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La selección brasileña se rehabilitó plenamente en Porto Alegre de la derrota del sábado ante Argentina, ya que goleó ayer en el estadio Beira Río por 4-2 al combinado nacional dirigido por Marcelo Bielsa. El local fue claramente superior. Argentina estuvo deslucida y no tuvo nada que ver con el equipo de hace cuatro días en el Monumental. El volante del Barcelona Rivaldo fue el artífice de la goleada. Además de haber anotado a los 40, 42 y 70 minutos, se encargó de habilitar a Ronaldo, a los 82, para que pusiera el cuarto gol en el arco de Bonano, que fue, pese a recibir tantos goles, una de las figuras argentinas. Los goles del seleccionado nacional fueron marcados por Ayala, a los 45 minutos, y por Ariel Ortega, a los 88, en gran jugada individual. El juez colombiano Oscar Ruiz anuló además dos de los tantos brasileños uno de Rivaldo y otro de Ronaldo dados como legítimos por los comentaristas locales. El seleccionado de Brasil que se presentó ayer en el estadio gaúcho dejó en el olvido al equipo apático que, el sábado pasado, fue superado claramente por Argentina. Desde el primer minuto se hizo evidente que los hombres de Wanderley Luxemburgo habían decidido atender a sus exigencias de garra, empeño en la marcación y ganas de vencer.Argentina no tuvo nada que ver con el equipo que jugó en el Monumental. Aquí había dado muestras claras de superioridad, de buen tino para tratar la pelota y de criterio para ocupar los espacios. Ayer fue todo lo contrario y sólo apostó a la creación individual y al contragolpe fortuito. Fue tan claro el nivel superior de Brasil y la diferencia entre las dos Argentinas separadas por pocos días que Bonano fue el jugador del equipo nacional que más trabajó en tierras gaúchas. En poco más de media hora Brasil ya había tirado nueve veces al arco, mientras que Argentina sólo se había acercado en tres oportunidades a la valla de Dida. Sin embargo, la igualdad en cero persistía en el marcador. La multitud, casi 70.000 personas que colmaron el estadio, recién pudo estallar en festejos en el minuto 40, cuando Rivaldo recibió un pase de Vampeta, eludió a Bonano y anotó el primer gol. Las celebraciones todavía no habían cesado cuando, dos minutos después, Roberto Carlos comandó un contraataque en velocidad por el costado izquierdo y centreó pasado hasta Rivaldo, que amplió la ventaja de Brasil con un cabezazo. En los descuentos del primer tiempo, sin embargo, el equipo de Bielsa mostró que seguía vivo y logró acortar distancias al rematar Ayala de cabeza un tiro libre ejecutado por Verón, en una jugada que, una vez más, dejó en evidencia la fragilidad defensiva del tetracampeón.Brasil jugó la etapa final más lentamente y pareció menos dispuesto a atacar, frente a una Argentina empeñada en recuperarse. El equipo de Bielsa dominó en los primeros minutos, aunque no lo reflejó en goles. Pero en el minuto 25, cuando después de un error en el mediocampo argentino Ronaldo invadió el área, juntó a Vivas, Ayala y Samuel y entregó la pelota a Rivaldo, quien marcó el tercer tanto. Argentina tuvo la pelota y algunas oportunidades, pero se expuso a los contraataques y fue impotente para neutralizarlos; así, Ronaldo, tras recibir de Rivaldo, marcó el cuarto. Luego llegaría una excelente jugada individual de Ortega y el descuento, que acortó cifras que pudieron (debieron) ser más generosas para los brasileños.
FLOJA LABOR DE CONJUNTO Y DEFECCIONES
INDIVIDUALES Bonano: El mejor. Fue responsable de que la victoria brasileña no fuera mayor con varias contenciones importantes. Dudó en el centro del segundo gol.Vivas: Uno de los más flojos. Nunca pudo tomar a Ronaldo o al jugador que se tiraba por su sector. Además abusó de las faltas cerca del área. Perdió la pelota del tercer gol y por eso lo sacaron.Ayala: No mostró la seguridad del sábado. Quedó expuesto en los cruces y varias veces fue superado en velocidad. Otra vez ganó en el área de Brasil y levantó la esperanza sobre el final del primer tiempo.Samuel: Rindió por debajo de su nivel. Comenzó con firmeza pero se fue diluyendo con el correr del partido. Entró en la confusión del resto.Zanetti: No tuvo participación en ataque y no consiguió tapar la subida de Roberto Carlos. Tampoco pudo controlar a Ze Roberto. No entendió lo que se necesitaba y volvió a trasladar sin eficacia.Redondo: Muy diferente a la imagen del sábado. Le faltó presencia en el medio y casi no logró manejar la pelota. En la segunda parte lo mandaron a tapar a Rivaldo pero no lo logró. Fue sustituido por Simeone.Sorín: Padeció cuando Cafú se adelantó por su lateral. Jugó más retrasado que en Buenos Aires, pero nunca logró afirmarse ya que perdió mucho a sus espaldas. Tampoco sorprendió en ofensiva. Estuvo desconocido.Verón: Exhibió la faceta displicente y canchera del Mundial. Nunca consiguió convertirse en el conductor que el equipo necesita. No se comprometió con el juego y salió reemplazado.Ortega: Puso voluntad y sacrificio, aunque falló en su fuerte. Se preocupó sin éxito por Roberto Carlos y no encaró como siempre. Sobre el final marcó un lindo gol por guapeza y habilidad.Crespo: Estuvo desconectado del resto y casi no tocó la pelota. Otra tarea muy pobre, ya que nunca inquietó a los centrales brasileños. Jugó más tiempo del que merecía.González: Se dedicó más a pelear que a intentar crear fútbol. Se cruzó con Cafú, con Antonio Carlos y con Emerson. Estuvo al borde de la expulsión y por eso fue reemplazado.Gallardo: Arrancó para la esperanza y terminó para la desilusión. No logró precisión en los pases y generó muchos contraataques al perder la pelota en tres cuartos. Tampoco encontró demasiada compañía.Simeone: No fue solución en la contención y con su entrada se perdió criterio en la tenencia de la pelota. Fuera de tiempo y distancia debió faulear para recuperar su posición. Probó dos veces desde lejos.Barros Schelotto: Se tiró por la derecha y desbordó varias veces a Roberto Carlos. Estuvo bastante activo, aunque lo mejor suyo se dio con el partido definido. Con poco mejoró la imagen de la Copa América.Claudio López y Husaín: Ingresaron cuando los brasileños tenían todo controlado y no pudieron cambiar nada.
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