Por Pedro Lipcovich Ante la excarcelación del
joven que, corriendo una picada en la Avenida Cantilo, atropelló a una madre y su hijita,
el viudo y padre de las víctimas reaccionó enfurecido contra el juez: ¡Si no
tiene pelotas, que se retire del caso!. De todos modos, un especialista señaló a
este diario que la libertad condicional, durante el proceso, no impide que el acusado
vuelva a la cárcel tras la sentencia, como sucedió hace dos semanas en un caso similar,
en Jujuy. Entretanto, una fuente judicial advirtió que en la ciudad de Buenos Aires
no hay efectivos controles policiales sobre las picadas y que si esto no se
modifica, pasada la impresión que suscitó el accidente, estos juegos mortales van a
proseguir. Ayer el juez en lo correccional porteño Luis Schelgel otorgó la
excarcelación, bajo caución de 500.000 pesos, a Sebastián Cabello, de 19 años,
detenido por el homicidio culposo de Celia Edith González Karman, de 39 años, y su
hijita de 3 años. El accidente fue a las 2.30 del 30 de agosto en la avenida Cantilo,
cerca de la cancha de River. Según datos de la causa, Cabello y su acompañante Daniel
Pereira, de 18 años, corrían una picada contra otro auto. Las pericias mostraron que su
auto Honda estaba especialmente preparado, incluso con un sistema de inyección de gas
nitrógeno prohibido, por peligroso, en las competencias deportivas.Sergio Rosales, viudo
y padre de las víctimas, criticó duramente al magistrado en declaraciones radiales:
Si no tiene las pelotas suficientes, que se retire del caso, dijo, y destacó
que esto no es un accidente común y corriente. No creo que él haya tenido
intención de matar, pero tenía el auto preparado. En la entrevista por radio,
Rosales expuso su situación de manera conmovedora: Es bastante duro. Llega la noche
y es un silencio total. La habitación de la nena, con sus juguetes, sus zapatitos... es
bastante duro. Por su parte, el fiscal de la causa, Marcelo Martínez Burgos,
solicitó ayer mismo el cambio de carátula de la causa, que ahora es homicidio
culposo (con pena máxima de 3 años) a homicidio por dolo eventual, con
pena de entre 8 y 25 años y no excarcelable.Al respecto Eduardo Bertotti, director del
Instituto de Seguridad y Educación Vial, consultado por este diario, destacó que
la excarcelación no impide la posibilidad de que, si el acusado es declarado
culpable y sentenciado, vuelva a la cárcel. El beneficio de excarcelación se otorga a
una persona que no registra antecedentes criminales y que, en la evaluación del juez, no
va a fugarse mientras se sustancia el proceso. Bertotti observó también que,
llegado el momento de la sentencia, en el homicidio culposo los jueces están
facultados para pedir el cumplimiento efectivo de la pena: hace dos semanas, la Cámara de
Apelaciones de Jujuy, en un fallo ejemplar, condenó a un conductor, en un caso de
manifiesta negligencia, al máximo de la pena, 3 años, y le impuso el cumplimiento
efectivo. Para el especialista, si bien las picadas son manifestaciones
extremas de una enfermedad de nuestra sociedad, la falta de cultura vial y de respeto al
peatón, en estos casos extremos no se trata de educar sino de controlar. No todo el mundo
corre picadas, sino un grupo reducido respecto del cual está fallando el control
policial. Una fuente judicial dijo a este diario que tenemos graves dudas
sobre la eficacia de los controles policiales en la zona de la ciudad donde habitualmente
se hacen las picadas. Parece que los controles no son reales sino sólo para la
estadística. Además, en el mejor de los casos, son controles pasivos: un control
activo exige hacer un poco de inteligencia en los lugares de reunión de quienes corren
picadas, las cuales son en sí mismas una contravención penada con 30 días de arresto. Y
la investigación no sería difícil: es notorio que se reúnen, o se reunían hasta este
accidente, en la estación de servicio de Figueroa Alcorta y Echeverría. Es probable que
durante unos días, todavía, las picadas no continúen, por laimpresión que causó el
accidente. Pero, si no se adoptan sistemas de control eficaces, van a volver.
LIBERAN A LA MADRE DE UNA ABOGADA DE INTERIOR
Un secuestro con final feliz
La madre
de una abogada que trabaja junto al ministro Carlos Corach, en el Ministerio del Interior,
fue liberada ayer de sus secuestradores. Blanca Nieves Sorrullo había sido secuestrada el
lunes a las 9 de la noche, mientras caminaba por el centro de la ciudad. Sus captores
pidieron 500 mil dólares de rescate por la mujer, a la que mantuvieron encerrada en una
casa de la ciudad de San Fernando. En el operativo policial fueron detenidas nueve
personas, entre los que se encuentra la entregadora de la mujer, quien era conocida de su
hija. Blanca Nieves Sorrullo, de 69 años, paseaba su perro por la calle Moreno, cuando al
llegar a Tacuarí, en el barrio de Monserrat, se encontró con la parapsicóloga de su
hija. Esta la entretuvo con una conversación hasta que llegaron tres hombres en un auto y
la obligaron a subir en él. Inmediatamente, la mujer fue trasladada a una vivienda
ubicada en San Fernando. Allí la alojaron en uno de los cuartos, mientras los captores
comenzaban las comunicaciones para el pedido de rescate. Mejor que me des la plata,
o meto a tu mamá en una bolsa y la tiro en el río Luján, que lo tengo cerquita,
amenazaron a pocas horas del secuestro. Lo que pedían los captores en forma periódica a
partir de ese llamado era la entrega de medio millón de dólares a cambio de la libertad.
La familia decidió dar intervención a la policía. Y el burdo mensaje inicial dio la
primera pista sobre la ubicación geográfica del lugar del secuestro.Finalmente, la
División de Defraudaciones y Estafas, a cargo de la investigación, logró ayer a la
tarde ubicar el sitio en donde los secuestradores mantenían a la mujer en cautiverio.
Efectivos policiales rodearon la casa, ubicada en Santa María de Oro 3140, y lograron
rescatarla ilesa. En el lugar fueron detenidas nueve personas, tres mujeres y seis
hombres, entre las que se encontraba la parapsicóloga, quien es conocida de la familia:
se trata de la presunta entregadora.Minutos después de ser liberada, Blanca Sorrullo
contó: Nunca pensé que iban a poder rescatarme y entre sollozos contó que
tuve siempre los ojos vendados y los pies atados. Mientras intentaba recuperar
el ánimo, agregó que en una oportunidad le permitieron hablar con su hija, para que le
dijera que hicieran todo lo que ellos decían.Por su parte, los detenidos fueron
trasladados al Departamento Central de Policía, a la espera de ser indagados por la jueza
federal María Servini de Cubría, a cargo de la causa, caratulada como secuestro
extorsivo. La magistrada estuvo presente en la casa de San Fernando, durante todo el
tiempo que duró el operativo policial.El rescate fue llevado a cabo por personal de la
Brigada Antisecuestros de la Policía Federal, encabezado por el subcomisario Juan José
Schetino.
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