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Maffia
Por Julio Nudler

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t.gif (862 bytes)Ahora que Borges apagó su insistencia en los periódicos, tal vez haya espacio para evocar, modestamente, otro centenario: el de Pedro Maffia, un músico nacido en Balvanera el 28 de agosto de 1899 que, no se sabe por cuál don, encontró en el fondo del bandoneón sonidos que nadie, ni alemán ni rioplatense, había descubierto hasta entonces. Oscar Zucchi, quien se ocupará de Maffia en el tercer tomo de su gigantesca historia bandoneonística del tango, editada por Corregidor, nos explica que hasta su advenimiento los fueyeros tenían tendencia a remedar con el instrumento a la desplazada flauta y al organito ambulatorio. Tras sufrir en su infancia los cadenazos de un padre brutal, que lo obligaba a pasar la gorra, Maffia fue quien le entregó al tango el bandoneón que necesitaba para dejar atrás la retozona Guardia Vieja y volverse grave, reconcentrado, bastante soñador y frecuentemente triste. Zucchi nos cuenta que Maffia huyó de su casa en la adolescencia para buscar refugio en lo de la Negra María, madre de varios músicos de diferentes padres y relacionada con rufianes del sur bonaerense. Hacia esos lupanares y cafetines australes envió esta señora al Tanito, que no había olvidado al costilludo en su huida. Fue por Punta Arenas donde Carlos Gardel y José Razzano descubrieron a ese prófugo precoz que tocaba como nadie, y el pianista Roberto Firpo, también de tournée por esas inmensidades, se lo trajo a Buenos Aires. Pero a Maffia no le gustaba la marcación cuadrada de esa orquesta, porque él ya estaba inventando los acentos desplazados, el fraseo, el rubato. Al integrar en 1922 el sexteto de Juan Carlos Cobián (“Los mareados”, “Nostalgias”), coincidiendo allí con Julio De Caro, Maffia comenzó a tomar parte en la gestación de la revolucionaria escuela decareana, cuyos artífices fueron por lo menos cuatro: los hermanos Julio y Francisco De Caro, Pedro Laurenz y Maffia (el dúo de bandoneones más célebre de todos los habidos). En su Historia de la Orquesta Típica, Luis Adolfo Sierra destaca que en la etapa inicial del sexteto De Caro (nacido sobre los finales de 1923) “se advertía nítidamente la influencia temperamental ejercida por el bandoneón de Pedro Maffia, de pausada modalidad, con propensión a los matices afiligranados y a los efectos pianísimos, como asimismo una marcada tendencia al ligado de los sonidos...”.Sierra, con su gran autoridad, destaca a Maffia como “el gran estilista”, y señala hasta “una actitud física en la posesión del instrumento”. Porque él apenas abría su jaula, “desterrando los espectaculares repliegues del fueye en forma de abanico...”. Es que Maffia –apunta Zucchi– no necesitaba más aire. En 1926 fundó su propio sexteto, de sonido mate, apagado, que se tornó más pastoso aún al incorporar el violoncello de Nerón Ferrazzano. El pianista Julio Medovoy retuvo para siempre la visión de aquellos músicos, de posturas rigurosas, vestidos de negro, solemnes. Maffia casi no se movía, no se inclinaba sobre el instrumento, no lo curvaba sobre la rodilla. Sus modos eran suaves, quietos. Su gesto no era inspirado ni transido. Saludaba con una levísima inclinación de cabeza.El fue el primero en tocar el bandoneón a cappella, y fue quien inauguró los dúos de bandoneón con diferentes voces y temperamentos, en yuntas históricas como las que formó con Luis Petrucelli, Laurenz, Alfredo De Franco y Gabriel “Chula” Clausi. Fueron célebres sus variaciones, como la que Aníbal Troilo toca en “La maleva”. Como compositor, pocos hubo como él. Entre sus grandes tangos figuran “Pelele”, “Diablito”, “Triste” (con Francisco De Caro), “Tiny” (con Julio De Caro), “Amurado” (con Laurenz), “Taconeando”, “Ventarrón”, “Amarguras” (rebautizado “Abandono” cuando Homero Manzi le agregó letra), “No aflojés”, “Arco iris” (con Sebastián Piana), “La mariposa”, “Se muere de amor”, “Cuándo volverás”, “Te aconsejo que me olvides”, “Heliotropo” y “Pura maña”. Pichuco le dedicó A Pedro Maffia. Fue catedrático de bandoneón. En 1933 intervino en Tango, el primer largometraje sonoro argentino, y en 1966 conmueve en Fueye querido, la película de Mauricio Berú. Esto, por mencionar sólo algunas cosas.

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