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Por Martín Granovsky El Gobierno quisiera que no se hable más, o que se hable en voz muy bajita. La Alianza quiere gritar. Así están las posiciones después de la decisión oficial de rechazar el pedido de extradición de Lino César Oviedo. Y con la campaña electoral en el medio, Fernando de la Rúa y Carlos Chacho Alvarez dirán esta mañana una frase de seis palabras: Que dejen actuar a la Justicia. La acompañarán de esta otra, que De la Rúa ya ensayó ayer: Vamos a revocar la negativa de extraditar a Oviedo.Los candidatos de la Alianza evaluaban anoche con sus expertos en política y en derecho internacional que cualquier decisión definitiva sobre la situación de Oviedo puede quedar para el próximo gobierno. Como naturalmente De la Rúa y Alvarez calculan que serán ellos quienes cargarán con el presente griego de Menem, tuvieron en cuenta, según pudo establecer Página/12, que lo que digan podrá ser usado en su contra en el futuro. O sea, exigido aquí y en Paraguay. El canciller Guido Di Tella resolvió sobre el fin de semana pasado que no extraditará a Oviedo porque tanto la figura de asilo como la de refugio, si bien diferentes en su naturaleza jurídica, tienen el mismo objetivo y consecuencias, cual es la protección jurídica del individuo. La Alianza dirá hoy que esa definición corresponde solo a la Justicia. Y cuestionará que sea la Cancillería la encargada de cerrar el camino a una definición judicial del pedido paraguayo de extradición.Los candidatos barajaban anoche un racimo de argumentos aportados por los expertos:u Cuando se presenta una denuncia a un comisario, no se puede pretender que sea él quien la reciba o no, ni quien determina si hubo o no delito. El que tiene que determinar si es delito es el juez. u La figura de la extradición viene de una larga tradición jurídica. Nunca fue administrativa. Se trata de pedidos de la Justicia a otra Justicia, aunque en un momento pase por una instancia ejecutiva como las cancillerías.u La única norma que puede aplicarse es el tratado de Montevideo que ratificaron Paraguay y la Argentina. Dice que un asilado no puede ser entregado al país de origen si no es por el procedimiento de extradición, recordó uno de los juristas consultados, y subrayó que no puede haber una ley nacional en contra de un tratado. u Se estaría en presencia de una travestización histórica de la institución del asilo al sacarla de la esfera de la Justicia o concediéndola a personajes que ejercieron el poder o pretendieron ejercerlo dictatorialmente. El asilo se creó como una conquista para quienes podían ser víctimas de una dictadura, no para amparar a criminales golpistas que cometieron magnicidios. u Menem no concedió la extradición por su amistad con Oviedo, o por intereses comunes, o por temor a la extorsión de quien sabe demasiado y puede hablar.u La llegada de Oviedo a la Argentina no fue negociada, al revés de las de Raúl Cubas Grau a Brasil o, antes, la de Alfredo Stroessner, también a Brasil. Oviedo llegó aquí prófugo, sin negociación de por medio. u La amistad entre Oviedo y Menem explicaría, según la Alianza, por qué la Argentina usó el asilo y no el refugio. (En realidad, quien formuló más claramente la distinción entre las dos figuras fue el experto de Naciones Unidas Leandro Despouy en este diario a comienzos de la crisis paraguaya. Definió al refugio como el instrumento más humanitario del Derecho moderno, como una figura neutra que busca la protección del perseguido y no ayuda a un magnicida, justamente porque la ONU no lo permitiría).El Gobierno está atento a la movida de la Alianza, pero analiza alternativas que en ningún caso rematarán en la entrega a la Justicia argentina del pedido de extradición, que vincula a Oviedo con el asesinato del vicepresidente Luis María Argaña. Una de máxima es que el generalparaguayo deje la Argentina por propia voluntad, tras encontrar otro sitio de asilo. Otra es confinarlo más al sur de La Pampa, como sugirió pensando en voz alta el secretario de la Cancillería Daniel Castruccio. Pero la tercera, y más probable, consiste