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A una semana de un histórico referéndum que puede poner fin a su integración con Indonesia, la población de la ex colonia portuguesa de Timor Oriental ya perdió unas 200 personas por la violencia de los paramilitares proindonesios. Estas milicias atacaron el domingo la residencia del premio Nobel de la Paz, el obispo Carlos Belo, y prendieron fuego a las oficinas de la diócesis católica e incendiaron varias casas. El gobierno portugués, en la más dura crítica a Yakarta desde que estalló la violencia paramilitar en Timor Oriental, denunció hoy la flagrante incapacidad de las autoridades indonesias para controlar la situación y pidió de nuevo el despliegue de una fuerza internacional en el territorio.Toda la información indica que está ocurriendo una matanza. Se me ha informado que 100 muertos es una cifra conservadora, dijo Ana Gomes, representante de Portugal en Timor a la radio TSF. Posteriormente, una coalición independentista timorense informó desde Lisboa que la cantidad de muertes superaba las 200.Los miles de militares de Indonesia en ese territorio, que se anexó en 1976, no han actuado para evitar los asesinatos de las milicias opuestas a la independencia, que en los últimos días han tomado el control de buena parte de Timor Oriental. Según Naciones Unidas, el 78,5 por ciento de los 430.000 votantes optó por la independencia, rechazando una oferta de autonomía parcial ofrecida por Indonesia. Según el acuerdo firmado con Portugal y patrocinado por la ONU, Jakarta se comprometió a mantener la paz en el territorio hasta tanto pase al control de la entidad mundial.En un comunicado, el Ejecutivo portugués que preside Antonio Guterres manifestó su más firme repudio e indignación por este agravamiento, que demuestra la flagrante incapacidad de las autoridades indonesias, tanto para controlar la situación, como para reponer el orden en la antigua colonia. El Ejecutivo reitera que, ante esta incapacidad, la solución sólo puede pasar por la presencia de un componente adicional de seguridad garantizado por una fuerza internacional. Guterres habló ayer con el secretario general de la ONU, Kofi Annan, y con el jefe de gobierno deHolanda, país que está en la presidencia del Consejo de Seguridad de la ONU, para que asuman sus responsabilidades ante la situación. Guterres viene haciendo intensas gestiones diplomáticas para que el Consejo de Seguridad acuerde inmediatamente el envío de una fuerza a Timor Oriental. El Consejo está deliberándolo. Hasta el momento, también Australia mostró su disposición a enviar tropas.La situación que hoy vive Timor Oriental es una herencia de los años en que la Guerra Fría estaba caliente. Cuando la revolución de los claveles triunfó en Portugal en 1974 y depuso a la dictadura derechista de Salazar, el imperio colonial empezó a derrumbarse. Para Timor, una colonia populosa y católica que había vivido cuatro siglos bajo el gobierno portugués, fue el principio del fin. En 1975 sufrió una cruenta invasión indonesia, con apoyo norteamericano. En los primeros años de ocupación, uno de cada cuatro timorenses fueron asesinados. Y así Timor Oriental, la mitad de una isla cercana a Australia, se convirtió en la provincia número 27 de Indonesia. El referéndum de una semana puso fin a 24 años de dominación indonesia, pero está por verse cuánto le costará a Timor.
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