Por Fernando DAddario
Desde Brasilia
La ciudad
donde Chico Buarque está cantando Construçao y un millar de fieles salda sus
cuentas con el tiempo aplaudiéndolo a rabiar parece ahora la mueca de un viejo sueño
colectivo. Brasilia fue construida a principios de la década del 60, condicionada por el
slogan La ciudad del futuro. El futuro llegó. Las fabulosas autopistas que la
recorren con el frenesí de este fin de siglo se transforman en venas abiertas cuando
llegan a la periferia, y miles de nordestinos marginales ofrecen su versión del progreso.
A los 54 años, Chico Buarque encuentra en Brasilia una paradoja de su propia historia. El
también soñó con esa ciudad del futuro, como una suerte de proyección
arquitectónica de aquel Brasil que empezaba a seducir al porvenir a través de la bossa
nova y el cinema novo. Por eso, el músico que editó recientemente el CD As Cidades, no
puede evitar una reflexión escéptica cuando contempla ese espejismo de perfección
formal que es Brasilia. Yo empecé a estudiar arquitectura por el fenómeno
Brasilia, que era un símbolo de modernidad, de descentralización, cuenta en la
entrevista que concede a Página/12 en una tarde calurosa y seca. Y hoy esta ciudad
es reflejo de lo que ocurre en el mundo. Es todo un síntoma el hecho de que cuando
nosotros éramos jóvenes las ciudades con mayor población eran Tokio, Nueva York,
Londres, que eran modelos a imitar. Hoy las ciudades más populosas son Bombay, México
DF, San Pablo, que sólo atraen pobreza, no bienestar.Chico, el intelectual, el
músico de las canciones perfectas, el hombre comprometido, sólo se entusiasma realmente
cuando le hablan de fútbol. Volvió a las giras después de un lustro, Brasil cumple 500
años de existencia, los próximos 11 y 12 de octubre actuará en Buenos Aires (este
último dato sólo les interesa a los argentinos, que no tuvieron muchas posibilidades de
disfrutarlo), pero el orgullo lo delata cuando cuenta que su equipo de fútbol, el que lo
acompaña a todos los conciertos y lo tiene como indiscutible número 9 titular, está
invicto en 23 partidos. Y eso que tenemos los árbitros en contra, advierte
con una sonrisa irónica que deja entrever exactamente lo contrario. Y dice, con el único
síntoma de jactancia que evidenciará a lo largo de la entrevista, que su estilo se
parece más al de Pelé que al de Ronaldo. Y que sus éxitos en la cancha lo ayudan
a disimular su amargura por las desventuras del Fluminense, el equipo del que es hincha, y
que en contradicción con un pasado de esplendor, compite en el torneo de la tercera
división brasileña. Hoy me vinieron a felicitar porque le ganamos 1 a 0 a Serra,
otro equipo de tercera, que es un desastre. Y me enojé: ¡cómo me van a felicitar por un
1 a 0 a Serra!, se queja. Enseguida asegura que él, en realidad, no es fanático de
nada, y luego se retracta, y dice que, en realidad, es fan de Maradona, el último
grande de verdad. Ahora están Ronaldo, Ronaldinho, Rivaldo, pero ninguno como Maradona. Y
no lo admiro sólo como jugador, sino como persona. Toda la vida fue un rebelde, y su
rebeldía es más interesante por su sufrimiento personal. De Maradona a Buenos
Aires sólo hay un paso en el improvisado temario del reportaje. Creo que conozco
más Buenos Aires a través de los cuentos de Borges que por haberla caminado. Pero espero
que no piensen que mi relación con esa ciudad le debe todo a Ficciones. También tengo
muchos amigos reales allí. La arquitectura y el fútbol asoman, entonces, como
elementos constitutivos de la personalidad de Chico. Aventurar que el
carácter intuitivo del fútbol y la planificación metódica de la arquitectura se
proyectaron en su obra artística abonaría el terreno de las arbitrariedades, pero él
construye sobre la marcha su opinión: Nunca había pensado esa mezcla. Con respecto
de la arquitectura sí, y no es casualidad. En la historia de la música brasileña hay
muchos ex estudiantes de arquitectura. Jobim, por ejemplo. La música tiene unacuestión
casi matemática, que la gente no ve ni escucha, pero está presente todo el tiempo en el
que compone. Pero por otro lado, no creo que lo intuitivo que pueda tener jugando al
fútbol lo haya trasladado al arte. Quizás si hiciera jazz podría ser, por el tema de la
improvisación permanente, pero no en mi música. Lo que llaman inspiración no me ha
visitado casi nunca. Siempre necesité de la planificación para construir mis
canciones. ¿Usted fue más vanguardista en sus novelas y en sus obras de teatro que
en sus discos?Es verdad, creo que fui y soy más rupturista en la literatura que en
la música. La explicación es simple: tengo más conocimiento de escritores y de libros
que de música. En lo musical siempre necesité de la ayuda de maestros para ir mejorando.
