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“Devaluar implicará unafuerte caída del salario”

El economista jefe del Banco Interamericano de Desarrollo defiende el uno a uno, advirtiendo que si se rompe la convertibilidadhabría quiebras generalizadas. Rechaza la flotación cambiaria.

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Por Claudio Zlotnik
t.gif (862 bytes)  “Si la Argentina devalúa, se produciría una ola de quiebras. Sería una locura”. Ricardo Hausmann, economista jefe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) es contundente. En su paso por Buenos Aires, dialogó en exclusiva con Página/12 y auguró que el año que viene la economía argentina saldrá a flote. –Mucho se habla de la pesada herencia que le dejará Carlos Menem a su sucesor. ¿Cómo cree que será el primer año del próximo gobierno?–El problema está muy claro. La Argentina, como el resto de América latina, ha recibido un shock externo que ha castigado con dureza su comercio exterior. También ha afectado los precios de sus activos financieros. Pero creo que la crisis es transitoria. Estamos esperando una recuperación definitiva de la economía de Brasil y, en Wall Street, los inversores creen que el año que viene la Argentina también se recuperará. De hecho, los precios de los commodities (materias primas) ya empezaron a aumentar. No tengo dudas de que en el 2000, la Argentina va a volver a crecer. –La crisis abrió el debate sobre el tipo de cambio. ¿Piensa que la Argentina tendrá que, finalmente, devaluar su moneda?–De ninguna manera. Eso sería una locura. Ningún gobierno alentaría esa medida. –Pero una devaluación no depende solamente de la decisión de un gobierno. A veces el mercado la provoca. –No es tan así. Un gobierno puede jugar a favor o en contra de una devaluación. Y yo descarto una depreciación del peso. Sería desastroso que ocurriera. En primer lugar, lo que se lograría saliendo del uno a uno sería una fortísima caída de los salarios. También habría quiebras masivas: tanto de empresas privadas como de individuos que están fuertemente endeudados en dólares. –¿Cómo imagina la salida de la crisis?–Igual que en el Tequila. –Pero en el ‘95 Brasil funcionó como un motor que arrastró a la Argentina. –La Argentina sorteó el Tequila gracias a que el sistema financiero resistió y mostró su solidez. No hubiese sucedido lo mismo si no se detectaba un aumento de los depósitos y los créditos. Esa fue la verdadera razón, y no tanto la ayuda que pudo haber dado Brasil. Ahora va a ocurrir lo mismo: de hecho, no hubo corridas contra los bancos. El sistema financiero está más sólido que nunca. –Mientras los vecinos de la Argentina flexibilizaron sus tipos de cambio –Chile fue el último–, la Argentina no lo hizo. ¿No aumenta así la presión para que Argentina modifique su régimen cambiario?–Creo que, al contrario, la flotación cambiaria ha complicado el manejo de las crisis en los países latinoamericanos. De hecho, tuvieron subas de las tasas de interés de una dimensión mucho más brutal que en la Argentina. Fíjese que varios de esos países, como Chile, Perú, Colombia, Ecuador o Venezuela, aun sufriendo shocks externos más suaves que aquí, vienen teniendo más problemas. De ninguna manera creo que de la crisis se sale flexibilizando el tipo de cambio.–¿Hay algún mecanismo que pueda implementarse para apurar la salida de la crisis e incentivar la creación de empleo?–Este es un momento propicio para rediscutir el tema de la flexibilización laboral. No tiene sentido que, habiendo gente dispuesta a trabajar y empresas dispuestas a tomar personal, que existan trabas legales que frenen la expansión del mercado laboral. Yo no soy de los que piensan que la flexibilización implicaría mayor desempleo. En todo caso, podría dejarse para más adelante la discusión sobre la eliminación del actual sistema de indemnizaciones.

 

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