Por Nora Veiras Manuel Ollé tiene 33 años.
Es abogado penalista, docente en la Universidad Antonio de Nebrija de Madrid. A principios
de 1997, recibió una visita inesperada: una delegación de la Asociación Madres de Plaza
de Mayo. Las escuchó entre sorprendido e incrédulo. Le pidieron que las representara en
el Juicio por Genocidio y Terrorismo de Estado en la Argentina y Chile que instruye el
juez Baltasar Garzón. Lo persuadieron la convicción y la lucha de esas mujeres lideradas
por Hebe de Bonafini. Dos años más tarde, sólo espera que avance el proceso una vez que
se encamine el Caso Pinochet.
¿Cómo se definirá la situación del ex dictador Augusto Pinochet?
La cuestión de Pinochet se va a decidir en el ámbito en el que está. El 27 de
setiembre empieza el juicio de extradición en el Reino Unido, sus defensores están
buscando otras alternativas extrajudiciales con el fin de garantizar la impunidad.
¿Es posible un arbitraje internacional?
Bajo mi criterio es absolutamente imposible. Una vez que se inicia el procedimiento,
no hay arbitraje internacional que valga, sería también una invasión por parte del
Poder Ejecutivo, del poder político, respecto del Poder Judicial. Ahora dicen que Chile
ha retirado la reserva al artículo 30 del Tratado contra la Tortura con el fin de lograr
ese arbitraje.
¿Cuál es el artículo 30?
El que dice que las partes pueden someterse, antes de iniciar cualquier
procedimiento, a un arbitraje previo, inclusive, de la Corte Internacional de La Haya. Han
apelado a esa figura cuando se dieron cuenta de que las leyes o decretos despenalizadores
no han prosperado. Han dicho: hay que inventar una nueva arma para mantener en la
impunidad a genocidas y asesinos. Una segunda cuestión es la de las razones
humanitarias. Me sorprende que digan que España es un Estado que no garantiza los
derechos de libertad provisional o definitiva. En España, hay muchas personas de la edad
de Pinochet, incluso enfermas, que están a disposición de la Justicia y se les da
alojamiento en hospitales penitenciarios o prisiones atenuadas.
Más allá de la manifiesta molestia del gobierno y de la fiscalía españoles
durante todo el proceso, en el caso de Pinochet ¿han hecho algún tipo de movimiento
político para acompañar el deseo del gobierno de Chile? El Ministerio de Asuntos
Exteriores español sustrajo documentación del procedimiento, sin permiso del juez y sin
haber sido parte, y la envió a Chile. Hay informes también en los cuales el Ministerio
de Asuntos Exteriores se pronuncia sobre la viabilidad o no del posible arbitraje y,
efectivamente, yo no sé cómo funciona a nivel diplomático, pero siempre ellos han ido
buscando alguna solución que no sea jurídica y por supuesto favorable a Pinochet.
A partir de la detención de Pinochet, el caso argentino que dio origen al juicio
quedó postergado. ¿Cree que se reactivará la investigación?
Creo que independientemente de lo que representa Pinochet, es uno más de la causa
y, por supuesto, el tema por los desaparecidos en Argentina goza de excelente salud. Tengo
el convencimiento de que próximamente el juez Garzón va a tomar resoluciones muy
importantes en el tema de Argentina.
Cuando empezó a actuar en la causa, ¿qué preveía cómo posible y qué lo
sorprendió a lo largo del proceso?
Me sorprendió todo. Creo que he tenido muchísima suerte cuando las Madres
decidieron que las defendiera. La verdad es que cuando se presentaron en mi despacho mi
conocimiento era muy banal. En los dos años que llevo, junto con los demás compañeros,
los logros obtenidos no habrían sido posibles si no hubiera sido por los más de
veintidós años que llevan luchando las Madres. Ellas me enseñaron a luchar, a pelear.
Creo que ha sido un hito histórico: por lo que sucedió en Argentina se ha dado
unalección al mundo entero de lo que es la dignidad y lo que debe ser la justicia por la
lucha por los derechos humanos. Se ha acabado la impunidad, se han acabado los genocidas,
saben que allí donde estén se les va a perseguir y la Justicia va a actuar. Se ha
revitalizado también el principio de justicia universal. Creo que por primera vez en la
historia del derecho los tratados internacionales han dejado de ser papel mojado.
La participación en la causa implica también un cambio de actitud de la
Asociación Madres de Plaza de Mayo hacia la Justicia...
Las Madres, en principio, no se quisieron apersonar porque la causa nació por los
desaparecidos de origen español, cuando se amplió a la colectividad de todos los
desaparecidos, las Madres decidieron participar. A mí me sorprende porque a Hebe de
Bonafini yo siempre la había oído hablar de injusticia porque era lo único que habían
recibido: patadas, vejaciones, torturas físicas, psicológicas; me sorprende gratamente y
emociona escucharla hablar de Justicia aunque sea en pequeñas dosis. Ellas no luchan por
un desaparecido sino que colectivizan la maternidad, la socializan.
Desde el gobierno argentino se cuestionó al proceso de Garzón y se promulgó un
decreto negando su jurisdicción.
Jurídicamente está claro, tanto Argentina como España firmaron la Convención
para la Prevención y Sanción del Genocidio de 1948. En Argentina nunca jamás fueron
juzgados por genocidio. Las leyes de Punto Final y Obediencia Debida son leyes
despenalizadoras que en ningún caso pueden pasar por encima de principios de justicia
universal. Esos principios son las obligaciones que la comunidad internacional asume y
como tales tienen que ser cumplidos.
La actitud de Estados Unidos de abrir los archivos y ratificar su injerencia en el
golpe, ¿qué implicancias puede tener?
Por un lado es positivo pero por otro es negativo. Si verdaderamente quieren ayudar
a esclarecer la verdad pues que lo desclasifiquen todo, que no desclasifiquen lo que más
o menos se conocía. Un ex secretario de Estado dijo hoy no haríamos lo que hicimos
antes, es decir que es un papel tan ambiguo que ahí está.
¿Cree que Henry Kissinger tendría que ser citado?
Es difícil el tema de Kissinger. Sería importantísimo que contara lo que sabe.
¿Cómo evalúa el rol del juez Garzón?
Yo hablo del titular del Juzgado Número 5, no me gusta monopolizar en Garzón, pero
lo que indudablemente ha demostrado es que ha sido honrado y valiente, en cada momento ha
actuado con una ecuanimidad tremenda.
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