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Tras el accidente, otroavión voló con problemas

El gremio de Aeronavegantes denunció que días después de la tragedia, un avión de LAPA voló sin un tobogán, imprescindibleante una crisis. Ayer otra nave debió aterrizar de emergencia.

Ayer a un avión de LAPA se le fisuró un parabrisas.
Hicieron un aterrizaje de emergencia en Resistencia.

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Por Alejandra Dandan

t.gif (862 bytes) Fue sólo cinco días después del accidente: el vuelo 3001 de LAPA salió el 5 de setiembre al Caribe sin el tobogán reglamentario de una de sus puertas. Así lo asegura una denuncia del gremio de Aeronavegantes a la Fuerza Aérea, donde se da cuenta de la falla por la que la empresa hubiese tenido que suspender el vuelo. El informe denuncia además una falla grave en el WSZ: el avión estrellado el martes en Aeroparque. Durante los tres días previos al accidente la nave voló sin balizas reglamentarias. En tanto, LAPA continúo agitada por el trágico derrotero: problemas en los líquidos de frenos de un avión dejó varados en Punta Cana, por varias horas, a 400 pasajeros. Y a la tarde una más: una rotura de parabrisas –por causas aún desconocidas– obligó al piloto que conducía el vuelo Corrientes-Buenos Aires a un aterrizaje de emergencia en Resistencia. Entre los pasajeros: síntomas atendibles de paranoia. El vuelo sin toboganes fue el 3001. La nave fue una 757 que permitiría, de acuerdo a la cantidad de pasajeros, volar con una de las puertas sin el sistema de emergencia. “El tobogán balsa faltaba en la puerta R1, en un vuelo que iba completo con 219 pasajeros”, explica Gabriela Clerk, del gremio. Ese sistema permite habilitar la puerta para una evacuación de emergencia; cuando la nave va cargada en forma completa el piloto no puede ordenar el despegue sin él. “Están entre las consideradas ‘no go’ –indica una fuente de la Asociación de Técnicos a este diario–: el avión no puede salir si los toboganes no funcionan.”La nave de los toboganes fallidos fue la llamada Anillaco. La falla había sido detectada por los tripulantes del vuelo anterior que también habían solicitado la reparación. Antes del nuevo despegue, sostienen los denunciantes, los mecánicos habrían asegurado que todo estaba en condiciones, incluso la puerta. “Durante el carreteo de salida se detectó –agrega Clerk– que las alarmas indicaban que el tobogán reglamentario no funcionaba.” El vuelo continuó, porque el piloto lo habría decidido así.Hubo otro antecedente, inmediatamente anterior al accidente del martes. Fue sobre la misma nave. Aeronavegantes presentó a la Dirección Nacional de Aeronavegabilidad la denuncia. En ese avión, la WSZ donde murieron más de sesenta personas, fueron detectadas fallas en el sistema de balizas de emergencia. “Son trasmisores del avión –explican– que se activan para que sea encontrado en caso de accidente o aterrizaje de emergencia.” Esas balizas no funcionaron, según la denuncia, a lo largo de tres jornadas de vuelo.En este marco, la empresa de Deutsch tuvo nuevas complicaciones. Ayer, por dos. A la mañana los voceros fueron grupos de turistas agitados, poco más de 400. Tendrían que haber llegado a Ezeiza el lunes pero lo hicieron un día después. El motivo lo dio la empresa. Dijo: “El vuelo 3006, del lunes 6, que partió a las 2.31 de Buenos Aires hacia Punta Cana-Cancún, quedó detenido en Punta Cana al detectarse una pérdida en el sistema de frenos del avión”. En ese comunicado, LAPA explicó la demora para reparar la nave, por el feriado del Día del Trabajo en Estados Unidos, desde donde debían llegar los repuestos. “Como la reparación demandaba más tiempo del habitual –explicaron–, LAPA decidió que otra máquina propia trasladara a los pasajeros a Cancún.” En tanto otro vuelo que venía desde Estados Unidos hizo escala en Punta Cana y trajo hasta Ezeiza a los pasajeros que esperaban la vuelta.Mientras ya en suelo argentino algunos ironizaron sobre “la caja feliz con gaseosa y sandwich” que suavizó la espera, otros 56 pasajeros empezaban a asustarse. A las 18 el vuelo 3272 aterrizó de emergencia en Resistencia. El destino era Corrientes. A 250 kilómetros de Buenos Aires a Gustavo Ruiz, el piloto, se le rompió el parabrisas de la nave LV-YBX. También esta vez se le preguntó a LAPA por lo ocurrido. Esta vez no hubo explicaciones. Sólo dijeron “los pasajeros están bien”. Y además: “La nave retornará a Buenos Aires volando a baja altura”. Ese regreso con parabrisas roto será con el avión vacío. La gente esperó tres horas en Resistencia que otro avión de LAPA los trajera de regreso a Buenos Aires.

