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El peso del Gordo Valor hundió a un funcionario

Cuando se supo que había sido abogado de Valor hasta dos días antes de asumir, el secretario de Seguridad tuvo que renunciar.

Héctor Lufrano, secretario de Seguridad, virtual jefe de la bonaerense.
Era abogado del jefe de la superbanda, acusado de matar a un policía.

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t.gif (862 bytes)  “Lo que pesó fue el valor agregado del Gordo Valor.” El juego de palabras le sirvió al vocero de prensa, Daniel Alarcón, para resumir las razones de la aceptación de la renuncia del secretario de Seguridad bonaerense, Héctor Lufrano. El funcionario resolvió alejarse del cargo horas después de que se confirmara, a través de la prensa, que había sido defensor de Luis “El Gordo” Valor, jefe histórico de la llamada superbanda que en los últimos años cometió varios robos tipo comando en el conurbano. Lufrano renunció a la defensa de Valor –que se encuentra en prisión– el 10 de agosto pasado, dos días antes de asumir sus funciones. Alarcón, director de prensa del Ministerio de Seguridad, sostuvo que “por el momento no ha sido designado el reemplazante” de Lufrano y el área quedó a cargo en forma interina del subsecretario de Seguridad, Miguel Angel Ambrosio.
“Un abogado penalista asume su tarea, su profesión, y hace una abstracción total del pasado, el presente y el futuro del sujeto que defiende”, argumentó Lufrano en declaraciones radiales, antes de renunciar. Para el ahora ex secretario, es lo mismo estar de un lado del mostrador o del otro –defendiendo delincuentes o persiguiéndolos– si se limita “pura y exclusivamente a defender desde lo técnico”, sin tener “ningún compromiso” con su cliente. Por eso estimó que luego de defender al Gordo Valor bien podría “ser juez, presidente de la Nación o lo que fuera”.
La renuncia, que se suma a las acusaciones judiciales que pesan sobre el actual ministro del área, Osvaldo Lorenzo, constituyó un nuevo sacudón para el gobernador Eduardo Duhalde. “Me entero por los diarios y no me gusta para nada”, declaró el candidato presidencial del PJ cuando lo consultaron sobre el caso Lufrano. De todos modos, aclaró que “no existe ningún conflicto desde el punto de vista jurídico ni del punto de vista ético”. Distinta fue la opinión del secretario de Segu- ridad nacional, Miguel Angel Toma, quien reconoció que fue “un grave error” designar a Lufrano.
El desplazamiento de Lufrano generó repercusiones. El diputado radical Federico Storani admitió que la función de un abogado “es siempre defender”, pero tiene el derecho de “elegir a quién defender”. Es por eso que interpretó que Lufrano “no debió haber aceptado ser el secretario de Seguridad de la provincia, porque si hay una banda recordada por su nivel de violencia es justamente la banda de Valor”. El presidente de la Cámara de Diputados bonaerense, el frepasista Alejandro Mosquera, cargó contra el gobernador Duhalde. “En lugar de criticar la postura de la Alianza en materia de seguridad, lo que debería hacer Duhalde es fijarse a quién designa, porque lo que está haciendo carece totalmente de seriedad”.
En su renuncia, que calificó como “indeclinable”, Lufrano dijo que su decisión obedeció al propósito de “no entorpecer ni perjudicar en forma alguna la impecable tarea desarrollada por el ministro” Lorenzo. Con su alejamiento busca “contribuir a esa tarea, que no es otra que la continuación de la reforma implementada por el gobernador Duhalde y proseguida indiscutiblemente por el ministro Lorenzo”.
Daniel Alarcón, vocero del ministro, sostuvo que Lorenzo “lamentó mucho” la renuncia de Lufrano. El portavoz se manifestó sorprendido por la repercusión que tuvo la nota publicada ayer por el diario La Nación, ya que se trató –en su opinión– de “una noticia reciclada”. Se refirió así a que mucho antes se había denunciado que Lufrano había sido contratado por policías exonerados por actos de corrupción y por “piratas del asfalto”.
En una de sus últimas intervenciones como abogado del Gordo Valor, Lufrano había pedido su excarcelación en una de las causas en las que está involucrado. El expediente tramita en la Cámara Penal de San Martín y tiene relación con el asalto a un camión blindado ocurrido en setiembre de 1994 en la localidad bonaerense de La Reja. En esa ocasión fue asesinado el sargento Claudio Calabrese, de la policía bonaerense. Lufrano habría sido el abogado principal de Valor entre los años 1989 y 1992, aunque con posterioridad siguió relacionado con el jefe de la banda y con otro de sus integrantes, Rubén Alvarez. Lufrano no sólo confirmó su vínculo con Valor sino que lo reivindicó. “No hay ningún tipo de conflicto ético porque no hay un compromiso con nadie. Lo contrario sería una manera chata de pensar para dejar proscripto a alguien para ocupar un cargo público”, aseguró el ex secretario de Seguridad.

 


 

ASALTO CON REHENES EN UNA OFICINA CENTRICA
Ladrones que buscaban trabajo

t.gif (862 bytes) “Queremos llenar una solicitud de empleo”. Los tres hombres creyeron que esa frase les allanaría el camino en la empresa Sitro S.A. Cuando les informaron que no buscaban personal, optaron por otro camino: uno de ellos sacó un arma e informó a la recepcionista que se trataba de un asalto. Robaron efectos personales y dinero a los empleados, a los que ataron y encerraron en una de las oficinas; a un hombre que trabaja en la empresa lo golpearon con un arma. Pero no pudieron escapar con el botín: fueron detenidos por la policía cuando intentaban abandonar el edificio.
Eran las 11:15 de la mañana de ayer cuando los tres hombres –de entre 35 y 40 años– entraron a robar en la empresa de residuos industriales Sitro S.A, ubicada en Avenida de Mayo 749. Cuando uno de ellos extrajo un arma y anunció que se trataba de un asalto, la empleada intentó correr hacia una puerta que comunica a una oficina, pero otro de los ladrones se puso a su lado y la amenazó con un revolver.
En el lugar se encontraban trabajando ocho personas, a las que les robaron todas sus pertenencias y el dinero que tenían. Después los encerraron en una oficina y les ataron las manos. Según contó Estela la recepcionista, a Página/12, “los asaltantes no nos creían que no teníamos más dinero, estaban convencidos de que habíamos cobrado”. Por esta razón, un trabajador de la empresa fue golpeado con el arma por uno de los ladrones, furioso por el escaso valor del botín: relojes, cadenas y 800 pesos.
Cuando los asaltantes salieron, los empleados de la empresa llamaron a la policía. No contaban con la astucia de un ingeniero de Sitro, que detuvo los ascensores para evitar la huida de los tres hombres.
Mientras tanto, la efectivos policiales cercaron el lugar con patrulleros, para evitar el escape y ordenaron cerrar las dos entradas de la galería donde está el edificio. Los agentes revisaron a todos los presentes y sospecharon de tres personas, pero éstas no estaban armados. Finalmente las víctimas del robo reconocieron a los tres hombres, que fueron detenidos. Dos revólveres calibre 32 fueron hallados en el hueco del ascensor y lo robado se encontró en poder de los detenidos.

 

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