Por Claudio Zlotnik
Si la
Argentina devalúa, se produciría una ola de quiebras. Sería una locura. Ricardo
Hausmann, economista jefe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) es contundente. En
su paso por Buenos Aires, dialogó en exclusiva con Página/12 y auguró que el año que
viene la economía argentina saldrá a flote. Mucho se habla de la pesada herencia
que le dejará Carlos Menem a su sucesor. ¿Cómo cree que será el primer año del
próximo gobierno?El problema está muy claro. La Argentina, como el resto de
América latina, ha recibido un shock externo que ha castigado con dureza su comercio
exterior. También ha afectado los precios de sus activos financieros. Pero creo que la
crisis es transitoria. Estamos esperando una recuperación definitiva de la economía de
Brasil y, en Wall Street, los inversores creen que el año que viene la Argentina también
se recuperará. De hecho, los precios de los commodities (materias primas) ya empezaron a
aumentar. No tengo dudas de que en el 2000, la Argentina va a volver a crecer. La
crisis abrió el debate sobre el tipo de cambio. ¿Piensa que la Argentina tendrá que,
finalmente, devaluar su moneda?De ninguna manera. Eso sería una locura. Ningún
gobierno alentaría esa medida. Pero una devaluación no depende solamente de la
decisión de un gobierno. A veces el mercado la provoca. No es tan así. Un gobierno
puede jugar a favor o en contra de una devaluación. Y yo descarto una depreciación del
peso. Sería desastroso que ocurriera. En primer lugar, lo que se lograría saliendo del
uno a uno sería una fortísima caída de los salarios. También habría quiebras masivas:
tanto de empresas privadas como de individuos que están fuertemente endeudados en
dólares. ¿Cómo imagina la salida de la crisis?Igual que en el Tequila.
Pero en el 95 Brasil funcionó como un motor que arrastró a la Argentina.
La Argentina sorteó el Tequila gracias a que el sistema financiero resistió y
mostró su solidez. No hubiese sucedido lo mismo si no se detectaba un aumento de los
depósitos y los créditos. Esa fue la verdadera razón, y no tanto la ayuda que pudo
haber dado Brasil. Ahora va a ocurrir lo mismo: de hecho, no hubo corridas contra los
bancos. El sistema financiero está más sólido que nunca. Mientras los vecinos de
la Argentina flexibilizaron sus tipos de cambio Chile fue el último, la
Argentina no lo hizo. ¿No aumenta así la presión para que Argentina modifique su
régimen cambiario?Creo que, al contrario, la flotación cambiaria ha complicado el
manejo de las crisis en los países latinoamericanos. De hecho, tuvieron subas de las
tasas de interés de una dimensión mucho más brutal que en la Argentina. Fíjese que
varios de esos países, como Chile, Perú, Colombia, Ecuador o Venezuela, aun sufriendo
shocks externos más suaves que aquí, vienen teniendo más problemas. De ninguna manera
creo que de la crisis se sale flexibilizando el tipo de cambio.¿Hay algún
mecanismo que pueda implementarse para apurar la salida de la crisis e incentivar la
creación de empleo?Este es un momento propicio para rediscutir el tema de la
flexibilización laboral. No tiene sentido que, habiendo gente dispuesta a trabajar y
empresas dispuestas a tomar personal, que existan trabas legales que frenen la expansión
del mercado laboral. Yo no soy de los que piensan que la flexibilización implicaría
mayor desempleo. En todo caso, podría dejarse para más adelante la discusión sobre la
eliminación del actual sistema de indemnizaciones. |