Y los tuve cerca. Crecí bajo la influencia de la bossa nova y durante muchos años sólo
traté de escribir letras como Vinicius, cantar como Joao y componer como Jobim. De tanto
imitar, aprendí algo. Si alguna vez, dentro de algunos años, a alguien se le ocurriera
catalogarme, a mí me gustaría que dijeran de mí: Fue un buen alumno de Tom
Jobim. Por eso, mi falta de conocimientos musicales profundos me impiden ser un
vanguardista al estilo Caetano o Gismonti. Lo mío es más
tradicional.¿Y en la literatura?Allí, como mis referentes son
más lejanos en tiempo y lugar, pude hacerme un camino más personal. De todos modos me
costó mucho lograrlo. Creo que recién con mi novela Estorvo conseguí un lenguaje
propio.Usted estuvo cinco años sin hacer shows. ¿Se siente más cómodo con la
literatura que con la música? No es tan así. Pero sí me siento más cómodo
escribiendo ya sea música o literatura, que actuando. ¿Por qué
volvió a actuar, entonces? Porque después de tanto tiempo, hay un público que
apenas me conoce. Me vienen a ver jóvenes que no vivieron mi anterior etapa y siento que
tienen más libertad para escucharme. No me piden que cante A pesar de
voce.¿No le gusta cantar A pesar de Voce?No, porque es una
canción con una mirada muy de los 70.Construcao también lo es y sin
embargo la canta.Pero hay una diferencia: una es política y está escrita para el
contexto de una época muy determinada. La otra, Construcao, es una canción
con una temática social y, en consecuencia, atemporal. Para cantar un tema necesito no
sentirlo viejo. Soy más formalista de lo que la gente piensa.El público suele
tener una reacción curiosa. Quizás no le moleste que hayan cambiado Cardoso, o Lula,
pero pretende que su artista favorito diga y haga siempre lo mismo, lo de
antes.Esta también es una actitud muy años 70. El hecho de haber
participado de una época muy convulsionada y de haber estado muy expuesto nos condiciona
para toda la vida. A los que empezaron hace poco no se les exige coherencia.
Lo que en realidad quiere la gente es volver a vivir esa época, y nosotros quedamos en el
medio, entre ellos y la realidad.En la canción Assentamento, de su
último CD, plantea la situación del movimiento de los Sin tierra. Ahí está
muy clara su postura sobre este fin de milenio. Es que yo no me desligo de lo que
pasa. Ese tema formó parte del libro Terra, del fotógrafo Sebastiao Salgado, y decidí
incluirlo en el disco. El problema que sufren los Sin tierra me sensibiliza
mucho. Está más que claro que la geografía de Brasil alcanza para darle tierras a todo
el mundo, y sin embargo no la tienen. Lo más curioso es que en mi país todos, menos los
latifundistas, claro, están de acuerdo con que se debe hacer una reforma agraria. Todos
están de acuerdo con que existe una injustaconcentración de riqueza en favor de unos
pocos. Pero nadie tiene la voluntad política para cambiar eso.¿Cardoso lo
decepcionó por haber sido un intelectual progresista que luego se volcó a la
derecha?En realidad, no me sorprendió. El fue en su momento un sociólogo de
izquierda, pero no bien estuvo cerca del poder se notó que ya no era el mismo. Era otro
Cardoso. Y resultó lógico que con las alianzas que estaba trazando su gobierno iba a ser
lo que es. También hay que ser concientes de algunas cosas: Cardoso no fue elegido por
haber sido un sociólogo de izquierda, sino por haber tejido una inteligente alianza
conservadora. Además, sería tonto pensar que Cardoso es un caso aislado, de un hombre
que en los 60 estuvo en la lucha clandestina y luego, en el poder, hizo todo lo contrario.
