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Por Martín Granovsky Rodolfo Barra, el ex soldado de Carlos Menem en la Corte Suprema, intenta desprenderse de Eduardo Eurnekian. Y Eurnekian quiere despegarse de Barra. Pero tal vez ya sea tarde y no logren abortar el despegue: Página/12 pudo establecer que la Justicia recibió una denuncia acusando al ente regulador de los aeropuertos, a cargo de Barra, de alterar las obligaciones del concesionario Eurnekian, cambiar de hecho el contrato original y quitar al Estado una fuente de financiamiento vital para la seguridad. La jueza Clara do Pico ya tiene en sus manos una voluminosa demanda de Alicia Castro, del gremio de Aeronavegantes, que pidió volver atrás en una resolución que convierte a Aeropuertos Argentina 2000 (AA-2000) en el agente de compras de la Fuerza Aérea. Desde el año pasado, Aeropuertos, la empresa de Eurnekian, opera las estaciones aéreas del país.La Fuerza Aérea es el principal órgano del Estado en el control de las operaciones aéreas y la seguridad. El Organismo Regulador del Servicio Nacional de Aeropuertos (ORSNA, bajo la jefatura de Barra) también es o debiera ser decisivo para garantizar la seguridad de los aeropuertos y defender al Tesoro nacional frente a la empresa privada. De la presentación, sin embargo, se desprende que los tres planos están confundidos en uno. Y que Eurnekian, al menos hasta ahora, no tiene de qué quejarse.La documentación en poder de la Justicia revela que el ORSNA firmó una resolución, la 280 del 20 de julio último, santificando un acuerdo de mayo entre AA-2000 y la Fuerza Aérea. El arreglo prevé que la empresa comprará equipos, materiales, sistemas, capacitación e infraestructura de apoyo necesarios. En otras palabras, AA-2000 será agente de compras de uno de los organismos estatales que deben cuidar la seguridad aérea. Afortunadamente para el Estado, AA-2000 promete que cederá el equipamiento a la Fuerza Aérea, una vez adquiridos y habilitados los sistemas, para que formen parte del sistema de seguridad área nacional. Eso sí, aclara el texto con notable precisión, en lo que pudiera corresponder. En lo que no, no.En la resolución cuestionada ante la Justicia, el ORSNA reconoció que las áreas del arreglo son de responsabilidad de la Fuerza Aérea. Pero igual dio su bendición a efectos de lograr una eficiente y eficaz gestión de los aeropuertos. También recordó que las prestaciones en lo que hace a la seguridad aérea, ayudas a la aeronavegación e infraestructura de apoyo se encuentran demeritados por la obsolescencia de los sistemas actualmente instalados, resultando ello de las limitaciones presupuestarias a las que se vio afectada la Fuerza Aérea Argentina durante los últimos ejercicios fiscales, las que han impedido la actualización por la misma de los elementos y obras vinculados a tales fines. Si la descripción perteneciera a un altruista sin datos, sería conmovedora para los pilotos de la Fuerza Aérea. Suelen quejarse de que la crisis de presupuesto solo les permite volar unas tres o cuatro horas por semana. Pero el párrafo fue escrito por un órgano de control con gran conocimiento del negocio de la aviación. Y cualquiera en el sector sabe que la Fuerza Aérea dispone de financiación genuina para cumplir con su misión de control. En teoría, AA-2000 paga un porcentaje, que en la jerga se llama canon. En teoría, paga todo lo que corresponde. En teoría, ese canon va a al Tesoro. En teoría, el Tesoro lo gira a la Fuerza Aérea. En teoría, a la Fuerza Aérea le alcanza la partida y, también en teoría, la usa para el control operativo. Explica Castro a la jueza: Puede decirse que la resolución 280 ha pergeñado un esquema contractual que tiene los siguientes pasos: la Fuerza Aérea Argentina está pobre para cumplir con sus obligaciones en materiade seguridad aérea. Por lo tanto, no puede acompañar al concesionario en sus inversiones. Con lo cual tendríamos lindos aeropuertos pero sin que los aviones pudieran volar. Y sigue Castro: Entonces un organismo regulador, condolido de esta realidad, dispone que toda inversión o adquisición que realice el concesionario (...) será considerada como pago a cuenta del canon que el citado concesionario debe abonar en virtud del contrato de concesión. De ese modo se completa el círculo vicioso. Quedan una Fuerza Aérea en ruinas, una AA-2000 que tiene constantes descuentos de canon, un Estado con menos plata por los descuentos, una Fuerza Aérea que recibe menos y se empobrece más, y vuelta a empezar. Además, el contrato preveía el pago del canon en dólares, no en especies. En plata, no en equipamientos. Es otro círculo vicioso que impide saber qué está primero. Si el negocio, la ineficiencia, la corrupción, la falta de voluntad de control o la falta de capacidad de vigilancia. Pero que están (parece), están. El desastre de Aeroparque solo lo puso al desnudo.
