suelen ser titulares en el torneo local. Por eso había expectativa para ver a un River que la semana pasada había goleado a Estudiantes en La Plata y que debía dejar en claro su nivel de juego. Apareció Belgrano en Núñez, con un plantel interesante, con un toque de pelota que, muchas veces, el equipo que llega al Monumental no suele atreverse a mostrar. Por momentos tuvo más la pelota y la trató bien. No regaló nada y sólo sobre el final retrocedió en el campo, a causa de la expulsión de Labarre, quien le dejó el lugar a Alarcón.Los cordobeses lo hicieron, pero también apareció un River que de la mitad hacia adelante suele ser preciso, inteligente y que tiene a dos jugadores que no para de desequilibrar, que juntos son dinamita, como en aquella película que protagonizaban Terence Hill y Bud Spencer. Sentarse en una platea o una popular, y ver la sociedad entre Aimar y Saviola (que alcanzó a Palermo al tope de la tabla de goleadores) es estar preparado para ver buen juego, buen gusto en el fútbol y un talento pocas veces visto en los pies de dos jugadores.River jugó bien, aunque el límite millonario parece ser el mediocampo. Si de ahí para adelante es muy peligroso, también lo es hacia atrás. Es en ese sector en donde el riojano debe trabajar, ya que es frecuente observar desinteligencias entre Trotta, Sarabia y Yepes, sobre todo entre los dos primeros. En ese sector Belgrano creó la mayor cantidad de oportunidades de peligro. Díaz lo sabe y lo admite: Si nos marcaron tres goles, quiere decir que en algo tenemos que trabajar, aseguró tras el partido. Aunque la balanza se inclina cuando la pelota pasa la mitad de la cancha hacia el arco rival. Hubo goles para todos los paladares y todos de buen gusto. Quizá los que más sorpendieron fueron el segundo de Belgrano y el cuarto de River. El segundo tanto cordobés llegó de los pies de José Luis Villarreal, quien recibió de Montenegro y le pegó de aire al palo derecho de Sessa. El cuarto de River, convertido por el colombiano Angel, le pelea el primer puesto. Aimar recibió en el medio campo, se escapó por derecha, le hizo un caño a Testa, puso el centro y el colombiano, de taquito, anotó el cuarto. River está primero junto a San Lorenzo y el domingo tendrá que demostrar el motivo por el cual llegó a esa posición.
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