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“THE ECONOMIST” SE JUEGA POR DE LA RUA Y CRITICA A DUHALDE
“Es un par de manos seguras”

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El economista-jefe de la publicación inglesadice que a los inversores les gusta el candidato de la Alianza y temen a Duhalde.


Por Maximiliano Montenegro
t.gif (862 bytes)  John Bowler es el economista-jefe de la rama de consultoría de la revista inglesa The Economist (EIU). Como tal, está a cargo de los informes de países que EIU vende a los ejecutivos de las 500 mayores multinacionales. La semana pasada estuvo en Buenos Aires y armó revuelo al pronosticar que China devaluará próximamente, arrastrando consigo a Hong Kong, que tiene un sistema de convertibilidad muy similar al argentino. Para muchos Hong Kong es, en el dominó internacional, la ficha inmediata anterior a la convertibilidad argentina. Sin embargo, Bowler asegura que, si cayera Hong Kong, “Argentina sobreviviría” y la paridad 1 a 1 peso-dólar se mantendría. Más aún, para The Economist la regla de oro perdurará durante los próximos cinco años. Dice también que “Argentina está atravesando un momento difícil”, pero cree que “una vez pasadas las elecciones, las cosas mejorarán”.–¿Los inversores ya descontaron el triunfo de Fernando de la Rúa?–Parece más o menos cierto. –La pregunta es por qué usted dice que después de las elecciones todo se va a tranquilizar. ¿Los inversores opinan así porque dan por seguro que Duhalde no tiene chances electorales? –Sí. En mayo Duhalde aparecía al mismo nivel en las encuestas que De la Rúa. Pero no ha manejado bien su campaña. Y la gente lo ve con recelo.Para los inversores, De la Rúa es “un par de manos seguras” para manejar la situación actual. Es mucho más previsible que Duhalde. –¿Si Duhalde remontara en las encuestas en estas últimas semanas, habría nerviosismo entre los inversores?–Sí, existe esa sensación.–¿Qué es lo que preocupa de Duhalde a los mercados?–No tiene ideas muy claras de cómo va a llevar al país. Dice cualquier cosa que se le ocurre para fomentar el apoyo popular. Hay que reconocer que existen problemas sociales y está bien que Duhalde quiera enfrentarlos. Pero el electorado, como los inversores, quieren escuchar propuestas serias, no populismo.–¿Qué le piden los inversores a De la Rúa?–Hasta ahora no ha dado un mensaje demasiado claro de sus políticas: sólo ha dicho que va a cuidar la estabilidad y atacar el tema de la corrupción. Está ganando por default de los peronistas. La gente quiere un cambio y él está en inmejorable posición porque es el candidato de la oposición. Sin duda, tendrá que aplicar un fuerte ajuste fiscal apenas asuma.–¿Qué números manejan?–El año próximo habrá un poco de alivio porque vamos a ver algo de crecimiento, lo que va a impulsar la recaudación impositiva. Pero el déficit de este año será muy alto y, si el propósito es bajar el déficit a 4500 millones el año próximo, esto implica un ajuste de gran magnitud. –Los propios economistas de la Alianza dicen que, de no hacerse nada, el año próximo, el déficit llegaría a los 10 mil millones de dólares. Así que el apretón fiscal debería ser más importante que cualquiera de los que aplicó Menem. ¿Cree que De la Rúa sería capaz de anunciar semejante ajuste? –Un ajuste tan fuerte debería hacerse en etapas. Pero los mercados esperan la señal de que se marcha por el camino correcto. No habrá mucho tiempo para festejar. De la Rúa tendrá una luna de miel muy cortita. –¿El ajuste debería venir por el lado del gasto público o por el lado de los impuestos?–Argentina tiene una presión impositiva de sólo el 18 por ciento, lo cual es bajo a nivel internacional. La economía aguantaría una mayor presión impositiva, siempre que tenga un perfil más progresivo, con tributos sobre la renta. El IVA es un impuesto muy regresivo, porque los pobres pagan una proporción de sus ingresos mayor que los que más tienen. –¿Si un inversor viera que un gobierno de la Alianza quiere reducir el IVA y aumentar el impuesto a las Ganancias, no diría: “éste es un país donde atacan al capital, mejor me voy”?–Si se hace de una forma transparente y razonable, no. Argentina tiene que avanzar hacia un país de Primer Mundo. Cambiar el sistema impositivo en esta dirección sería avanzar en ese sentido. No tendría por qué dar pánico a los inversionistas.–¿Además del ajuste, qué esperan los inversores del nuevo gobierno? –El gobierno de Menem implementó una transformación muy grande y dolorosa, pero el balance es positivo. De todos modos, en los últimos años hubo muchos comentarios sobre la corrupción, así que es de esperar mayor transparencia en el Gobierno. Después está el costo de los servicios públicos, que sigue siendo muy alto y reduce la competitividad de las empresas de otros sectores. El manejo de algunas de las privatizaciones no ha sido el mejor. Son altas las tarifas de los teléfonos y los peajes, entre otras áreas. –¿Podría aplicarse en Argentina un impuesto a las empresas privatizadas, como hizo Tony Blair en Inglaterra, para contar con fondos para fortalecer programas sociales?–Aquí la cuestión es más sensible, porque las empresas que invirtieron en Argentina son extranjeras, mientras que en Inglaterra eran capital doméstico. Además, en la campaña electoral, el partido laborista anunció que iba a aplicar este impuesto. De la Rúa no ha dicho nada. Me sorprendió que nadie lo planteara, porque creo que este tema tendría apoyo popular y es justificable económicamente.

 

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