|
Por Mariana Carbajal La Fuerza Aérea dejó ayer al descubierto el virtual desborde del sistema de vuelos de cabotaje. Interpelados en la Comisión Bicameral de Seguimiento de las Privatizaciones, el subjefe de la fuerza, el titular del Comando de Regiones Aéreas y el director nacional de Aeronavegabilidad admitieron que, por la reducción presupuestaria, no cuentan con suficiente personal especializado para fiscalizar las naves y que el principal control técnico está a cargo de las mismas compañías aéreas, reconocieron que la pista del Aeroparque Jorge Newbery no respeta el ancho recomendado por las normas de seguridad internacionales para aviones de gran porte y destacaron que la flota en uso es un tanto obsoleta. El porcentaje de aviones viejos supera el cincuenta por ciento, señaló a Página/12 el brigadier mayor Juan Baigorria, a cargo de la Dirección Nacional de Aeronavegabilidad (DNA), al finalizar el encuentro, en el que la concesionaria de los aeropuertos confirmó como informó este diario una semana atrás que no podrá concretar la mudanza del Aeroparque Jorge Newbery a Ezeiza antes de los próximos tres años. La reunión, a puertas cerradas, se extendió más de tres horas. En el Salón Frondizi del quinto piso del edificio del anexo del Senado, los ceniceros no dieron abasto. En primer lugar, el subjefe de la Fuerza Aérea, brigadier general Roberto Manuel de Saá, quiso dejar en claro que el Aeroparque es seguro y afirmó que se cumplen las normas mínimas obligatorias de seguridad de la Organización Internacional de Aviación Civil (OACI). Sin embargo, aclaró que no se acatan todas las recomendaciones de la entidad, como por ejemplo, las que se refieren al ancho de la pista, observó ante Página/12 el senador frepasista Pedro Del Piero. El OACI aconseja que debe tener un mínimo de 45 metros para operar aviones MD88 y Boeing 757 y la del Jorge Newbery no supera los 40. Austral y Aerolíneas tienen aviones MD88 para vuelos de cabotaje, mientras que LAPA posee Boeing 757, el mismo modelo del avión presidencial Tango 01. Al ser interrogado por el diputado radical Juan Pablo Baylac, el brigadier mayor Baigorria reconoció que el staff técnico de la DNA es insuficiente. Desde 1993 tenemos la misma cantidad de ingenieros mientras que la flota aérea aumentó más de un 100 por ciento en ese lapso. El control sería infinitamente superior si contáramos con más personal, respondió. Precisó que en total son 82 los técnicos y que por los bajos sueldos no puede retener a los mejor formados. El básico en la DNA es de 1050 pesos y en el sector privado les ofrecen de 3600 a 3800, explicó. Quedó al desnudo que la DNA también está atada con alambre, evaluó Baylac al finalizar la reunión.Baigorria subrayó que el responsable principal del control de los aviones es el representante técnico de cada empresa aérea. La DNA -explicó se limita a auditar los papeles que envían las compañías y chequea que se haya cumplido con las verificaciones que indican los manuales. Sólo se fiscalizan por muestreo algunas naves, pero eso es lo que ocurre internacionalmente. En ningún país del mundo la autoridad controla cada avión, agregó. Baigorria reveló que como resultado de ese tipo de auditorías una docena de aviones Boeing 737-200 de LAPA como el que se estrelló la semana pasada fueron inhabilitados para volar en diciembre porque se detectó que la verificación técnica había sido realizada en talleres clandestinos. Recomendaría que los aviones fueran de última generación y nuevos. Hoy la flota es un tanto vieja, cuestionó el titular de la DNA. Al ser interrogado por este diario, al término de la reunión, Baigorria aseguró que, aunque más de la mitad de las aeronaves son viejas, están bien mantenidas y en condiciones de volar. En la comisión fue menos cuidadoso con sus palabras: Prefiero viajar toda la vida en uno cero kilómetro antes que en uno muy bien mantenido, aseguró, según confiaron varios de los legisladores presentes en la comisión. Además de los representantes de la Fuerza Aérea, fueron interpelados el directivo del consorcio Aeropuertos Argentina 2000 (ver aparte) y el ex ministro Rodolfo Barra, titular del Orsna, el organismo de control de la privatización de los aeropuertos.
