Por Martín Granovsky Carlos Menem quiere que le den
explicaciones. Paraguay no quiere dárselas. O no puede dárselas. Esos son los tres
elementos que pintan la peor crisis entre la Argentina y Paraguay en los últimos años.
Los tres se conjugaron ayer para que fuera levantada la cumbre de Misiones entre Menem y
su colega Luis González Macchi, que en teoría iba a desmalezar las oviedizadas
relaciones entre los dos países.
El conflicto es tan profundo que cada gobierno se jacta de haber anulado la reunión,
cuando lo habitual es lo contrario: cargar la belicosidad en el otro.
El gobierno argentino lo dijo en público, y nada menos que a través de Menem. Ayer por
la mañana el Presidente condicionó cualquier reunión a que Paraguay diera
explicaciones sobre presuntos ataques a su investidura. El senador Luis Mauro,
presidente de la comisión que investiga los crímenes de Lino Oviedo, había dicho que el
general asilado aquí estaba preparando un golpe de Estado, y que Menem lo
sabía. También afirmó que Menem y Oviedo tienen una sociedad a través de
testaferros. Sin embargo, Menem aclaró que no estaba pidiendo explicaciones a
legisladores sino a funcionarios del Ejecutivo paraguayo.
El más duro contra Menem fue Nelson Argaña, el ministro de Defensa. Nelson es hijo de
Luis María Argaña, el vicepresidente asesinado a fines de marzo en un magnicidio en el
que Oviedo aparece como el principal sospechoso de la Justicia de Paraguay. En un acto del
Movimiento de Reconciliación Colorada, Nelson Argaña calificó a Menem de
sinvergüenza porque rechazó pasar a la Justicia el pedido de extradición.
Otro Argaña, Jesús, es secretario privado de González Macchi. Como Jesús formaría
parte de la comitiva oficial para la reunión con Menem, la primera impresión que
recogió Página/12 de diplomáticos consultados ayer fue que Menem confundió un Argaña
con otro y se irritó pensando que debería encontrarse cara a cara con Nelson.
Un funcionario de la presidencia de Paraguay, que pidió reserva de su nombre, dijo en
cambio que fue González Macchi quien decidió suspender la reunión con Menem.
La crisis escaló tanto que abrazar a Menem significa hoy, en Paraguay, abrazar a
Oviedo explicó a este diario. Ningún dirigente paraguayo de importancia
puede soportar el enorme costo interno de quedar como negociando debajo de la mesa con la
Argentina.
Y añadió:
Muchos en mi gobierno creen que Menem apuesta a la ruptura de la coalición de
gobierno entre colorados no oviedistas, liberales auténticos y encuentristas. Si el
gobierno se fisura, el que quede con los colorados será acusado de stronista (partidario
del ex dictador Alfredo Stroessner) y el que apoye a los otros será atacado como narco y
oviedista. Y va a ser difícil impedir el quiebre total de la coalición.
Menem es un viejo amigo de Oviedo. Ambos usaban de puente a Andrés Antonietti, el
silencioso embajador en Uruguay que desayunó con Oviedo mientras mataban a Argaña. Pero
un alto diplomático argentino negó que Menem quiera la fractura del régimen de
Asunción.
Más allá del presidente argentino, un dato es seguro: el clan Argaña tiene un peso cada
vez mayor en el gobierno de Paraguay. Influye la viuda del vicepresidente asesinado e
influyen también Nelson y Jesús. Ellos acusaban a Miguel Abdón Saguier, el primer
canciller de Luis González Macchi, de una supuesta posición blanda frente a la Argentina
luego del rechazo de la extradición. El mismo Saguier se preguntó ayer si los ataques
personales a Menem no formarán parte de una operación de largo alcance. Dirigente del
sector antioviedista del Partido Liberal Radical Auténtico, antiguo exiliado en la
Argentina, Saguier había acordado con Guido Di Tella que Oviedo sería confinado al sur
del país, más lejos de Buenos Aires. Pero fue desplazado de la Cancillería tras el
fracaso delpedido de extradición y reemplazado por José Félix Estigarribia. La paradoja
es que el nuevo canciller pertenece al sector de Domingo Laino, la franja del PLRA que fue
proclive a acordar con Oviedo y perdió la hegemonía interna frente a Saguier. Al mismo
tiempo, dirigentes de derechos humanos ubican a Estigarribia como un político correcto.
Este panorama intrincado arrojó la relación entre la Argentina y Paraguay en un pantano
que, según Buenos Aires, se hizo infranqueable después de la medianoche del miércoles.
La versión oficial recogida por Página/12 indica que Paraguay emitiría un comunicado
reconociendo el papel de la Argentina en su democracia, agradeciendo el gesto de
relocalizar a Oviedo y condenando los ataques de funcionarios a la investidura de Menem.
Todo estaba acordado, pero Di Tella recibió un texto que no lo convenció fue
la explicación. Ayer a la mañana después de la reunión de gabinete se lo
informó a Menem y el Presidente resolvió que no habría reunión.
Que no la habría, y además que Paraguay debía dar explicaciones. El Gobierno habló de
explicación, y no de disculpa o retractación, porque éstas últimas tienen un
componente de humildad personal poco frecuente en las relaciones entre Estados. La
explicación puede ser genérica.
En la tarde de ayer, la pelea quedó suspendida. El horizonte de transacción posible
pero en absoluto inevitable es el 21 de setiembre, cuando Menem y González
Macchi se encuentren en la Asamblea General de Naciones Unidas. Si antes la segunda línea
de negociadores quiso y pudo pavimentar el camino, los presidentes se darán el abrazo que
escatimaron en Misiones. Si no, será otro tema para Eduardo Duhalde o Fernando de la
Rúa.
VA A PERMANECER AQUI, DIJO MENEM
La Pampa sin el general
Por Adrián H. Mouján
Lino
César Oviedo podrá seguir viviendo en la quinta que ocupa en Moreno, en la provincia de
Buenos Aires. Hasta que no arreglemos esta situación, el señor Oviedo va a
permanecer aquí donde está actualmente, dijo ayer el Presidente Carlos Menem.
Tal como informó ayer en exclusiva Página/12, aunque Paraguay y la Argentina dirían
genéricamente que Oviedo debía mudarse al sur de Buenos Aires, habían acordado que el
destino sería La Pampa. Pero el arreglo estaba condicionado a que Paraguay criticara
oficialmente en un comunicado los ataques a Menem por parte de
funcionarios. Podían no estar los nombres de las autoridades paraguayas, pero
la palabra funcionarios debía figurar, según explicaron a este diario
miembros del gobierno argentino que participaron en las negociaciones previas con el
canciller, José Félix Estigarribia, y el ministro del Interior, Walter Bower.
Menem vino leyendo desde Olivos hasta Aeroparque los diarios y no le gustó para
nada lo que dijo el senador (Luis) Mauro. Pero además le informaron que González Macchi
no iba a pedir disculpas, confió un allegado al Presidente al aportar una de las
explicaciones oficiales sobre la suspensión de la cumbre en Posadas.
Mauro, dirigente del Encuentro Nacional, de centroizquierda, la tercera fuerza de la
coalición gobernante, había criticado duramente a Menem. Oviedo está organizando
un golpe y Menem lo sabe, dijo en una entrevista con Página/12. Creemos que
al menos Menem y Oviedo son socios en dos empresas proveedoras de Yacyretá,
afirmó. El ministro Carlos Corach y el secretario de Seguridad, Miguel Angel Toma,
dijeron que Mauro es un irresponsable.
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