sencillamente en bajar el tono del conflicto con Paraguay. Hicimos las cosas prolijamente decía en su defensa un alto funcionario de la Cancillería. Normalmente los trámites de extradición son analizados y resueltos por la Dirección General de Asuntos Jurídicos, la oficina de abogados del ministerio, pero esta vez Di Tella ordenó consultar también a la Consejería Legal, donde están los juristas bajo el mando de Orlando Rebagliatti, y ellos dijeron que el Estado debía asumir la protección jurídica de los asilados. El mismo funcionario dijo que el Gobierno no fue solidario con Oviedo cuando éste jaqueó al gobierno legal de Juan Carlos Wasmosy. Estuvimos con la institución legal paraguaya, y ahora estamos con la institución legal del asilo, resumió. Di Tella se comunicó ayer con su nuevo colega, José Félix Estigarribia, que reemplaza al renunciante Miguel Abdón Saguier. Intercambiaron teléfonos particulares porque no me gusta la diplomacia del micrófono, dijo un repentinamente tímido Di Tella, y sus diplomáticas buenas voluntades.Página/12 pudo saber que la Argentina repondrá a su embajador en Asunción, José Berro Madero, aunque Paraguay no reponga a la suya en Buenos Aires, Leila Rachid. Los dos habían sido llamados en consulta.
José Félix Fernández Estigarribia se calzó el traje de diplomático apenas asumió como canciller de Paraguay. Aceptamos todas las opiniones de la sociedad internacional, pero al mismo tiempo exigimos el cumplimiento estricto de los tratados, señaló ayer a propósito de la negativa argentina de extraditar a Lino César Oviedo. De ese modo, no desdijo al presidente paraguayo, Luis González Macchi, quien había advertido que el gobierno de Carlos Menem contribuye a la impunidad al amparar al ex general golpista, aunque buscó bajar el tono de la polémica. Así y todo, el conflicto podría profundizarse si prospera un proyecto presentado en el Congreso paraguayo que propone la suspensión temporal de las relaciones entre Argentina y Paraguay.Fernández Estigarribia reemplazó al frente de la Cancillería paraguaya a Miguel Saguier, a quien González Macchi destituyó de ese cargo por haber fracasado en sus gestiones para conseguir la extradición de Oviedo de la Argentina. El ahora canciller de Paraguay se desempeñaba como presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado y a diferencia de su antecesor está alineado con el sector minoritario del Partido Liberal Radical Auténtico que lidera Domingo Laíno, por lo cual su designación provocó una crisis en la coalición que gobierna ese país.En las que fueron sus primeras declaraciones como canciller, Fernández Estigarribia se mantuvo dentro de lo que marca la diplomacia. Dijo que aceptamos todas las opiniones de la sociedad internacional, pero subrayó que pedimos que esa sociedad internacional tenga un exacto conocimiento de lo que pasó en Paraguay para tomar sus decisiones. Reafirmó también que Paraguay exige el cumplimiento estricto de los tratados.La embajadora paraguaya en Buenos Aires, Leila Rachid, llamada a consulta por Asunción, concurrió al juramento de Fernández Estigarribia como canciller, donde fue invitado, y asistió, el encargado de negocios de la Argentina. Rachid advirtió que no hay que subestimar la situación de crisis planteada con los socios de Mercosur, aunque añadió que no por eso hay que pensar en una ruptura de relaciones diplomáticas.Eso es lo que propuso hacer en forma temporaria el senador del minoritario partido Encuentro Nacional paraguayo Luis Alberto Mauro, presidente de la Comisión Bicameral de Ilícitos del Congreso de ese país.De todos modos, Fernández Estigarribia no parece dispuesto por el momento a llegar a ese extremo. Si bien aclaró que Rachid no va a volver inmediatamente a Buenos Aires porque estas cosas no se solucionan así, rápidamente, ayer dialogó por teléfono con Guido Di Tella y con los demás cancilleres del Mercosur (ver aparte) y quedó en analizar en conjunto la situación planteada la semana próxima, cuando se encuentren en el marco de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas.
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