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Por Luis Bruschtein Con la marca de combates más recientes que los de las dictaduras militares, la vieja casa de las calles Malaver y Mitre en Vicente López, fue declarada de interés histórico por la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires y por el Consejo Deliberante de esa localidad, y ahora aguarda que el Senado provincial otorgue la media sanción que falta. "Este caserón es nada más y nada menos que un pedazo de historia no borrada, o mejor dicho, recuperada desde la noche negra de la dictadura, casi incólume durante 25 años de historia argentina, sus paredes con afiches y leyendas semeja, quizás, una 'jabonería de Vieytes' de la historia anterior" afirma el diputado del PJ Ricardo Carmelo Gómez, en el proyecto de ley que presentó en el Parlamento bonaerense. Para la asociación Casa de la Resistencia y la Memoria Jorge "Nono" Lizaso, fue una victoria al estilo de los años '70 que la casa hace recordar. Cuando la abrieron, el 6 de diciembre del año pasado, suponían que la casa estaba abandonada. Con sorpresa descubrieron que en las paredes estaban intactas las pintadas, los carteles pegados, consignas que ofrecían un testimonio sobrecogedor de la agitada historia de los años '70. En ese lugar, entre 1973 y 1975 había funcionado la unidad básica "El combatiente peronista" que era, a su vez, una coordinadora zonal de la Regional 1 de la Juventud Peronista. El referente de la Unidad Básica era Jorge "Nono" Lizaso, de una reconocida familia de luchadores peronistas y allí se reunían agrupaciones barriales, sindicales, villeras y estudiantiles que conformaban la llamada "Tendencia revolucionaria". En 1975, la casa fue allanada y clausurada por efectivos policiales. Los vecinos prácticamente no vieron movimientos en todos esos años. El 6 de diciembre de 1998 algunos veteranos de la militancia de los '70, junto con jóvenes de agrupaciones barriales y culturales decidieron abrirla para fundar un Museo de la Memoria. El grupo de muchachos comenzó a trabajar para reacondicionar el lugar, mientras comenzaban las gestiones en el Consejo Deliberante. El 19 de diciembre de ese año, una patota de 20 hombres con hachas, mazas y martillos desalojó violentamente a los jóvenes. "Querían tirar la casa abajo --recuerda Lita Artola, presidenta de la Asociación Casa de la Memoria y la Resistencia Jorge "Nono" Lizaso-- Empezaron a demoler una pared mientras amenazaban a los chicos a los gritos". Los efectivos policiales que habían llegado, asistieron al violento e ilegal desalojo sin intervenir, como meros espectadores. Entonces comenzó una batalla judicial y política entre la asociación y quien afirmaba ser el propietario, el marino retirado Humberto Andrelo, quien aseguraba haberla adquirido en un remate judicial durante la dictadura. Andrelo no pudo cumplir su intención de destruir la casa porque la Justicia se lo impidió, pero la asociación tampoco podía seguir los trabajos de reacondicionamiento y salvataje. El proyecto aprobado por unanimidad por la Cámara de Diputados bonaerense constituyó un triunfo de la asociación. "Durante la sesión de ese día había mucho desorden --recuerda Lita Artola--, los legisladores no prestaban demasiada atención a los puntos en tratamiento. Lolo Gómez comenzó a leer su proyecto de ley con un bando de la JotaPé que está pegado en la pared de la casa, que declaraba a las playas de Vicente López como propiedad del pueblo. Se fue haciendo un silencio total y cuando terminó de leer, todo el mundo aplaudía y después me vinieron a hablar, muchos para decirme que habían conocido al 'Nono'." En los fundamentos del proyecto se recuerda que en la casa se realizaban trabajos comunitarios, que allí funcionó un dispensario médico y que "está unida a la historia de una de las familias emblemáticas de las luchas populares en Vicente López, como es la familia Lizaso. Desde don Pedro Lizaso, quien fuera comisionado de Vicente López en 1946, su hijo Carlos, fusilado en 1956 junto a otros vecinos de la zona en lo que luego se llamó 'Operación masacre', hasta sus otros tres hijos, quienes fundaron la casa y luego fueron víctimas, junto a gran parte de sus familiares, de la represión desatada durante la última dictadura". "Apoyar la preservación de este pedazo viviente de nuestra historia --subrayan los fundamentos del proyecto de ley--, es fundamentalmente, un acto de justicia hacia aquellos jóvenes que tanto lucharon y se sacrificaron en pos de concretar el sueño de un país más justo."
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