SOLO EL ACCIDENTE SIRVIO PARA COBRAR DEUDAS Por M.G. La palabra clave del financiamiento es tasa. Va acompañada del adjetivo aeroportuaria y, si fuese preciso anotar una propiedad, sería ésta: En general, no se paga, o se paga tarde y mal. Desde la privatización de los aeropuertos, la mayoría de las tasas las cobra el concesionario. De esta forma se queda con el dinero del pasajero y de los estacionamientos, por ejemplo. La Fuerza Aérea, en tanto, percibe el dinero de la tasa de protección al vuelo y el de la tasa de seguridad que pagan las empresas aéreas. Antes de la privatización se recaudaban 40 millones por año. Después, la suma prevista era de 87 millones.Pero sucedió que el pliego tenía un error, y la Fuerza Aérea se quejó, con razón, de que las empresas no iban a pagar ni un peso. Mientras la Justicia resolvía parte del problema, Barra tomó la decisión de que la tasa no superase el tope internacional. Prometió a la Aeronáutica que cobraría 60 millones, y que el ORSNA se encargaría de suplementar los otros 27 mientras buscaba que las empresas pagaran. Un problema fue que las empresas no pagaron. Otro, que la Fuerza Aérea dijo que esos 87 millones eran imprescindibles, porque con ellos financiaba los sueldos y las operaciones. Fue así que quedaron suspendidos los vuelos nocturnos en varios aeropuertos del interior. No había plata para las horas extras del controlador. Otro problema más, que las empresas fueron pagando en cuentagotas. Cuando los aeronautas se pusieron firmes y amenazaron con rechazar los planes de vuelo de las líneas aéreas e impedir el decolaje a los deudores, éstos comenzaron a pagar día a día. En la tarde de ayer a este diario le fue imposible establecer en la Fuerza Aérea si las empresas también liquidaron todas sus deudas anteriores, pero sin duda será un buen tema para la reunión especial de diputados y senadores que se realizará hoy a las once y media para discutir la catástrofe de Aeroparque.
Para la caja negra, antesdel choque sonó la alarma
Por Cristian Alarcón El primero de los indicios fuertes que aporta el análisis de las cajas negras del avión de LAPA accidentado es que antes del desastre, dentro de la cabina del Boeing 737, sonó la alarma de configuración, una señal ante la cual se debe frenar inmediatamente el despegue. Así lo confirmaron ayer fuentes cercanas a la Junta Investigadora de Accidentes Aéreos a Página/12. Lo que el sonido grave, ronco e intermitente indicaba era el error que ya se detectó en los flaps, los alerones ubicados en la parte posterior de las alas. Estos deben ser accionados por el piloto. Si no están en la posición correcta, es imposible levantar vuelo. Este dato aislado no significa que el piloto no respetó la alarma. Es inconcebible que aún con la señal se haya continuado y por eso hay que establecer si la alarma sonó a tiempo, le dijo a este diario Carlos Montal, de la Comisión de Seguridad de APLA, Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas. Mientras, entre las hipótesis de los investigadores no se descarta que el piloto puede haber ignorado la alarma porque estaba funcionando mal, o sea que se activaba sin que hubiera fallas. De toda la evidencia analizada por los integrantes de la Junta, la posición en que fueron hallados los flaps en las alas del Boeing es el elemento en el que se basa la hipótesis central del accidente. Más aún cuando en el panel de control el instrumento que delata si fueron accionados o no indica que nunca se activaron. Sucede que para poder despegar los alerones deben ser colocados a 45 grados del ala antes de dar velocidad a los motores. Eso permite que, al correr por la pista, el eje de sustentación de la nave pase de las ruedas a las alas. Si los flaps no son accionados o fallan, al superar la velocidad de decisión llamada V1, el desastre es inevitable. En el caso de este Boeing, según los expertos, se estrelló contra un talud y una grúa del campo de golf de Punta Carrasco a por lo menos 220 kilómetros por hora, o sea, que superó la V1. La junta de investigación intenta determinar si