DECLARARON LA AZAFATA Y TECNICOS Los cinco tripulantes de LAPA que habían realizado, el martes 31, los viajes previos en el Boeing 737 accidentado en Aeroparque serían llamados a declarar como testigos por el juez federal Gustavo Literas. El propósito de la convocatoria es determinar si tenían conocimiento de que la máquina tuviera algún inconveniente técnico evidenciado durante los que fueron sus últimos vuelos, durante el mismo día de la tragedia. La máquina habría realizado vuelos de ida y vuelta entre el aeropuerto de Buenos Aires y los de Mar del Plata, Resistencia y Córdoba. Además, es posible que también concurra a testimoniar, de manera espontánea, uno de los sobrevivientes del accidente que viajaba en las primeras filas y que podría tener información importante para contribuir al esclarecimiento de las causas de la tragedia. Ayer prestaron declaración en la causa la azafata María Lía Antolín Solache y otros nueve técnicos de LAPA. Antolín no aportó mayores datos de los que ya había proporcionado la otra azafata que sobrevivió, Cristina Iglesias. En cuanto a los técnicos, todos negaron lo afirmado por Fabián Núñez, uno de los pasajeros que sobrevivió al desastre. Según Núñez, antes de subir al avión vio a una persona supuestamente un técnico que tenía medio cuerpo dentro de una de las turbinas. Todos los técnicos de LAPA negaron que se haya realizado alguna reparación antes de la partida y aseguraron que sólo se hicieron tareas de rutina. Hasta el momento han prestado declaración 75 personas, veinte ante el doctor Literas, 40 ante la Prefectura y 15 ante los fiscales Carlos Rívolo y Claudio Navas Rial. Fue importante la declaración que hizo un comodoro que presenció el accidente y que aportó una descripción muy completa sobre cómo sucedieron los hechos. Trascendió que la lectura de las cajas negras es posible, a pesar de los daños sufridos durante el accidente. En principio se pensaba que el contenido de las cajas se conocería recién en dos meses, pero eso se produciría en un plazo menor. Los fiscales aguardan esos datos porque serán importantes para fundamentar su hipótesis de trabajo.
El resto de los vuelos fue normal Con la única excepción de LAPA, que canceló diez vuelos y tuvo demoras en otros, las compañías que operan desde el Aeroparque cumplieron ayer sus servicios con normalidad por primera vez desde el accidente del martes 31 de agosto. El gerente general de LAPA, Ronaldo Boyd, consultado por los reiterados problemas en los vuelos de la empresa, sostuvo que se cumplen todas las normas de seguridad posibles. Adjudicó las cancelaciones a causas organizativas derivadas del cierre que sufrió Aeroparque y dijo que la situación quedará normalizada entre hoy y mañana. Respecto de las posibles causas del accidente, Boyd se negó a comentar las versiones sobre fallas en las partes móviles de las alas e insistió en que la Junta de Accidentes de Aviación y los expertos de Estados Unidos son los que podrán decir fehacientemente qué fue lo que pasó. El gerente de LAPA tampoco admitió las críticas de los familiares de las víctimas, que se quejaron por la mala atención recibida después de la tragedia. Nosotros hemos hecho un enorme esfuerzo, hemos apoyado a las familias y nuestra conciencia está absolutamente tranquila porque los hemos asistido como es humanamente posible, sostuvo Boyd. El directivo estimó que del dictamen de la Junta de Investigaciones sobre las causas del accidente que costó más de 70 vidas, LAPA aprenderá porque ésa será una lección para incorporar a la experiencia aerocomercial para que este tipo de accidente no vuelva a ocurrir. LAPA canceló ayer diez vuelos desde o hacia Bahía Blanca, Montevideo, Mar del Plata y Córdoba dos frecuencias en cada uno de esos destinos, Comodoro Rivadavia y Neuquén. En las últimas horas, otros dos aviones de LAPA tuvieron inconvenientes en pleno vuelo. En uno de los casos, la nave no pudo aterrizar en Neuquén por una falla mecánica en la batería de arranque y tuvo que regresar a Buenos Aires. Otro avión, que había partido de Corrientes, tuvo un aterrizaje de emergencia en Resistencia, Chaco, porque sufrió una rajadura de la lámina externa del parabrisas. El gerente de LAPA comentó que cuando esto sucede el avión debe retornar al aeropuerto del que salió o dirigirse a la alternativa más cercana para proceder a la remoción de ese parabrisas.
|