Por Mariana Carbajal Con un acto central en Plaza
Once, una misa en el santuario erigido en su honor en Entre Ríos y homenajes frente a su
tumba en el cementerio de Chacarita, cientos de fans desde adolescentes hasta
mujeres de más de 50 años idolatraron ayer a la cantante bailantera Gilda, en el
tercer aniversario de su muerte. No se puede explicar qué se siente por ella. Gilda
es lo más, se emocionaba María Elena Gómez, 21 años, que llegó a Plaza Miserere
desde Benavídez, para rendirle tributo a su ídola. La sigo como a una virgen. Me
transmite paz y tranquilidad, agregaba solemne María Belén, de 24, a pasos del
mausoleo de Bernardino Rivadavia. Es como una madre para mí. Me acompaña en los
malos momentos y me consigue todo lo que le pido, aseguró, convencido, Claudio
Milano, de 20, presidente de uno de sus clubes de fans. La movida confirmó la creciente
devoción por Gilda, un atípico ejemplo de mujer bailantera una morocha de clase
media que fue maestra jardinera, convertida tras su fallecimiento en una especie de
virgen pagana, que factura como nunca lo hizo en vida. La celebración en Once comenzó a
las 15 con un minuto de silencio pedido por el conductor radial y televisivo Daniel
Tota Santillán, el Mariano Grondona de la movida tropical, en un escenario
armado en el centro de la plaza. Santillán, que llamó a Gilda la princesita de los
humildes, el esposo de la cantante, Toti Giménez, y los directivos del sello
discográfico Leader Music aprovecharon el homenaje para declarar el 7 de setiembre como
Día Nacional de la Cumbia. Después, presentaron un tema inédito de la
bailantera, titulado Cumbia bohemia, que hizo vibrar de emoción a la masa de
seguidores.Muchos de los que se acercaron a la Plaza Miserere fueron por la mañana hasta
la tumba de Gilda en la galería 24 del cementerio de la Chacarita. Como María Belén,
una camarera de 24 años, madre de 3 chicos. Le llevé cuatro claveles blancos y
además hice un santuario en mi casa y puse junto a ella las fotos de mis seres más
queridos, contó la joven, de aspecto aniñado, y recordó que sigue a la bailantera
desde su muerte. La quiero, resumió Noelia De Grandis, de 14, de Palomar,
envuelta en una sábana blanca estampada con una perfil casi angelical de Gilda. Los
vendedores ambulantes de Once también la idolatraron, pero no precisamente por sus
canciones ni por sus supuestos milagros, sino por la voracidad de sus fans. Ninguno de los
presentes quiso irse sin un nuevo souvenir de la ídola: vinchas con inscripciones del
tipo Vivirás siempre en nuestro corazón o Gilda no murió,
sombreros tipo cowboys con su nombre y su imagen, fotos, posters y hasta estampitas con
flores de plástico, se vendieron sin respiro durante el homenaje. Yo le pedí
muchas cosas y ella siempre me cumplió. Hace meses que estoy yendo cada quince días a
Entre Ríos, a pedirle por mi papá que quedó con medio cuerpo paralizado por un pico de
presión, y ahora él está dando los primeros pasos gracias a ella, contó María
Elena Gómez, de Benavídez, quien conoció personalmente a Gilda en 1995, en una fiesta.
A pocos pasos, Sara Sosa, de 48, de Lomas de Zamora, arrastraba una bolsa de Coto cargada
con comestibles. Acababa de finalizar su trabajo por horas en Barrio Norte y no había
querido perderse la cita. Compré una estampita porque dicen que es milagrosa y yo
tengo un hijo con problemas, contó.Otra multitud la recordó en el santuario
montado en el kilómetro 129 de la ruta 12, en las afueras de Villa Paranacito, el lugar
exacto del accidente automovilístico en el que Gilda, su hija, su madre y cuatro músicos
de su banda, perdieron la vida el 7 de setiembre de 1996, cuando viajaban en un micro,
durante una gira artística, y fueron embestidos por un camión brasileño. El vicario
Adrián Domínguez, confeso fanático de Gilda, ofició a las 13 una homilía
en su memoria. Luego actuaron grupos bailanteros y varios de sus seguidores relataron
algunos milagros atribuidos a la cantante. Gilda, cuyo nombre real era Miriam
Alejandra Biachi, nació 1961 en el seno de una familia de clase media del barrio porteño
de Villa Devoto. Antes de ingresar en el mundo de la bailanta era maestra jardinera.
DETIENEN A 14 PERSONAS POR TRAFICO DE NIÑOS
Una clínica para vender bebés
Consultorio médico con partera. La publicidad que empapelaba las calles de la
zona sur del Gran Buenos Aires llamó la atención de personal de la Dirección de
Investigaciones Complejas de la Policía Bonaerense, que después de cinco meses de
pesquisa detuvo ayer a 14 personas en su mayoría médicos, acusadas de
tráfico de bebés. Se presume que formaban parte de una organización que habría vendido
varios recién nacidos a Alemania. En los consultorios allanados, donde sería habitual
además la práctica de abortos, se secuestró gran cantidad de material quirúrgico y
medicamentos.Empezamos a atar cabos y descubrimos que todas las publicidades
provenían de la clínica clandestina de un médico peruano que ya tenía antecedentes por
practicar abortos y por venta de chicos, informó a Página/12 el comisario
inspector Aníbal Degastaldi, titular de la Dirección de Investigaciones Complejas
Conurbano Sur. Se trata del médico Angulo Plasensia, con domicilio en la localidad de
Claypole, uno de los detenidos y presunto cabecilla de la banda. En el curso de la
investigación secuestramos los desechos patológicos que tiraban a la calle. Y en un
procedimiento encontramos un feto de seis meses entre la basura, agregó Degastaldi.
Con la instrucción a cargo del fiscal Andrés Devoto, de la Unidad Funcional de
Instrucción Nº 1 de Lomas de Zamora, se avanzó sobre el caso. Se realizaron escuchas
telefónicas que comprometerían a los titulares de los consultorios en operaciones de
tráfico de bebés a Alemania. La intervención telefónica nos permite dilucidar
que hay venta de chicos, estamos convencidos de eso, señaló Degastaldi. El
operativo se inició el lunes a la noche, cuando personal de la delegación realizó el
primer procedimiento. Ayer por la tarde se hicieron once allanamientos simultáneos en
diversos locales de San Francisco Solano, Quilmes, Florencio Varela, Claypole, Lanús,
Avellaneda y Lomas de Zamora. El resultado: 14 detenidos, de ambos sexos, en su mayoría
argentinos y peruanos. Entre ellos había médicos diplomados, otros truchos y algunos a
los que se les había retirado la habilitación por hechos similares. Además, se
secuestró material quirúrgico como pinzas y elementos usados exclusivamente para
abortos y partos. Y mucha cantidad de medicamentos para la dilatación del cuello de
útero, anestésicos y derivados de la morfina, agregó el comisario. Los abortos y
los partos se cobraban entre 500 y 1500 pesos, según el período de gestación del
embarazo. Y se realizaban en consultorios que están en una situación desastrosa de
higiene. Más que una clínica, parecen templos umbanda. Hay carteles, pintura
roja en las paredes, comentó Degastaldi, mientras realizaba un allanamiento en
Claypole.
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