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Comienza lo más difícil, la paz

Después de la aprobación del gobierno y Parlamento israelíes de Wye II, vienen tres meses delicados y las diferencias más graves.

Barak, duro y negociador.Enfatizó el término “seguridad”.

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El País de Madrid
Por Ferrán SalesDesde Jerusalén

t.gif (862 bytes) El gobierno israelí aprobó ayer por 17 votos a favor, uno en contra y una abstención, reanudar el traspaso de territorios ocupados de Cisjordania a los palestinos para que entre en vigor la autonomía en parte de sus zonas rurales. Se trata de un 7 por ciento de Cisjordania –unos 350 kilómetros cuadrados–, en los que desde mañana el líder palestino Yasser Arafat podrá ejercer el poder civil, aunque la seguridad quedará en manos de Israel. Esa retirada israelí de Cisjordania está prevista en el acuerdo de Sharm el Sheij (Egipto), que firmaron el pasado sábado el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Yasser Arafat, y el primer ministro israelí, el laborista Ehud Barak. La segunda fase de la retirada israelí de Cisjordania está prevista para el próximo mes de octubre y la tercera para principios del año 2000. También en cumplimiento del acuerdo de Sharm el Sheij, hoy recuperarán su libertad los primeros 200 prisioneros palestinos de los más de 2000 detenidos en cárceles israelíes. Ese acuerdo prevé la liberación de un total de 350. “Nos desprendemos de territorios queridos para todos, pero el nuestro es un gobierno responsable y tenemos que avanzar hacia un tratado definitivo de paz a fin de garantizar la seguridad y el futuro de Israel”, dijo Barak. Tanto para Barak –un general retirado– como para la enorme mayoría de los israelíes, el término “seguridad” (“bitajón”, en hebreo) es una palabra casi mágica y una especie de “mantra” que lo justifica todo, desde la paz hasta la guerra. El único ministro que votó en contra fue Yitzkak Levy (Vivienda), líder del ultraderechista Partido Nacional Religioso (PNR) y adalid de los asentamientos judíos, la mayoría de los cuales se encuentran en Cisjordania y que tanto los palestinos como la mayor parte de la comunidad internacional consideran un obstáculo para la paz. Quien se abstuvo fue Natán Sharanski (Interior), líder del conservador partido de los inmigrantes rusos Israel Be’aliá. Los cuatro ministros del partido ultrarreligioso sefaradí Shas no participaron en la votación debido a divergencias con Barak respecto de los Presupuestos Generales del Estado, que el Gobierno aprobó en la noche del martes y que próximamente debatirá el Parlamento israelí (Knéset). Poco después de que el gobierno israelí aprobara la aplicación de la primera fase del Acuerdo de Sharm el-Sheij, éste se debatió en el Parlamento, que lo refrendó en forma protocolaria por amplia mayoría y donde Barak mencionó sus “logros en materia de seguridad”, y afirmó que los palestinos se comprometieron a cumplir sus obligaciones, en particular en ese terreno. Barak también se refirió a los logros de “insuflar nueva vida al proceso de paz, devolver la confianza mutua con los palestinos, recuperar la esperanza, mejorar el ‘status’ de Israel en la zona y en el mundo, y reanudar el diálogo íntimo con Estados Unidos, como el que existía en la época de Yitzhak Rabin”, el primer ministro laborista israelí asesinado el 4 de noviembre de 1995 por un ultraderechista judío opuesto a su política de paz.

 

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