1Juan
Domingo Perón había muerto, y se venía la Argentina del tándem Isabel-López Rega, en
aquel duro invierno de hace veinticinco años. Empezaba el apogeo de las tres AAA. Charly
García tenía 23 años, estaba volado con los primeros sintetizadores y había decidido
radicalizar la estética de Sui Generis, tras dos primeros discos bastante acústicos y
llenos de canciones en que todavía resonaba la utopía
desarmada del flower power. Charly y Nito Mestre, su flaco Sancho, estaban cansados,
también, de que una secta de pesados que no dejaron en la historia ni una canción que la
gente recuerde, los acusara de blandos y complacientes, de haber pasteurizado el rock
nacional, que entonces todavía era una cultura de ghetto. La contestación del dúo fue
su tercer disco, Instituciones, grabado en el invierno y la primavera de aquel 1974
violento y apasionado, postal de un país que ya no existe, en que mucha gente había
tomado las armas para defender ideas, en una de las típicas temporadas de sangre de la
historia argentina.La idea de Instituciones era radical, como buena parte de la sociedad
de entonces. El disco fue pensado como una crítica a las Fuerzas Armadas, la Justicia, la
familia, el matrimonio, la represión, la censura, la salud, la religión. El productor
Jorge Alvarez tuvo miedo, al ver el modo en que esos chicos estaban jugados, y comenzó
una lenta faena interna de erosión del proyecto, que finalmente vería la luz en 1975,
bajo el título aligerado de Pequeñas anécdotas sobre las instituciones. La edición
original eliminó dos de los mejores temas grabados, en una serie de tormentosas sesiones
en los estudios Phonalex, Juan Represión y Botas locas. En el
lugar en que esas canciones iban en la lista original, el productor forzó la inclusión
de los temas 2 y 6, que son Tango en segunda y El tuerto y los
ciegos. García improvisó sobre la marcha las letras. En el caso de la primera,
mirando con odio a ese hombre que había manejado la carrera del grupo, cantándole,
vidrio de por medio en Phonalex: A mí no me gusta tu cara/ y no me gusta tu olor/
hay tres o cuatro mamarrachos/ con los que yo estoy mejor. Para Alvarez, editar las
canciones que quitó del disco equivalía a un suicidio en público. Las cosas estaban
duras allí afuera, en una ciudad cruzada de sirenas, caras de miedo y comandos armados.
García no pensaba lo mismo, y eso lo llevaría a disolver Sui Generis unos pocos meses
después, matando la gallina de los huevos de oro, para rabia del productor. El testamento
fueron esos dos conciertos descontrolados en el Luna Park, que fueron disco doble y
película ¡prohibida para menores de 18! y avivaron a la revista Gente de que
la música nacional era algo más que el tango y el folklore. La revista de los Vigil
publicó una nota cuya clave de comprensión era que dos chicos mal vestidos habían
llevado al Luna Park más gente que Carlos Gardel.
2 Hay obras como vinos, personas, quesos,
recuerdos que envejecen bien y obras que envejecen mal. El disco doble en vivo y
Vida, por ejemplo, envejecieron mal. El tiempo se devoró el entusiasmo que despertaban
cuando era novedad pero dejó intactas las pifiadas, las desafinaciones, los apuros,
algunas líricas mediocres, los tonos forzados. Instituciones, en cambio, envejeció bien:
puede escucharse aún hoy como lo que fue, pese a las mutilaciones: una obra maestra sobre
la relación entre un artista y su sociedad. Sobre los deberes y obligaciones de un
artista, si es que existen. Sobre la libertad y sus consecuencias. Para quién canto
entonces, interpretada por el invitado León Gieco ¿es superable en su rubro?
Charly era entonces un intelectual en formación disfrazado de hippie que no sabía, pero
intuía, cuán hondo irían calando sus canciones en el inconsciente colectivo de por lo
menos dos generaciones. Lleno de premoniciones la muerte, como en toda la obra
García, flota, va y viene por las canciones Instituciones ha seguido hablando sobre
la Argentina, acaso porque la Argentina, como lo supieron los arduos alumnos de
Pitágoras, gusta de repetir circularidades. La canción sobre la censura, Las
increíbles aventuras del señor tijeras, fue inspirada por unepisodio
inmediatamente posterior a la asunción de Pedro J. Cámpora: el film Ultimo tango en
París, de Bernardo Bertolucci, duró solo una semana en la cartelera, luego de una
denuncia de un particular, muy bien acogida por la Justicia, que la consideró
pornográfica. Un poco después, el censor Tato estaba a sus anchas: cortaba escenas,
impedía el estreno de películas, se regocijaba en privado pero dictaba moral en
público. Pensando en ese personaje y en el film de Bertolucci, García escribió:
Te veré en veinte años en televisión/ cortada y aburrida/ a todo color. La
televisión color llegó a la Argentina en 1980, tras dos años de pruebas, a partir del
Mundial 1978. Seis años después, en 1994, un canal de cable programó y dio, con un par
de escenas menos, Ultimo tango en París, que vista después de tanta agua bajo los
puentes parecía una excursión de Heidi por el universo del lobo feroz, pero contada por
un psicoanalista en delírium tremens. Sí, efectivamente la dieron veinte años después,
por televisión, cortada y aburrida, a todo color.3
Pero acaso el gran tema de Instituciones es El show de los muertos. Charly
escribió sobre los muertos de entonces, y los que vendrían, sobre los de antes, y los
del mañana. Escribió sobre la extraña relación de la Argentina con la sangre y el
horror. Sobre la basura barrida abajo de la alfombra, que tarde o temprano, saldrá a la
luz. Escribió:Tengo los muertos, todos aquíquién quiere que se los muestre.Unos
sentados, otros de pie,todos muertos para siempre.Elija usted, en cuál de estasmuertes,
se puso a pensar.Tengo los llantos, todos aquícomo una llovizna fría, ¿Cuál es la
mueca que elegirá,la de su espectro o la mía?Elija usted en cuál, de estasmuertes se
puso a llorar.Hacia el final del tema, una voz de presentadora de televisión, una voz que
parecía remitir a la Mirtha Legrand de entonces, y que es la de Susana Giménez hoy,
exclamaba, en pleno show de los muertos: ¡¡¡¡Hola, lindísima
gente...!!!!. Y la canción remataba:Algo anda mal, señor, ¿qué esese rojo,
en su pantalón.Escuchar durante la semana este tema, mientras la mitad de la
televisión y la radio se volvían expertos en aeronavegación y accidentes, las revistas
destilaban llamas y humo, y los diarios contaban historias de sobrevivientes, ayuda a
entender el carácter de profeta que sus fans le atribuyen a García. La revista Gente,
como cuando Ricardo Balbín agonizaba al enterarse de esa tapa Jorge Luis Borges
decidió ir a morir a Ginebra- repitió el truco de la primicia de un cuerpo agonizando.
Mira la tapa en tu kiosco amigo. ¿Cuánto vende un muerto en tapa, contador?
4 Hola, lindísima gente. |