Hay un grupo de gente que cambió. Si a un hombre cualquiera lo hubiesen tenido durmiendo
estos últimos 30 años y le mostraran ahora la foto actual de Cardoso y de su gabinete,
diría: ¡Estamos en Cuba! Pero está claro que no estamos en Cuba.¿Es escéptico
con respecto del futuro? No tengo esperanzas de cambio. Y tampoco veo otro camino
posible. Lo que me aburre es que se siga este único camino posible con tanto
fervor...Da la sensación de que hoy, a diferencia de lo que ocurrió siempre en la
historia, es la derecha la que avanza y avanza, mientras que la izquierda sólo puede
defender lo poco que le queda...Es que se invirtieron los roles de la retórica.
Muchas de las consignas de la izquierda fueron tomadas por la derecha. Son ellos los que
ahora dicen: La concentración de la riqueza es terrible, hay que hacer algo.
¡Pero es la derecha la que está en el poder! Me resulta particularmente patético que
muchos viejos izquierdistas, ahora en el gobierno, tienen tanta necesidad de
limpiarse de su pasado, están tan obsesionados por afirmarse en su nuevo rol,
que los derechistas históricos parecen más izquierdistas que ellos.¿Usted cree
que ante este estado de las cosas el arte puede ser un vehículo de resistencia?
Sí, porque todo lo que sea imaginación es una forma de resistencia. Esto no lo
digo yo. En el Mayo Francés decían: la imaginación al poder. Está claro
que la imaginación todavía no llegó al poder.Brasil siempre fue
proteccionista en materia musical. No es fácil entrar en el mercado
brasileño. Sin embargo, los mayores movimientos musicales del país, la bossa nova y el
tropicalismo, fueron producto de mixturas, ya fuera con el jazz o con el rock. ¿Cómo se
maneja ahora el tema de la penetración cultural y la identidad?Es cierto que el
jazz y el rock fueron influencia en su momento, pero después aparecieron otros ritmos.
Están el rap, que es más crudo porque refleja la vida de gente con una realidad más
cruda, el reggae, y el intercambio entre las músicas de las diferentes regiones
brasileñas. Hoy se ve una propuesta interesante en artistas de Pernambuco, en Recife. No
me parece mal que exista una asimilación constante de música extranjera si se conserva
la identidad. Lo interesante es ser regional y al mismo tiempo internacional. Como pasó
con el samba-reggae, por ejemplo.Pero hacia afuera da la sensación de que no hubo
una camada de músicos que pudiera suplantar, con el mismo nivel artístico, a su
generación, la de Gil, Caetano, Gal... No sé qué es lo que llegará a la
Argentina, pero hubo una buena generación de recambio. Carlinhos Brown, Chico César,
Marisa Monte, y muchos nombres más. Lo que pasa es que mi generación se manifestó en un
momento socio-cultural muy especial y es difícil que se borren nuestros nombres de la
memoria de la gente. Pero quizás tengamos en el futuro nuevos movimientos, con nuevas
mezclas de estilos, nuevas influencias. Negarse a la asimilación de culturas extranjeras
es tan peligroso como conservador. Y si no, miren lo que pasó con Piazzolla. Brasil tuvo
capacidad para asimilar todo. Con la buena música extranjera que llegabase hizo y se hace
buena música brasileña. Con la mala música extranjera, que también llega en cantidad,
se hace mala música brasileña. Esto fue así toda la vida. ¿Ve en los músicos
jóvenes una actitud diferente de la que tenían ustedes?Los noto más aplicados,
con un bagaje teórico más desarrollado. Por ejemplo, hay un mercado muy fuerte de
song-books, y los chicos muestran mucho interés por aprender
musicalmente.¿Y la bohemia? No, ahí no. Ya no hay bohemia. No existe eso de
encontrarse a tocar, a cantar, a hablar de la vida, a crear colectivamente. Hoy se está
construyendo una sociedad cada vez más aislada y entonces los músicos también viven
más aislados. Quizás por eso se dediquen a estudiar más que lo que hacíamos nosotros.
