Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


POLEMICAS POR UN FALLO HISTORICO DE LA CORTE SUPREMA ISRAELI
El servicio secreto dijo adiós a la tortura


El País
de Madrid

Por Daniel Amado
Desde Jerusalén

t.gif (862 bytes)  El Tribunal Supremo de Israel puso fin ayer a la tortura que aplicaban los servicios secretos israelíes del Interior (conocidos como “Shabak” o “Shin Bet”, según las siglas en hebreo) en sus interrogatorios a palestinos y a ciudadanos árabes de este país sospechosos de atentar contra la seguridad nacional. El eufemismo que cubría la tortura era “presión física moderada”. En una decisión que sienta precedente y que en Israel califican de “histórica”, los nueve magistrados del Tribunal Supremo emitieron por unanimidad una sentencia en la que consideran ilegales las distintas formas de “presión física moderada” que aplican esos servicios secretos israelíes en sus interrogatorios. Esas formas consisten, entre otras prácticas, en sacudir con violencia a los detenidos, obligarlos a permanecer en posturas dolorosas durante mucho tiempo y poner música a todo volumen durante días para impedir que duerman. La sentencia se emitió en respuesta a siete recursos que presentaron organizaciones israelíes defensoras de los derechos humanos. El Supremo reconoció que “la decisión fue difícil”. Pero señaló que “aún en la difícil situación de Israel en materia de seguridad no todos los medios son válidos”, según escribió el presidente de ese tribunal, Aarón Barak, que fue quien redactó la sentencia. Hasta ahora, y durante años, el Tribunal Supremo –en respuesta a recursos de organizaciones defensoras de los derechos humanos– refrendaba y extendía cada vez por otros tres meses la aplicación de la tortura en los interrogatorios de los servicios secretos israelíes del interior, a pedido de éstos. La nueva sentencia creó una enorme polémica, y se convirtió en la noticia número 1 en Israel. La sentencia fue respaldada por ministros y otros miembros de la coalición de gobierno de Israel, de mayoría laborista, así como por las fuerzas progresistas de este país, pero la criticó con dureza la oposición de derechas. Entre ellos, el diputado del frente ultraderechista Unión Nacional, Janán Porat, que propuso con ironía “cerrar el Shabak y dejar la lucha antiterrorista a los jueces del Tribunal Supremo”. Quienes defendieron la sentencia afirmaron que “se trata de una decisión na21fo03.jpg (15758 bytes)valiente que protege la dignidad humana y pone fin al fenómeno condenable de arrancar confesiones por medios inaceptables”. El ministro israelí de Justicia, el laborista Iosi Beilin, se manifestó “muy orgulloso de la decisión del Tribunal Supremo, cuyos magistrados -encabezados por su presidente, Aarón Barak– adoptaron una resolución nada fácil”. Según Beilin, se trata de un dilema que se repite entre un país democrático, que quiere defender los derechos humanos y su democracia, pero que se encuentra en una tensión permanente y tiene que garantizar la seguridad de sus ciudadanos. “Pero espero que la decisión del Tribunal Supremo permita a los organismos de seguridad, también en el futuro, ocuparse de casos especiales y excepcionales para evitar bombas de tiempo”, dijo Beilin, y explicó que se refería a sacar información a un terrorista sobre una carga explosiva que se sabe que colocó y que puede matar a muchas personas. “Sin embargo, no permite una legitimación de antemano de ese tipo de presiones”, concluyó el ministro israelí de Justicia. También el conocido abogado Avigdor Feldman, que representa a una de las organizaciones de derechos humanos que recurrieron contra la tortura, expresó su satisfacción por la sentencia del Supremo. “Se trata de una larga lucha, y finalmente hemos vencido de manera absoluta”, declaró el abogado, que afirmó que “la sentencia honra al sistema judicial israelí”. Otro crítico de la sentencia, el diputado del partido de derechas Likud –el principal de la oposición–, Guideon Ezra –que fue en el pasado elsegundo del jefe supremo de los servicios secretos israelíes del interior- se manifestó convencido de que los investigadores de ese organismo encontrarán alternativas en los interrogatorios de sospechosos, en la medida de las necesidades. Ezra afirmó que “los investigadores del Shabak actúan de acuerdo con las necesidades de seguridad” y que “a ninguno de ellos les gusta el contacto físico de un tipo u otro con el sospechoso”. Hay que entender, la tortura. El diputado del Likud dijo que “la presión no tiene por objeto que el sospechoso confiese que es un terrorista; al Shabak, que hasta ahora ha utilizado medios muy blandos, le interesa evitar un atentado planificado para el día siguiente”. Ezra concluyó: “Espero que nuestros hombres puedan evitar, también en el futuro y pese a esta decisión, atentados graves, lo que se llama bombas de tiempo”. También el presidente de la Comisión de Defensa y Exteriores del Parlamento israelí (Kneset) y ex ministro de Justicia, Dan Meridor, expresó su satisfacción por la sentencia del Supremo, y dijo que “honra al Estado de Israel, aunque al mismo tiempo plantea una serie de preguntas a las que hay que responder”. Meridor –que fue uno de los “príncipes” del Likud y lo abandonó para convertirse en uno de los dirigentes del Partido del Centro– señaló que “todas las personas pueden y deben cometer incluso delitos para salvar vidas humanas, siempre que no haya otra forma de hacerlo”. Para Meridor, los ejemplos son muchos y no se refieren sólo a atentados terroristas inminentes. Más dura que cualquier otro crítico fue una oyente que se pronunció en un programa de la radio estatal israelí, en el que dijo que “la sentencia del Tribunal Supremo es una instigación a la violencia contra los judíos”. Y afirmó que, además, “demuestra que los propios judíos están contra los judíos”. La polémica, ahora, está servida.

 

PRINCIPAL