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Por Fernando Cibeira Recuerda que la primera vez fue en el '91 cuando, vueltas de la vida, como candidato del socialismo le tocó competir por el electorado de centroizquierda contra Graciela Fernández Meijide, por entonces una debutante candidata en el Fredejuso. La segunda oportunidad fue en el '95 y la tercera será el mes que viene. Con el acuerdo firmado en la Alianza sobre el sábado a la noche, poco antes del cierre de listas, Alfredo Bravo será por tercera vez primer candidato a diputado en la Capital Federal. En las discusiones previas, la UCR quería que ese lugar fuera para Jesús Rodríguez, en apariencia, un postulante más a gusto del paladar de Fernando de la Rúa. Pero, finalmente, prevalecieron los acuerdos previos con el Frepaso que colocó a Bravo, quien ahora no duda en definirse como un "moderado", una calificación a la que le otorga más de un significado. --¿Pensó que finalmente no lo pondrían como primer candidato? --Había muchas dudas porque el radicalismo tenía su concepción y su ideología acerca de quiénes debían ser sus hombres. Creo que predominaron las encuestas, la imagen y el trabajo realizado en el Congreso. --En algún momento se dijo que De la Rúa buscaba un perfil de dirigente más moderado para encabezar la lista. Incluso le ofreció el lugar a Adalberto Rodríguez Giavarini. ¿Eso lo molestó? --Yo soy moderado. Soy moderado con la gente moderada. Si no, no estaría haciendo política desde hace tantos años. Me he equivocado y he acertado como todo ser humano. Pero siempre he trabajado con la misma coherencia que consiste en tratar de hacer lo que pide el pueblo, que es una palabrita que se ha dejado de usar. --¿No pensó que las declaraciones sobre el aborto podían complicarle sus chances de ser primer candidato? --Eso fue mal interpretado. Yo estoy por la despenalización del aborto. No creo que sea un tema que pueda ser debatido aquí, es un tema que debe debatirlo la sociedad. Cada uno debe discutirlo expresando sinceramente su opinión. Lo que sí no debemos hacer, como siempre hacemos los argentinos, es seguir pateando las cosas para adelante sin discutirlas nunca. --¿Está conforme con lo hecho por la coalición en el Congreso? --Todo lo realizado está dentro de la coherencia de lo que veníamos haciendo. Y en eso tienen que ver las conductas personales. Por ejemplo, cuando presentamos el proyecto de derogación de las leyes de Obediencia Debida y de Punto Final no fue una conducta improvisada. Era lo mismo que yo venía sosteniendo desde la época del gobierno de Alfonsín. Lo moderado es no caer en contradicción con lo que se ha sustentado en la vida. --¿Y no coincide con quienes, justamente, piensan que la Alianza adquirió un perfil excesivamente moderado o cuidadoso? --Hay que entender lo que es una Alianza. Para nosotros, los socialistas, es ponerse de acuerdo en puntos programáticos. La Alianza no es verticalismo, esto es lo que algunos consideran que debe ser. Que si alguien dice algo hay que hacer saludo uno, saludo dos, y obedecer. Yo lo aprendí cuando estuve en la APDH. Hay que discutir todos los temas y saber mantener la unidad en la divergencia. --¿Y el programa de la Alianza es progresista? --Todo lo que se hizo en la Alianza fue para atender las necesidades de la gente. Por lo tanto, es progresista. Se privilegió lo más importante.
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