En general, la gente está encerrada en sus casas, y sino, se encierra en los shoppings.
La mía fue la generación de las jam-sessions, ésta es la de los song-books...
Antes se refería a Maradona y destacaba su rebeldía. Usted también es exitoso, es
famoso, tiene dinero. ¿Dónde ubica la rebeldía en su vida? Creo que durante toda
mi carrera, mi inconformismo habló a través de los discos y de los libros que hice. Y
después de tantos años, sigo siendo rebelde. Lo que ocurre es que ahora soy mansamente
rebelde. O delicadamente rebelde, si te gusta más.
Un show excelente
El show que conocerá el público argentino el 11 y 12 de octubre próximos en el
teatro Gran Rex es sencillamente excelente. En el moderno teatro Nacional de Brasilia,
donde Página/12 presenció el recital del sábado por la noche, Chico se mostró tal cual
sugiere la leyenda: parco, ajeno a su status de ídolo popular. Su seducción (más allá
de los suspiros que provoca en mujeres maduras, jóvenes, hippies, yuppies, etc.) se
vehiculiza a través de canciones perfectas. Algunas más viejas que otras, pero ninguna
envejecida. Como está presentando oficialmente su último CD, As Cidades, el repertorio
recorre buena parte de este disco, pero el concierto (con una puesta impecable) también
ofrece varios clásicos indestructibles, como Construcao,
Cotidiano y Joao e María, entre otros. |
El arribo de Il mattatore
El célebre actor italiano Vittorio Gassman llegará hoy por la mañana a Buenos
Aires, donde el jueves presentará su espectáculo Laddio del mattatore (El
adiós del matador), en el Teatro Opera (Corrientes 860), inaugurando el II Festival
Internacional de Buenos Aires. Gassman es uno de los grandes atractivos de la muestra de
teatro, música y danza que se desarrollará entre el jueves y el domingo 26. Con algunas
variantes, puesto que este trabajo incluye improvisaciones y toques de talk-show, el
espectáculo fue ofrecido por el artista en el mes de febrero en el Teatro Sixtina de
Roma. En Laddio... (interpretado en italiano y español), el actor escenificará
textos de Luigi Pirandello (El hombre de la flor en la boca), William Shakespeare (un
pasaje de Hamlet), Jean Paul Sartre (Kean, sobre el actor inglés Edmund Kean) y, entre
otros, de los poetas Boris Vian, Paul Valéry y Dante Alighieri. Hará sólo dos
funciones, pero no en el Teatro Colón (debido al conflicto que se ha suscitado entre las
autoridades y los gremios) sino en el Opera, el jueves y viernes, a las 21. Para el canje
de las entradas se ha dispuesto una mesa en el Hall del Teatro San Martín (Corrientes
1530), donde se atenderá mañana (de 10.30 a 22), el jueves (10.30 a 18) y el viernes 10
(10.30 a 18). La disposición deja en libertad a quienes opten por el reembolso total del
valor de sus entradas, que podrán concretar en los puntos de venta de Entrada Plus o
llamar al 0-8003-Festival 33784825. La visita de Gassman se completará con un
minirrecital en la Biblioteca Nacional, dentro de un ciclo de fotografía basado en Dante
Alighieri y La Divina Comedia, que dictan Pedro Roth y Pier Cantamessa. El artista será
también protagonista de la entrevista pública que realizará el crítico Luis Mazas el
sábado 11 en el Teatro Presidente Alvear (Corrientes 1659). El encuentro durará dos
horas (de 11 a 13 horas) y las entradas podrán retirarse en ese mismo lugar a partir de
las 9 de la mañana. |
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