Por Maximiliano Montenegro
John Bowler
es el economista-jefe de la rama de consultoría de la revista inglesa The Economist
(EIU). Como tal, está a cargo de los informes de países que EIU vende a los ejecutivos
de las 500 mayores multinacionales. La semana pasada estuvo en Buenos Aires y armó
revuelo al pronosticar que China devaluará próximamente, arrastrando consigo a Hong
Kong, que tiene un sistema de convertibilidad muy similar al argentino. Para muchos Hong
Kong es, en el dominó internacional, la ficha inmediata anterior a la convertibilidad
argentina. Sin embargo, Bowler asegura que, si cayera Hong Kong, Argentina
sobreviviría y la paridad 1 a 1 peso-dólar se mantendría. Más aún, para The
Economist la regla de oro perdurará durante los próximos cinco años. Dice también que
Argentina está atravesando un momento difícil, pero cree que una vez
pasadas las elecciones, las cosas mejorarán.¿Los inversores ya descontaron
el triunfo de Fernando de la Rúa?Parece más o menos cierto. La pregunta es
por qué usted dice que después de las elecciones todo se va a tranquilizar. ¿Los
inversores opinan así porque dan por seguro que Duhalde no tiene chances electorales?
Sí. En mayo Duhalde aparecía al mismo nivel en las encuestas que De la Rúa. Pero
no ha manejado bien su campaña. Y la gente lo ve con recelo.Para los inversores, De la
Rúa es un par de manos seguras para manejar la situación actual. Es mucho
más previsible que Duhalde. ¿Si Duhalde remontara en las encuestas en estas
últimas semanas, habría nerviosismo entre los inversores?Sí, existe esa
sensación.¿Qué es lo que preocupa de Duhalde a los mercados?No tiene ideas
muy claras de cómo va a llevar al país. Dice cualquier cosa que se le ocurre para
fomentar el apoyo popular. Hay que reconocer que existen problemas sociales y está bien
que Duhalde quiera enfrentarlos. Pero el electorado, como los inversores, quieren escuchar
propuestas serias, no populismo.¿Qué le piden los inversores a De la
Rúa?Hasta ahora no ha dado un mensaje demasiado claro de sus políticas: sólo ha
dicho que va a cuidar la estabilidad y atacar el tema de la corrupción. Está ganando por
default de los peronistas. La gente quiere un cambio y él está en inmejorable posición
porque es el candidato de la oposición. Sin duda, tendrá que aplicar un fuerte ajuste
fiscal apenas asuma.¿Qué números manejan?El año próximo habrá un poco de
alivio porque vamos a ver algo de crecimiento, lo que va a impulsar la recaudación
impositiva. Pero el déficit de este año será muy alto y, si el propósito es bajar el
déficit a 4500 millones el año próximo, esto implica un ajuste de gran magnitud.
Los propios economistas de la Alianza dicen que, de no hacerse nada, el año
próximo, el déficit llegaría a los 10 mil millones de dólares. Así que el apretón
fiscal debería ser más importante que cualquiera de los que aplicó Menem. ¿Cree que De
la Rúa sería capaz de anunciar semejante ajuste? Un ajuste tan fuerte debería
hacerse en etapas. Pero los mercados esperan la señal de que se marcha por el camino
correcto. No habrá mucho tiempo para festejar. De la Rúa tendrá una luna de miel muy
cortita. ¿El ajuste debería venir por el lado del gasto público o por el lado de
los impuestos?Argentina tiene una presión impositiva de sólo el 18 por ciento, lo
cual es bajo a nivel internacional. La economía aguantaría una mayor presión
impositiva, siempre que tenga un perfil más progresivo, con tributos sobre la renta. El
IVA es un impuesto muy regresivo, porque los pobres pagan una proporción de sus ingresos
mayor que los que más tienen. ¿Si un inversor viera que un gobierno de la Alianza
quiere reducir el IVA y aumentar el impuesto a las Ganancias, no diría: éste es un
país donde atacan al capital, mejor me voy?Si se hace de una forma
transparente y razonable, no. Argentina tiene que avanzar hacia un país de Primer Mundo.
Cambiar el sistema impositivo en esta dirección sería avanzar en ese sentido. No
tendría por qué dar pánico a los inversionistas.¿Además del ajuste, qué
esperan los inversores del nuevo gobierno? El gobierno de Menem implementó una
transformación muy grande y dolorosa, pero el balance es positivo. De todos modos, en los
últimos años hubo muchos comentarios sobre la corrupción, así que es de esperar mayor
transparencia en el Gobierno. Después está el costo de los servicios públicos, que
sigue siendo muy alto y reduce la competitividad de las empresas de otros sectores. El
manejo de algunas de las privatizaciones no ha sido el mejor. Son altas las tarifas de los
teléfonos y los peajes, entre otras áreas. ¿Podría aplicarse en Argentina un
impuesto a las empresas privatizadas, como hizo Tony Blair en Inglaterra, para contar con
fondos para fortalecer programas sociales?Aquí la cuestión es más sensible,
porque las empresas que invirtieron en Argentina son extranjeras, mientras que en
Inglaterra eran capital doméstico. Además, en la campaña electoral, el partido
laborista anunció que iba a aplicar este impuesto. De la Rúa no ha dicho nada. Me
sorprendió que nadie lo planteara, porque creo que este tema tendría apoyo popular y es
justificable económicamente. |