 

Despachantes

La Asociación Profesional de Despachantes de Aeronaves (APADA) rechazó “categóricamente” la posibilidad de que los aviones comerciales sean despachados con exceso de carga, con desconocimiento del piloto, tal como lo aseguró en este diario el aviador civil Horacio Franco, editor de la revista especializada Aeromarket.Franco, en la edición del 2 de setiembre, había dicho que “los despachantes suelen declarar en las planillas menos carga de la que despachan, con el desconocimiento del piloto”. El presidente de APADA, Mariano Medina, replicó que “lo manifestado por Franco es un hecho ilícito que, de ser real, debe denunciarse ante la Justicia”. “Dicha declaración hace referencia a la responsabilidad y actuación de los despachantes de vuelos en la aceptación de la carga en el manifiesto de peso y balanceo. Los mismos se realizan de acuerdo con las normas vigentes emanadas de la autoridad de aplicación”, aseguró Medina. Los despachantes de aeronaves son los responsables de elaborar el plan de vuelo, junto con el comandante de la aeronave.


 

SEGUN UNA ENCUESTA, LA EMPRESA ES LA RESPONSABLE
La mitad más uno contra LAPA

t.gif (862 bytes) En la percepción de la población, la empresa LAPA es la responsable del accidente ocurrido hace una semana en la Costanera Norte. Así lo revela una encuesta realizada el último fin de semana, según la cual, el 51 por ciento de las personas consultadas asocia el nombre de la compañía con las causas de la tragedia. El mismo relevamiento permite saber que para la mayoría debe crearse un nuevo aeropuerto en el área metropolitana, en reemplazo del Aeroparque Jorge Newbery, en lugar de trasladar los vuelos de cabotaje a Ezeiza. La encuesta fue realizada por la empresa Telesurvey, que dirige Heriberto Muraro. Se realizó mediante llamadas telefónicas, en el conurbano bonaerense, entre el sábado y el domingo últimos, sobre una muestra de 250 casos. Los encuestadores hicieron sólo dos consultas. La primera: ¿Quiénes son los responsables del accidente provocado por el avión de LAPA en Aeroparque? La pregunta era abierta y las respuestas fueron espontáneas: el 37 por ciento opinó que la responsable es la empresa LAPA, y el 14 por ciento apuntó contra los técnicos de la compañía. “Sumando las dos opiniones, el 51 por ciento ubica la causa del accidente en la compañía aérea”, dijo Oscar Muraro, gerente de Telesurvey.Ante la misma consulta, el 9 por ciento opinó que se trató de un error técnico; el 6 por ciento responsabilizó al gobierno nacional; el 4 por ciento a los entes reguladores; el 3 por ciento a las autoridades del Aeroparque. Sólo el 1 por ciento apuntó contra el piloto.Para Muraro, el categórico resultado de la encuesta “coincide con la información de los medios que, el fin de semana, señalaban a la empresa como responsable del accidente”. “Cuando se habla de responsabilidad de los técnicos, puede interpretarse como una falla en el mantenimiento de la máquina, pero cuando se apunta contra la compañía se está cuestionando la política empresaria, que no se ha preocupado por el mantenimiento de los aviones”, opinó el encuestador.En cuanto al futuro del Aeroparque, los encuestados debieron optar entre una serie de opciones. Sólo el 17 por ciento se pronunció por la continuidad del Jorge Newbery, en su actual ubicación. El 24 por ciento estuvo de acuerdo con que todos los vuelos se concentren en Ezeiza y apenas el 5 por ciento coincidió con la idea de hacer una aeroísla en el Río de la Plata. La opinión de la mayoría (el 47 por ciento) apuntó a la construcción de un nuevo aeropuerto. Aunque no se consultó sobre la ubicación que debería tener, se estima que tendría que estar situado en el Gran Buenos Aires, aunque en una ubicación más accesible que Ezeiza.“Estos resultados están influidos por el shock que provocó el desastre -comentó Muraro–. No son las mismas opiniones que tenía la gente antes del accidente y, probablemente, la percepción cambie en unos meses.”

 

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