la alarma sonó a tiempo. O si el piloto y el copiloto sencillamente no atendieron semejante advertencia. Lo que hace difícil de entender el accidente de LAPA es la triple falla de control que se debería haber dado para que el avión intentase despegar sin los alerones en la posición correcta. Además del chequeo que antes del despegue realizan los técnicos de mantenimiento ayer declararon durante más de diez horas ante el juez Gustavo Literas, se sucede luego un pre chequeo que realiza el copiloto mientras el piloto ultima detalles con el encargado del despacho del avión. Finalmente, cuando el piloto está en su lugar, activa una serie de mecanismos antes de despegar, en una operación que se hace de memoria. En la Escuela de Aeronáutica hay un examen clásico conocido como el del piloto ciego. Con los ojos vendados el alumno debe accionar esos mecanismos.Entre otras cosas, el piloto debe chequear que los comandos estén libres y los flaps en posición, luego conversa con el copiloto sobre el despegue y los primeros movimientos en el aire. Es entonces cuando, por si hubo un olvido, el copiloto lee un listado de control en el que están incluidos los alerones para despegar. Flaps a requerimiento, suelen decir los copilotos. Y los pilotos contestar con un OK. Si falla ese control humano, se supone que la última advertencia, apenas se insinúa un aumento de velocidad, es la alarma. En la mayoría de los aviones, además de la señal intermitente se enciende una luz roja, que no existía en el caso del Boeing 737 accidentado. Y en las naves más modernas una voz grabada advierte que no fueron activados los flaps. Los investigadores consideran la posibilidad de que a una alarma que sonó demasiado puede habérsele sumado la reacción tardía de los pilotos.
DECLARARON TESTIGOS Y MECANICOS Por Adriana Meyer Uno de los sobrevivientes de la tragedia de Aeroparque relató ayer ante la Justicia que mientras subía al Boeing de LAPA que nunca despegó vio a alguien que tenía medio cuerpo dentro de una de la turbinas. ¿Sabrá lo que está haciendo?... A ver si nos caemos, fue la frase que Fabián Núñez recordó haber pronunciado antes del horror frente a los primeros cronistas que acudieron al lugar aquella noche. Sin embargo, ninguno de los cinco técnicos de LAPA que declararon ante el juez Gustavo Literas dijo que la máquina hubiera sido reparada antes del frustrado despegue. Núñez, de 40 años, tiene fobia a los aviones y quizás por eso prestó mucha atención a los detalles del vuelo 3142. Se había sentado en el asiento 16 A y recordó que tuvieron que esperar unos quince minutos en la pista. (La empresa niega que ese tiempo haya sido utilizado en la reparación de la aeronave y explica que tenía que esperar su turno en la pista). Según Núñez, el ala del avión se elevó apenas por sobre la línea del horizonte, pero inmediatamente sobrevino la caída. El hombre inclinó su cabeza entre las piernas y a partir de ese momento todo fueron humo y fuego. Volvió a levantar el rostro sólo después del impacto y sintió que las llamas envolvían el techo. Antes de tirarse por el tobogán de la salida trasera tuvo una visión que cree lo acompañará para siempre. Además de las llamas, sólo había silencio... todos quedaron como dormidos, describió conmovido. Núñez fue asistido por un psicólogo y se mostró reconfortado porque el juzgado le devolvió algunos efectos personales que fueron encontrados entre los restos del avión. Ayer declararon cinco de los catorce mecánicos que fueron citados por el juzgado, pero ninguno de ellos refirió que el Boeing de LAPA haya sido reparado antes de intentar su despegue. Es decir que, por ahora, no apareció la persona que vio Núñez metida en la turbina. Ayer fue analizado el parte diario de la aeronave que protagonizó la tragedia, pero de ese documento tampoco surge que haya sido reparada en el Aeroparque Jorge Newbery, donde pasó su última noche. Hoy debe presentarse el resto de los técnicos, además de la azafata María Lía Antolín, una de las sobrevivientes.
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